El último genio del siglo XX. Yuri Knórosov . Galina Ershova

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El último genio del siglo XX. Yuri Knórosov  - Galina Ershova Akadémica

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y las aldeas comunes.

      Debido a que los antiguos ortodoxos vivieron fuera de la legalidad durante un largo periodo, surgieron nuevos problemas. Los sacerdotes cismáticos más viejos estaban falleciendo y no había forma de nombrar a los nuevos. Así aparecieron dos corrientes. Los que aceptaban bajo determinadas condiciones a los nuevos sacerdotes del cristianismo ortodoxo oficial (fuera ruso o griego) se llamaban popóvtsy (los de sacerdotes) o beglopopóvtsy (los de sacerdotes tránsfugas). El centro de estos últimos llegó a ser Moscú.

      La otra parte de los antiguos ortodoxos rechazaron por completo el sacerdocio. Ellos creían que las dos principales ordenanzas –el bautismo y la penitencia– debían ser permitidas para los laicos también en virtud de las reglas canónicas: «El mismo Jesucristo será nuestro obispo invisible, ya que sin dudas él es la cabeza visible de la Iglesia ortodoxa». Estos tuvieron por nombre bespopóvtsy. Las comunidades más grandes se asentaron en el norte de la parte europea de Rusia, en las ciudades de Nóvgorod y Pskov, así como en Siberia. Los dirigían los preceptores elegidos.

      En la primera mitad del siglo xviii el territorio de los inicios del río Dviná del Norte adoptó la corriente más radical de los bespopóvtsy –«el acuerdo de Felipe». La comunidad no reconocía en absoluto a los sacerdotes y no aceptaba ningún acuerdo con las autoridades y con la Iglesia oficial. Incluso el matrimonio entre los bespopóvtsy se consideraba asunto rutinario y se contraía mediante la bendición del mentor. En 1743 el ejército rodeó a Felipe junto con sus grupos afines y ellos celebraron la autocremación en una casa de troncos de madera. Pero este acontecimiento solamente reforzó a los filípovtsy en su creencia y motivó la expansión del movimiento hacia las provincias Tverskaya y Yaroslavskaya.

      Desde la primera mitad del siglo xix el gobierno comenzó a tratar de forma más benévola a los antiguos ortodoxos, ya que precisamente ellos seguían desarrollando de manera activa el comercio y la agricultura. Temiendo que tuvieran demasiada independencia económica, en 1853 las autoridades decidieron destruir algunos monasterios. En algunas partes, por algún interés de las autoridades locales, nuevamente comenzaron los hostigamientos a las comunidades. Algunos comerciantes y artesanos prefirieron vivir en las ciudades. La capacidad increíble de los antiguos ortodoxos de mantener la unión con su propio pueblo y, al mismo tiempo, un cierto aislamiento durante las migraciones por el territorio de Rusia e incluso por otros continentes, mostró la altísima calidad de sus talentos para adaptarse a la vida con creatividad y dignidad, en cualquier punto del mundo y bajo cualquier condición natural o social.

      Así podría ser la historia de la aparición del comerciante Makárov en la ciudad de Velikiy Ústiug. Algunos suponen que esto había sucedido en los tiempos del zar Pedro el Grande. Pero se sabe un detalle fiable: el tatarabuelo de Yuri Knórosov abandonó su poblado aislado de antiguos ortodoxos y vino a vivir a la ciudad. Decidió y lo hizo. Rompió para siempre los lazos del pasado, sin importar su valor. Por esta misma razón ahora, medio siglo después, nadie se acuerda de aquel periodo de su vida. Posteriormente sus hijos, e incluso sus bisnietos heredaron este rasgo ambiguo de romper los lazos familiares para siempre.

      La historia no guardó la memoria de si el Makárov mayor había llegado solo o ya con su esposa. Sin embargo, hay datos acerca de Vasili Makárov. Él se casó en Velikiy Ústiug con una muchacha de familia ortodoxa regular. Para contraer matrimonio, posiblemente tuvo la obligación de unirse a la Iglesia ortodoxa oficial. En la ciudad vivía una gran cantidad de antiguos ortodoxos. Pero, sea como sea, los hijos del comerciante se educaron en el cristianismo ortodoxo. Vasili Makárov no había ganado mucha riqueza, pues se notaba su peculiar probidad de antiguos ortodoxos en el manejo de sus asuntos y en el comercio. Además, él había comenzado desde cero, sin apoyo de la familia y sin ningún capital paterno.

      Los recuerdos familiares de los Knórosov conservan la memoria acerca del hijo del comerciante Makárov. Se trata del burgués Serguei Vasílievich, que se casó con una mujer hermosa llamada Natalia Pávlovna. Según se cuenta él tampoco se veía muy aficionado al comercio. Probablemente a Serguei Makárov le interesaba otra cosa.

      Historias de Ústiug

      En aquellos tiempos Velikiy Ústiug, ubicado ahora en el punto de unión de las regiones de Vologoda, Arjánguelsk y la República de Komi, se consideraba como un centro comercial de primera importancia. Desde ahí comenzaban los viajes más increíbles por el mundo. Antes de abrir una ruta comercial nueva a Europa por el Báltico, eran las ciudades del norte las que llevaban el comercio con el Occidente. Pero los tiempos iban cambiando y la vía fluvial Sujon-Dviná poco a poco iba perdiendo su importancia. Entonces los comerciantes de Ústiug dirigieron sus negocios hacia el oriente –a Siberia– y después a América. Por Velikiy Ústiug pasaba la ruta de los exploradores rusos, explorada todavía en el siglo xvi. La ruta iba desde la ciudad de Vólogda por Sujon, seguía por las ciudades Totma y Velikiy Ústiug hacia el río Výchegda, por la ciudad de Solvychegodsk, después al río Kama y Chusovaya. De ahí, directamente al Oriente, «hacia el sol». Precisamente esta ruta ha sido utilizada en la famosa primera expedición de Kamchatka (1725-1730) donde había participado Vitus Bering. La expedición llegó hasta la ciudad de Yakútsk y más lejos, hasta la península Kamchatka.

      En la siguiente expedición que llegó hasta América por el estrecho de Bering trabajaba de grumete un tal Lorenzo Vaksel. Entre las ciudades Vólogda y Velikiy Ústiug, en la región de Kádnikov, se encontraba el dominio familiar de los Vaksel. Allí se guardaba la gran colección de los dibujos hechos por Lorenzo durante la navegación a América en 1741. Se considera que este acontecimiento fue el inicio de la «América rusa».

      Existen todavía documentos sobre la actividad empresarial del comercio local en Siberia, Kamchatka y las islas Aleutas en la segunda mitad del siglo xviii y en la primera mitad del siglo xix. Algunos empresarios compraron un barco bajo el nombre de San Julián. Lo arreglaron, les proporcionaron todo lo necesario y en septiembre del año 1758 enviaron en él a América al artel de negociantes.

      La expedición del San Julián se terminó en agosto de 1762. Los viajeros aguantaron en el camino «grandes insuficiencias de agua y de alimento. Se quitaban el último calzado del pie, lo cocían y se lo comían». Los industriales regresaron a Kamchatka cuando ya los consideraban muertos. El marinero Stepan Glotov informó a los superiores locales acerca de los resultados de la expedición y escribió el registro de las tierras abiertas, anexando el mapa de las islas Aleutas. Dos años después, estos documentos se encontraron en la capital, en el Senado. Catalina II fue informada acerca de los descubrimientos. Ella tomó la decisión de mandar una expedición especial a las islas descubiertas. Los 12 comerciantes que participaron en la expedición fueron condecorados con medallas de oro con la imagen de la zarina Catalina y con una leyenda acerca del descubrimiento de las islas. Mijaíl Lomonósov también se interesó por el descubrimiento.

      Un año después de la navegación del San Julián, Fiodor y Vasili Kulkov prepararon el nuevo barco que iría hacia las orillas de América: Zajari y Elizaveta. Después de regresar, Fiodor Kulkov informó acerca de lo visto a la Kunstkámera y realizó la descripción bajo el título «Las noticias recolectadas de las conversaciones del comerciante de Vólogda Fiodor Afanasievich Kulkov sobre las islas Aleutas en San Petersburgo en 1764». En las noticias se describían las condiciones naturales, el mundo vegetal y animal, la vida cotidiana de los isleños; la ropa, los adornos, los alimentos, las tradiciones matrimoniales, las peculiaridades del cuidado de los recién nacidos. Después de los informes acerca de lo visto, Fiodor Kulkov informó sobre «lo que había escuchado». Por ejemplo, «acerca de la tierra de América, cuyas huellas puede que algunos industriales conozcan, principalmente aquellos que durante mucho tiempo dieron vueltas por el mar y llegaron bastante lejos».

      Se sabe que en 1771 el comerciante de Vólogda Matvei Okónschikov, junto al comerciante yakuto Procopio Protodiákonov preparó y envió hacia las islas Kuriles el buque San Procopio, con el artel de los comerciantes para investigar el mercado de animales marinos en la isla de Urup.

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