Responsabilidad del Estado por actos terroristas. Edier Alberto Alzate Sanabria
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Como se ve, esta es una de las caras del narcoterrorismo vista desde la historia de un país como Colombia, pero la verdad es que su dimensión no se queda allí debido a que también pueden mencionarse los problemas que se viven desde una óptica regional en lugares como Centroamérica. En esa zona geográfica países como México han sufrido reiterados golpes por parte de los carteles que batallan por el control del negocio del narcotráfico, quienes no han escatimado fuerzas ni recursos para enfrentarse a las instituciones federales que se les oponen.
Para ilustrar mejor el escenario basta con traer algunas cifras confirmadas: hacia 1990, después de Colombia, México registró el índice de secuestros más alto del mundo; entre el 2000 y el 2001, 79 periodistas fueron asesinados en México y en muchos casos con gran impunidad; así mismo, la lucha entre bandas criminales desembocó en 5500 ejecuciones en el 2008 y 6500 en el 2009, teniendo picos de aceleración mayores hacia el 2010. En total, se estima que entre el 2006 y el 2012, con Felipe Calderón de presidente, se produjeron más de 55 000 muertes vinculadas a la guerra contra el narcotráfico.36 Esto de manera breve confirma que la situación mexicana es otro caso gravísimo de violencia organizada, con consecuencias enormes para la institucionalidad del Estado y para su población.
Se constata de este modo que las muestras de narcoterrorismo presentadas en Colombia y en México han sido un ataque directo contra su población y democracias, quedando marcado como un fenómeno de violencia que altera gravemente la paz pública y deja grandes daños desde los puntos de vista cuantitativos y cualitativos de las dos sociedades.37
5. Terrorismo con fines separatistas
Para finalizar este breve recorrido por los focos de estudio del terrorismo, se abordará el terrorismo con fines separatistas o independistas. En este orden de ideas, para continuar con el hilo argumentativo que se ha venido tejiendo en esta primera parte de la investigación, se expresa que esta vertiente se caracteriza por el uso de la fuerza en actos violentos por parte de grupos ajenos a la institucionalidad de los entes estatales con la intención de independizar ciertas zonas geográficas de su dominio para, de este modo, fundar nuevos Estados. Por lo general, las motivaciones que tienen estos grupos para pretender la independencia de los territorios y de sus poblaciones se enmarcan en asuntos religiosos, culturales e históricos.
Con esto en mente, la caracterización del terrorismo con fines separatistas se genera a partir de los efectos que pretende,38 en el entendido que las acciones violentas perpetradas en contra de la población y la institucionalidad del Estado tienen el propósito de cambiar el sistema social al hacer una transición hacia la independencia de un grupo poblacional y de su territorio.
Aunque a lo largo de la historia este fenómeno violento se ha vivido en distintos lugares del mundo, para los objetivos de la investigación únicamente se hará referencia al caso español, que es quizás uno de los más representativos de los últimos tiempos. Puntualmente, al estudiar la experiencia española puede resumirse que hacia 1958 nació la organización Euskadi Ta Askatasuna (ETA) con dos objetivos centrados en conseguir la independencia del País Vasco y construir en él un modelo de sociedad más justo que más adelante denominará el socialismo,39 como consecuencia de un conjunto de factores que tuvieron como detonante la opresión de la dictadura de Francisco Franco al pueblo vasco después de su victoria en la guerra civil.
Para ahondar en lo afirmado, producto del régimen antiemocrático establecido por el general Franco en España, que defendía la línea conservadora, católica y anticomunista, se produjeron algunas acciones de dominación en contra de los diferentes grupos culturales que cohabitaban el territorio español en busca de la “unidad nacional”.
En el contexto del País Vasco y de lo que se denominaría “Euskal Herria”,40 el franquismo pretendió destruir todas las tradiciones culturales representadas en su historia, enseñanzas, lengua y costumbres, por lo que al interior de la sociedad vasca surgieron agrupaciones nacionalistas que propendían por la defensa de sus raíces culturales.
De este modo, inicia el camino de ETA, que ante el inconformismo con las posturas y la pasividad de otras colectividades representativas como el Partido Nacional Vasco (PNV) decidió usar la violencia, los asesinatos y los ataques con explosivos como una estrategia debilitante contra sus contrincantes.41
Como consecuencia de lo previo, hacia la década de 1960 se perpetraron sus primeros ataques, teniendo como punto de partida la explosión ocasionada contra un tren que transportaba un grupo considerable de jubilados franquistas. En adelante vinieron un sinnúmero de ataques planeados en contra de dirigentes franquistas, guardias civiles y miembros del régimen, los cuales terminaron en su mayoría con la muerte de sus objetivos militares y con heridos por doquier.
No obstante, con el transcurrir del tiempo y ante la muerte de Francisco Franco, sus intenciones no cesaron. Aun con el establecimiento de un Estado democrático y la promulgación de una Constitución ampliamente garantista para los ciudadanos, la ETA continuó con sus operaciones terroristas haciendo ataques indiscriminados y masivos en contra de la población civil, los cuerpos de seguridad estatal y los miembros de sus instituciones, demostrando así que su posición era radical y que no pretendía ceder en sus propósitos.
Con lo referenciado, puede citarse al autor José María Calleja, quien afirmó:
ETA no era antifranquista porque le gustaran las libertades, no; ETA era, sobre todo antiespañola. No es que fuera demócrata y por eso no le gustaba la dictadura; es que ETA quería ser como Franco: quería instaurar otra dictadura adobaba de nacionalismo etnicista, empanada marxista y cuatro y mitad de revolución castrista.42
En este sucinto marco que hace alusión al periodo comprendido entre 1958 con el inicio del grupo, hasta el 2011 con la dejación oficial de las armas luego de varios intentos de negociación con el Gobierno y treguas rotas, se suscitaron decenas de ataques con explosivos como los ocurridos en la Plaza de la República Dominicana en Madrid (1986), donde murieron doce guardias civiles y hubo más de cincuenta heridos; en los almacenes de Hipercor en Barcelona (1987), donde murieron veintiún personas y quedaron más de cuarenta heridos; en la casa cuartel de Zaragoza (1987), dejando once muertos; en el cuartel de la Guardia Civil de Vic en Barcelona (1997), donde murieron diez personas, además de los múltiples asesinatos como el de Luis Carrero Blanco, presidente del Gobierno en 1973.43
Este tipo de terrorismo plasmado en la historia reciente de España denota que los actos violentos han sido usados como estrategia de dominación con la intención de independizar al País Vasco mediante atentados que buscaban sembrar el pánico y el terror colectivo. Muestra de ello son las acciones desplegadas por la ETA que para alcanzar el objetivo separatista trazado dejaron cientos de víctimas y daños de gran envergadura para España.
6. Terrorismo como generador de responsabilidad y aspectos novedosos del terrorismo en la actualidad
Teniendo en mente el concepto de terrorismo planteado y los distintos escenarios descritos, es esencial postular que “el terror ha sido definido como un instrumento de dominio basado en el empleo de la intimidación o de una amenaza mortal, que produce estremecimiento en las víctimas reales o potenciales”.44
De esta suerte, a partir del entendimiento del terrorismo como una estrategia de dominio, pueden plantearse un sinnúmero de posibilidades para aplicar los conceptos expuestos a partir de las finalidades de los actores terroristas, que siendo abordados desde la óptica de las ciencias jurídicas