Responsabilidad del Estado por actos terroristas. Edier Alberto Alzate Sanabria

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Responsabilidad del Estado por actos terroristas - Edier Alberto Alzate Sanabria Derecho

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ocasionados.

      En este punto se retorna a la razón de ser de la presente investigación al considerar que la relevancia jurídica del terrorismo se soporta en que su concreción es una clara muestra de violaciones sistemáticas a los derechos humanos y a los bienes constitucionalmente protegidos, constituyéndose en un enemigo del ordenamiento jurídico y del Estado de derecho. Por ello, toda vulneración o afectación que se produzca a estos es susceptible de configurar responsabilidad patrimonial a los actores de las conductas violentas, pudiendo ser individuos miembros de cuerpos armados civiles o agentes estatales. La configuración ocurrirá bajo la teoría clásica que conjuga la materialización de un daño, la conducta u omisión que le dio origen, y el nexo de causalidad entre estos para dar lugar a la obligación de reparar.

      Dentro del conjunto de derechos afectados por los ataques terroristas pueden identificarse el derecho a la vida, a la dignidad humana, a la honra, el derecho de propiedad, el derecho a la salud, a la familia, a la seguridad común y a la tranquilidad pública; igualmente, puede resaltarse la afectación que el terrorismo causa a los poderes públicos, a las instituciones y, en definitiva, al orden establecido.

      Bajo esta mirada toma relevancia la tendencia jurídica occidental de la constitucionalización del derecho,45 y, en específico, la del derecho administrativo en materia de responsabilidad patrimonial del Estado. La relevancia radica en que deben tenerse en cuenta las máximas que determinan la razón de ser del Estado, ya que al estudiar el fenómeno del terrorismo y sus implicaciones es indispensable enfocarse en el cumplimiento de las obligaciones de este en relación con la efectividad de los derechos fundamentales de sus asociados.

      Redondeando en pocas palabras, el terrorismo afecta las garantías mínimas de respeto y convivencia de los individuos, y los presupuestos mínimos sobre los que se basan las sociedades, por ende, es un fenómeno de mucha relevancia al que debe hacérsele frente con inteligencia para desmantelarlo y otorgar la protección debida a sus víctimas reales y potenciales.

      Ahora bien, como se dijo en acápites previos, la lucha antiterrorista se hace más difícil porque en la actualidad el terrorismo tiene unas características más fuertes que lo vuelven de mayor complejidad, entendiendo que su connotación ha crecido considerablemente hasta llegar a un punto de ser transfronterizo y global.

      Quien piense que hoy en día el terrorismo únicamente está en los grupos subversivos o sectarios tiene una lógica parcial del fenómeno.46 Basta con seguir a menudo los medios de comunicación para evidenciar que en diferentes lugares del mundo los grupos que recurren a los actos terroristas como forma de desequilibrio a los sistemas sociales a los que se enfrentan no tienen límites territoriales ni institucionales para llevar a cabo su cometido. En palabras de José Manuel Rodríguez:

      El nuevo terrorismo, el terrorismo del siglo XXI, es diferente. Lo es su morfología y sus objetivos finales. También aspectos de su metodología sofisticada por los avances técnicos y tecnológicos, con medios de destrucción masiva que amenazan con su sola presencia la supervivencia de nuestra especie. Pero sobre todo lo es su significado en nuestra conciencia colectiva a partir del 11 de septiembre y de Al Qaeda. El carácter global y transicional del nuevo terrorismo frente al terrorismo histórico no se encuentra tanto en las intenciones del terrorista, siempre, por definición con vocación de universalidad, sea revolucionario o fascista estricto sensu. Se encuentra en la extensión espacial operativa de su violencia, en su sistematicidad y en su carácter trascendente.47

      En ese contexto, los elementos distintivos del terrorismo actual independientemente de sus motivaciones van encaminados a consolidar un fenómeno a escala global o regional, con campo de acción transnacional, sofisticado, tecnificado, con vocación de universalidad en sus intereses y de gran impacto, que con los grandes avances tecnológicos es hoy un riesgo contra la existencia misma de la humanidad.

      Adicionalmente, con la intención de describir las distintas etapas del terrorismo para ser estudiado como fenómeno, hay autores que han afirmado que con lo acontecido el 11 de septiembre del 2001 se consumó “la fundación del nuevo terrorismo”,48 aludiendo al carácter mundial del fenómeno violento que luego tendría la ratificación de su carácter masivo e indiscriminado los días 11 de marzo del 2004 en Madrid y el 7 de julio del 2005 en Londres al perpetrarse atentados en ciudades urbanas y cosmopolitas que avizoraron el peligro universal del terrorismo.

      Paralelamente a lo dicho, han venido presentándose grandes progresos en los medios de comunicación, teniendo un papel protagónico las redes mundiales como el Internet, las cuales han facilitado el andar de los grupos terroristas al hacer más sencilla la difusión de su información con fines propagandísticos, el reclutamiento de nuevos adeptos y su entrenamiento, además de la obtención de diversas fuentes de financiación.49 De forma concreta, características como el acceso rápido, la falta de regulación y de controles gubernamentales, el rápido flujo de la información, los pocos gastos en desarrollo y la presencia continua en la web, propias de estas redes, hacen de estas herramientas poderosas en manos de criminales sagaces.50

      En resumidas cuentas:

      Como nuevos desarrollos ocurren cada día en el campo tecnológico, el terrorismo se está ajustando a dichos cambios. En esta nueva época el terrorismo es transnacional, institucionalizado, tecnológicamente avanzado, y global. Al respecto, las organizaciones terroristas en la actualidad están usando el ciberespacio para diferentes propuestas. El internet ha venido a ser el nuevo y principal recurso de comunicación en términos de difusión de propaganda para actividades terroristas.

      En el terrorismo moderno, casi todos las organizaciones terroristas son beneficiadas por el Internet para cometer sus actividades, como el envío de mensajes a las masas en el marco de las actividades de propaganda, el reclutamiento de nuevos miembros a sus organizaciones, y la recaudación de fondos.51

      En este punto es oportuno proponer y reflexionar en otros escenarios que están cerca de suscitarse en una mayor dimensión, en el marco de lo que se comprende como terrorismo, gracias a los desarrollos tecnológicos de la actualidad y a la adopción que los grupos terroristas han hecho para fortalecer sus operaciones sin que sean detectados. Se hace referencia a un conjunto de acciones que si bien no implican un ataque violento directo a las personas, sí podrían tener un impacto muy importante en ellas por afectar el modo de vivir en sociedad.

      Puntualmente, pueden describirse dos ejemplos particulares. El primero se relaciona con todas aquellas vulneraciones y daños que se causan a los recursos naturales, como el envenenamiento de fuentes hídricas, y los incendios causados contra bosques y grandes extensiones de zonas selváticas. Estas acciones ya se han presentado en el pasado en el ámbito interno de algunos países, teniendo una documentación circunstancial como ocurre con la mayoría de los cubrimientos de los medios de comunicación en nuestros días. Siendo consciente de los niveles de contaminación mundiales y de la creciente crisis ambiental que se avecina en las próximas décadas, este no es un asunto menor en la medida en que el cuidado de los recursos naturales renovables y no renovables se está convirtiendo en una prioridad internacional, al punto que cualquier amenaza que se presente para atentar en contra del equilibrio del medio ambiente puede tener grandes implicaciones irreversibles.

      El segundo, un poco menos palpable pero cada vez más probable por los grandes avances tecnológicos, refleja todas aquellas intimidaciones y amenazas que pueden llegar a suscitarse por ataques cibernéticos a las instituciones del Estado o a grandes empresas con infraestructura vital, teniendo implicaciones de seguridad personal, financiera, política y social al tener el acceso, control y poder de manipulación sobre información y sistemas privilegiados.

      Cabe exponer aquí que en la última década los Estados han invertido grandes sumas de dinero para blindarse de los ataques cibernéticos, contratando expertos que mantengan a salvo su información reservada y sus sistemas de inteligencia.

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