¿Cómo correr?. Nicholas Romanov
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La enorme fuerza de la gravedad queda ampliamente demostrada por los fenómenos de la naturaleza, o en los esfuerzos del hombre por vencerla. En la naturaleza, un simple paso en falso puede desencadenar un alud y provocar que una enorme masa de nieve se deslice montaña abajo a 130 km por hora o más. Todos hemos visto la fuerza tremenda que desarrollan los cohetes en la plataforma de lanzamiento para escapar a la atracción gravitatoria de la Tierra. Imagina cómo afectaría tu forma de correr si fueras capaz de transferir la tremenda fuerza de la gravedad a la inercia de tu cuerpo moviéndose hacia delante.Para alcanzar una técnica óptima en la carrera, la clave radica en aprovechar al máximo la fuerza de la gravedad de la Tierra. Al igual que un balandrista aprovecha la energía del viento, todo corredor experto debería saber colaborar con la fuerza de la gravedad. Todo buen marinero aprovecha los vientos de cola para hacer avanzar la embarcación; todo buen corredor aprovecha la fuerza de la gravedad para ganar velocidad con impactos mínimos contra el suelo y el menor gasto de energía posible.
Durante más de 25 años estudiando, enseñando y entrenando, me he dedicado a aprovechar la energía ilimitada de la gravedad de la Tierra para diseñar una técnica en la carrera que canalice la energía de la gravedad con bajo impacto, libre de lesiones y, lo más importante, a un ritmo rápido. He llamado a esta técnica y al medio para enseñarla método de la postura en carrera (también llamado método «pose»). Tanto si eres un corredor principiante que espera comenzar con buen pie como si eres un veterano que lleva 30 años corriendo por carreteras y caminos, este libro está pensado para ayudarte a correr más rápido y con más eficacia reduciendo al mínimo las lesiones y su impacto global sobre el cuerpo.
Pero todavía hay más, quiero que te conviertas en un corredor completo, que trabajes en armonía con la naturaleza para deslizarte con suavidad y rapidez por el suelo, para que ames todas y cada una de las zancadas al igual que hicieron nuestros amigos griegos hace tantos siglos. Cuando llegues a ese punto, correr se habrá convertido en algo más que un deporte y formará parte integral de tu vida. Tal vez no disfrutes al instante del ideal griego de gozar de buena salud, ser atractivo y listo, pero estarás en el buen camino.
1. Benyo, R. 1983. The Masters of the Marathon. Nueva York, Atheneum.
2. Clayton, D. 1980. Running to the Top. Anderson World, Mountain View, California, pág. 62.
3. Lydiard, A., G. Gilmor. 1962. Run to the Top. Wellington, A. N. y A. Reed.
4. Nitro, A. Verano de 1987. “What is Correct Technique?” Track Technique, Vol. 100, págs. 3.195-3.025.
Capítulo 3
Nunca es demasiado tarde para aprender.
Proverbio
EL MEJOR MOMENTO PARA APRENDER EL MÉTODO DE LA POSTURA
Sin importar su experiencia ni su capacidad, para la mayoría de los corredores adoptar el método de la postura en carrera representa un cambio enorme en su estilo de correr. Y como los corredores tienden a centrarse en el kilometraje semanal y en sus mejores marcas (marcas personales), resulta muy tentador olvidarse de la técnica para «rodar largo y tendido» o «correr rápido una carrera de 5 km». Es por esto que el cambio al método de la postura debe programarse durante un período en que tus expectativas de rendimiento sean mínimas; es decir, fuera de temporada.
Al igual que la natación y el ciclismo, los movimientos más sencillos que conforman tu estilo al correr llevan reforzándose literalmente a través de millones de repeticiones. También se aplica a correr el viejo dicho de «uno nunca olvida cómo se monta en bicicleta». Una vez que has desarrollado un estilo personal, por lo general sin mediación ni instrucción alguna, el proceso de repetición llamado «sobreaprendizaje» consolida ese estilo como parte de ti mismo, como algo del todo diferenciador, al igual que tu firma.
Durante tus esfuerzos por cambiar ese estilo, descubrirás que todo intento por correr fuerte o lejos causará que de manera subconsciente vuelvas a lo que te resulta más normal. Ese efecto se agudiza a medida que aumenta el cansancio. Cuanto más lejos vayas, más tenderás a correr como solías, lo cual comprometerá tus esfuerzos por convertir el método de la postura en tu nuevo estilo.
Para la mayoría de los corredores esto es algo muy difícil de aceptar, porque sienten que si no alcanzan los 64 kilómetros semanales están perdiendo su forma física. Si ese es tu caso, encuentra otra actividad, como ciclismo o natación para mantener tu condición física mientras concentras tu actividad atlética en los ejercicios que convertirán el método de la postura en tu nueva firma atlética.
Iniciar la transición al método de la postura cuando tus expectativas deportivas son mínimas te permitirá adaptarte al nuevo estilo con un grado mínimo de ansiedad y estar listo para «volar» cuando llegue la hora de aumentar el kilometraje. Y, como efecto secundario, el ejercicio sustitutorio habrá fortalecido todo el cuerpo y refrescado tu mente ante el duro trabajo de correr con intensidad.
Capítulo 4
Los corredores se deslizan con fluidez, con una zancada bien afinada, como el rotor de un motor Wankel. No se derrocha energía, no marchan con fatiga ni botan como los que hacen jogging. Estas personas se deslizan y lo hacen con gran rapidez.
Hunter S. Thompson
ANTES DE EMPEZAR: UN SENCILLO EXPERIMENTO
Tanto si eres un corredor experto que busca mejorar su rendimiento como un neófito completo que acaba de iniciarse en este deporte maravilloso, existe una sencilla prueba antes de comenzar con el método de la postura en carrera. Es una prueba voluntaria y no cuesta nada, excepto tal vez un par de horas de sueño una mañana del fin de semana.
Elige una carrera en tu zona, bastará que sea de 5 o 10 kilómetros, y acude como espectador. Para esta prueba no necesitarás un cronómetro ni una lista de los competidores; todo cuanto necesitas son tus ojos y oídos. Lo que vas a poner a prueba es la ampliamente aceptada teoría de que no existe una forma correcta de correr.
Esa teoría mantiene que la técnica para correr es personal y exclusiva de cada corredor. De hecho, según algunas variantes de esta teoría, incluso se considera peligroso tratar de modificar una zancada «natural» y que hacerlo siempre produce lesiones o un deterioro del rendimiento.
Al comienzo de la carrera, sitúate a 800 metros de la salida, en un punto donde los aficionados que gustan de exhibirse hayan quedado atrás y los corredores «de verdad» vayan en cabeza. A medida que se aproximen, obsérvalos como grupo. Fíjate en la economía de los movimientos, en la expresión serena de sus rostros, en la concentración casi propia de practicantes de Zen.
A medida que el grupo en cabeza llegue hasta tu posición, céntrate en lo que ves y lo que oyes. El golpeo sincrónico de los pies de los corredores es suave, tan suave que el ruido de su respiración quizá sea más audible que el de sus pies tocando el suelo.
Figura 4.1. «Apisonando el suelo».
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