Nirvana. La última pesadilla. Osho

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Nirvana. La última pesadilla - Osho страница 7

Автор:
Серия:
Издательство:
Nirvana. La última pesadilla - Osho Sabiduría Perenne

Скачать книгу

El futuro no es más que la extensión de la esperanza. El futuro es un proyecto de esperanza.

      Jitoku fue al encuentro del maestro lleno de esperanzas, pero en cuanto entró en la habitación recibió un estacazo.

      El maestro hizo bien. Ni siquiera pudo pronunciar una sola palabra, todavía no había preguntado nada, y ya le habían atizado bien. Cuando llegas con esperanzas, ésa es la única manera de traerte al momento. Si te zurro fuerte en la cabeza, al menos durante un momentito, estarás aquí. De otro modo estás en el futuro. Los maestros zen has estado zurrando a sus discípulos por pura compasión.

      Una vez que empieces a entenderme, te zurraré. Ahora mismo sé que no entiendes; simplemente escapas, así que tengo que persuadirte de que te acerques. Una vez que estés listo… Un buen golpe en la cabeza no es más que un tremendo regalo: hay que recibirlo con gratitud. Te pone los pies en la tierra, te trae al aquí y ahora. Te has alejado tanto que sólo un estacazo en la cabeza puede traerte aquí.

      […] pero en cuanto entró en la habitación recibió un estacazo. Se sintió perplejo y mortificado: nunca nadie se había atrevido a golpearle hasta el momento, pero como una estricta norma del zen dice que nunca hay que decir o hacer nada a menos que lo diga el maestro, se retiró en silencio.

      Se equivocó. Siguió la norma, pero no supo responder a la situación. Cuando sigues una regla, no te enteras de la situación. Él conocía la norma de que si el maestro no dice nada no se espera de ti que digas ni palabra… Y él no dijo nada. Tuvo que retirarse, pero en su interior se sintió herido.

      El maestro le dio en la cabeza para traerle al presente, pero él se sintió herido, su ego se sintió herido. No entendió nada. Debe haber estado realmente muy obsesionado con el futuro. Y una persona obsesionada con el futuro casi siempre está también obsesionada con el pasado. Así es como se mueve el péndulo de la mente: del pasado al futuro, del futuro al pasado. Nunca se queda en el medio, que es donde realmente existe el tiempo.

      Inmediatamente se dijo: «Nunca nadie se había atrevido a golpearme hasta el momento». Se lo dijo por dentro… Se fue al pasado: «Nunca nadie se había atrevido a golpearme hasta el momento». El maestro le zurró para traerle aquí ahora, pero él se fue al pasado. Saltó del futuro al pasado. Se perdió el punto intermedio… Siguió la norma…

      Las normas no sirven con un maestro. Has de responder sin tener en cuenta las normas. Has de observar la situación. No la interpretas según tu mente. Has de observar sin la mente para percibir el hecho, lo que el maestro ha hecho. El maestro ha realizado un gran acto de compasión, pero no se ha enterado. El ego ha hecho de barrera.

      Fue a ver enseguida a Dokuon, que iba a suceder a Ekkei como abad y le contó que planeaba retar a Ekkei a un duelo. «¿Es que no te das cuenta de lo amable que está siendo el maestro contigo? –le dijo Dokuon–. Esfuérzate en zazen y verás por ti mismo lo que significa ese tratamiento.»

      Un gran acto de compasión. Un maestro está más allá de la cólera, más allá del ego, más allá de herir a nadie, pero por compasión incluso puede llegar a zurrar. La zurra es quirúrgica. El bisturí no se emplea contra ti. El bisturí no va en contra de ti. El bisturí no está en manos del enemigo. Está en las manos de un médico, de un cirujano. Te va a hacer un buen tajo. Ha de extirpar el desarrollo, la metástasis cancerosa del ego de tu interior. Es la operación quirúrgica más importante de todas. Y ha de ser duro, porque te ama.

      Dijo Dokuon: «No te desconciertes, no te dejes confundir por eso, y no tomes ninguna decisión por el momento. Siéntate unos días en zazen».

      Zazen significa permanecer sentado. Zazen es una hermosa meditación. Uno simplemente se sienta mirando la pared, sin hacer nada. Uno sigue sentado…, sentado…, sentado. Si sólo te sientas, sin hacer nada, poco a poco la mente se sosiega, porque no hay nada que hacer… La mente no es necesaria. Al principio se rebela, al principio piensa más: los pensamientos giran en un remolino interior enloquecido. Pero si sigues sentado y sentado, no tienen nada que hacer. Poco a poco se asienta el polvo: los pensamientos desaparecen, aparecen rendijas. En esas rendijas es posible comprender. Cuando no hay pensamientos, es posible pensar. Cuando no hay pensamiento en la mente, se libera toda la energía invertida en pensar, en pensamientos; se convierte en tu consciencia.

      «Esfuérzate en zazen y verás por ti mismo lo que significa ese tratamiento.» Jitoku pasó tres días y tres noches abismado en una desesperada contemplación, y, de repente, experimentó un extático despertar. Ekkei aprobó este satori.

      ¿Qué sucede cuando permaneces simplemente sentado? Toda la energía que se ha estado moviendo en el cuerpo, fuera del cuerpo, en acciones, deja de moverse. Te conviertes en un estanque de energía. La energía se va juntando; te conviertes en un depósito. En zazen ni siquiera puedes oscilar ni mover el cuerpo, ni siquiera un movimiento de nada, de manera que no se invierta nada de energía en una acción. Toda la energía está disponible. Va cayendo dentro. Te llena, empieza a rebosar. Cuando llega el momento en que rebosa, entonces es satori. Satori es un momento de energía rebosante.

      El pensamiento va deteniéndose… Requiere tiempo… Tres días podría decirse que es el tiempo necesario. Si te esfuerzas día y noche, continuamente, de alguna manera en tres días llega el momento en que hay tanta energía que explota. Todo se calma… Un súbito relámpago interior. Todo está claro… Se alcanza claridad perceptiva. Eso es lo que en Japón llaman satori.

      Satori es un vislumbre de samadhi… El primer vislumbre. Claro está, en el primer vislumbre no puedes reconocer qué es. Es tan desconocido; nunca lo has conocido antes, nunca te lo has encontrado. Ha de ser aprobado por el maestro. La próxima vez que aparezca podrás reconocerlo, pero en la primera ocasión no sabes qué es, cómo comprenderlo, cómo interpretarlo.

      Es tan vasto, que todas tus experiencias son irrelevantes. Todo tu pasado resulta irrelevante frente a ello. Todas tus esperanzas de futuro son irrelevantes frente a ello. Es algo que nunca esperaste. Es algo que ni siquiera pudiste imaginar. Es algo con lo que ni siquiera soñaste. ¿Cómo podrías reconocerlo? Por eso el primer satori debe ser aprobado por el maestro. Hasta el primer satori hay que permanecer con el maestro. Luego uno puede seguir por sí mismo, pero antes no.

      Ekkei aprobó este satori.

      Jitoku fue a ver a Dokuon y le agradeció el consejo, diciendo: «De no haber sido por vuestra sabiduría nunca hubiera tenido esa experiencia transformadora. Y en cuanto al maestro, su golpe no fue lo suficientemente fuerte».

      Ahora comprende. Si el golpe hubiera sido un poco más fuerte… En ese momento se sintió ofendido. Ahora dice: «Su golpe no fue lo suficientemente fuerte». Ahora comprende la compasión.

      Ahora tú estás en el mismo viaje. Estás aquí, conmigo, para saber qué es la vida; para aprender cómo conocer eso que siempre está disponible; para aprender a observar lo que está delante de ti, ahí mismo; para aprender a sentir lo que ya te rodea por todas partes. Te he zurrado muchas veces. Puede que no te haya dado un golpe físicamente en la cabeza, porque tolerar eso no es muy difícil…

      La otra noche vino a verme un sannyasin y me dijo: «La última vez que vine, ¡usted me llamó cobarde!». Estaba muy ofendido. Como le había llamado cobarde, se ofendió mucho. Perdió una oportunidad. El ego empezó a pensar, el ego se interpuso. Fue un golpe a la cabeza. Pero lo pasó por alto. Ahora tendré que aprovechar otra oportunidad.

      Y hay ciertos momentos… Sólo entonces puedo atizarte. Aunque ni siquiera entonces puedo estar seguro de que lo aproveches. Sólo se te puede atizar en unos pocos y raros momentos, y no obstante puedes desaprovecharlos.

Скачать книгу