La organización familiar en la vejez. Ángela María Jaramillo DeMendoza

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La organización familiar en la vejez - Ángela María Jaramillo DeMendoza

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la tabla 2, en los países seleccionados y para ambos periodos, la mayoría de las personas mayores están casadas. En particular, los hombres con casi el doble de proporción que las mujeres. Las principales diferencias se observan entre hombres y mujeres, ya que en ambos periodos más del 70 % de los hombres mayores de 60 años declaró estar casados; mientras que las mujeres para el primer periodo no llegaban a la mitad (43,1 %), y en el segundo aumentaron a la mitad (50,3 %). Esta diferencia se explica en parte por la mayor sobrevivencia de las mujeres y que se casan con hombres de más edad. Ello se refleja en su participación en la viudez, la cual es muy superior que la de los hombres, y con la edad se va incrementando. En el primer periodo, el porcentaje de hombres viudos entre 60 y 64 años era del 6,7 % y del 18,7 % luego de los 65 años, para las mujeres eran el 29,3 % y el 53,8 %, respectivamente. El segundo periodo muestra disminuciones que pueden estar relacionadas con la mejora de las condiciones de salud y la mayor sobrevivencia o el aumento de las personas separadas. Así, para los hombres bajó al 5,3 % y al 13,4 % y para las mujeres bajó al 18,1 % y al 47,1 %.

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      Fuente: United Nations (2013).

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      Fuente: United Nations (2013).

      El estado civil que observó un mayor crecimiento fue el divorciado/separado, que pasó en los hombres de 60 a 64 años, del 2,8 % al 7,2 %, y en las mujeres de esta misma edad del 4,6 % al 9,1 %; mientras que en los más viejos fue del 2,5 % al 5 % y del 2,7 % al 5,1 %, respectivamente. Ello puede sugerir que la residencia unipersonal es un comportamiento reciente que ha ido creciendo con las generaciones que nacieron hacia mediados del siglo XX, lo que no se refleja en los solteros que se conservan relativamente estable en ambos periodos, con niveles cercanos al 10 %, y con un poco más de participación de parte de las mujeres.

      En general, el país se ubica en un nivel medio de residencia unipersonal en relación con los países de la región y el mundo, así como en la esperanza de vida al nacer y a los 60 años, que indica que la población vieja es joven, considerando que los mayores de 80 años todavía son un porcentaje muy bajo. En cuanto a la estructura, el país presenta el mismo perfil internacional, en el que se registra una feminización de la vejez. La mayoría de las personas son casadas, seguidas por las viudas, las solteras y las separadas (tabla 2).

      Notas

      1Se refiere a la igualdad de oportunidades para las personas de todas las edades. El envejecimiento de las sociedades supone el aumento de la proporción de personas mayores de 60 años que, al igual que las poblaciones infantiles y adultas, requiere unas condiciones económicas y sociales que faciliten su desarrollo, inclusión y participación en la sociedad.

      2La teoría de la actividad buscaba conservar la actividad en los mayores mediante actividades físicas, intelectuales o comunitarias que facilitaran la adaptación a esta nueva etapa de la vida. Hace parte de la forma en la que la gerontología comprendía la vejez e intentaba ofrecer los remplazos funcionales entre la vida laboral y la situación pensional. En esta teoría se destacan los aportes de Havigurst, Grandall y Cox. La teoría de la desvinculación propone un progresivo distanciamiento entre el anciano y su entorno, asumiendo la cercanía de la muerte y la funcionalidad de desprenderse conscientemente de su trabajo y relaciones familiares. La teoría de la modernización muestra cómo la relación entre los cambios sociales y económicos van creando las condiciones para el aumento de la esperanza de vida y de la población anciana. La teoría de la subcultura propone considerar a las personas mayores como un grupo diferenciado del resto de la sociedad, similar a una minoría que requieren apoyos específicos para enfrentar la discriminación por edad. Y la teoría del curso de vida, plantea la vejez como parte de un continuo que se inicia con el nacimiento y que no se debe comprender como una fase desarticulada de la trayectoria vital, sino como el resultado de las oportunidades y limitaciones acumuladas a lo largo de la vida (Pérez, 1994).

      3Varios son los debates contemporáneos que critican la reducción de la noción de familia a su condición biológica. Sin embargo, en este caso, se menciona esta condición como la particularidad que históricamente ha sido más relevante para la noción y estructuración de la familia, es decir, la principal distinción en relación con la definición de hogar. Esto no significa que su comprensión se reduzca a lo biológico, ya que el parentesco es una construcción sociocultural y legal que cada vez más cuestiona la equivalencia entre vínculo biológico y sociojurídico, gracias a los avances científicos, tecnológicos y simbólicos, entre otros (Palacio, 2009).

      4El análisis formal de los tipos de familia empezó con Frédéric Le Play, para quien existían tres tipos básicos de familia en todos los tiempos de la historia y lugares del mundo. El primero es el patriarcal, que se caracteriza por que todos los hijos permanecen con sus padres o cerca de ellos hasta la adultez y trabajan juntos en la casa de la familia. Por lo general, se da en las áreas rurales, donde las condiciones económicas y políticas ofrecen funcionalidad a la familia grande y el dominio patriarcal. El segundo es la familia inestable, que se caracteriza por su “individualismo extremo, carácter contractual, su falta de arraigo en la propiedad y su estructura generalmente inestable de generación en generación” (Nisbet, 2009). El tercero es la familia troncal, que no retiene a los hijos unidos durante toda la vida. El padre elige a un hijo para que se quede cerca, y eventualmente herede para continuar con la línea de la familia. Todos los otros hijos dejan el hogar para ir a formar uno nuevo. Esta forma de familia era muy común en Europa; pero ha dejado de ser común allá. En América Latina sigue teniendo importancia con niveles similares a los que tenía Europa en el siglo xix (cerca de la tercera parte de los arreglos) (Ruggles, 1987).

      5La pobreza entendida como un fenómeno urbano, que no respondía a los contextos y condiciones materiales de la familia extendida del siglo XIX.

      6Según el estudio de Shane Hunt (2009), América Latina inició el siglo XX con un producto interno bruto per cápita del 27 % del de Estados Unidos, y al finalizar el siglo había descendido un 6 %.

      7No se utiliza la edad media, porque no está disponible en el informe de la World Health Organization y la National Institute on Aging (2011), que tiene los principales indicadores de envejecimiento para comparar distintos países y regiones del mundo.

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