Cómo aprender a aprender. Eric Barone
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CÓMO ESTUDIAR
Durante siete minutos vas a mirar la figura del gigante de piedra acostado (gráfico 2). El camino que ves y que sale de su pie derecho, es el camino de la relajación. Más tarde, aprenderás a hacerlo en tres minutos, ya que siete serán una pérdida de tiempo.
Y en una semana, lo harás en sólo un minuto.
Cuando tu cuerpo esté bien dormido y tu conciencia bien despierta, comenzará el verdadero trabajo.
Mira esta página extraña (gráfico 10c página 74) que tiene solamente un gran círculo rodeado de otros siete más pequeños. Si te dijera que te miras a ti mismo no me creerías, pero algún día comprenderás.
¿Eres capaz de imaginar? ¿Lo crees verdaderamente? ¿Qué pasará en tu cerebro, qué batalla vas a librar contra ti mismo? Te pido que formes una imagen visual y la aprisiones en tu cerebro durante siete minutos, sin dejar que la perturbe las oleadas de ideas, imágenes y palabras que tienes habitualmente. Además, deberás tener los ojos bien abiertos mirando el círculo negro.
Durante otros siete minutos harás lo contrario. Mirarás uno de los dibujos de las páginas siguientes, sin pensar ni reflexionar. Tu cerebro deberá estar tan atento y silencioso como el cerebro de un gato que observa fascinado un nido de ratas y espera.
Durante siete minutos, deberás dejar que tu cerebro se colme de esos dibujos y objetos, olvidándote de ti mismo, olvidándote de ese objeto, olvidándote de que sabes hablar y pensar. Serás un espejo inanimado que refleja un objeto inmóvil. Durante tres minutos vas a entrenarte en alternar estos dos estados de conciencia, los principales, que son las bases del funcionamiento de tu nuevo cerebro.
En la segunda parte de tu archivo de sonido vas a escuchar la música que has grabado y ya has escuchado en la primera parte: algo que te guste, que sea relajante y pacífico. Durante los primeros meses, esta música te ayudará a producir más fácilmente la hiperconcentración que te permitirá comprimir diez días de aprendizaje, en tres.
Pero debes recordar lo que te decía acerca de las sugestiones. No debes dejar que este libro te sugestione. Este archivo de sonido tiene un tiempo realmente útil para ti, pasado el cual sólo tú sabrás si te es indispensable, y lo utilizarás para reasegurarte.
Todo pichón debe, algún día, dejar su nido. Esa es la evolución.
_.2._
Sueño del cuerpo, despertar de la conciencia
¿Sabes manejar? ¿Sí? Entonces cierra los ojos e imagina que lo estás haciendo. Haz los movimientos reales de poner tus manos sobre un volante imaginario y tu pie en el acelerador. Pide a un amigo que mida con una cinta métrica los movimientos que haces. Después ve a tu auto y repite los mismos movimientos midiendo otra vez.
¿Qué compruebas? Que si eres un buen conductor, los movimientos habrán sido los mismos con un centímetro de diferencia como máximo.
¿Qué significa esto? Que a partir del momento en que se automatizan los movimientos, el objeto real desaparece y el cerebro reconstruye en sí mismo las formas y las dimensiones de ese objeto. Un buen pianista puede imaginar los movimientos de los dedos en la ejecución de una obra e incluso reproducirlos, exactamente, arriba de una mesa.
¿Sabes que posees dos cuerpos? Un cuerpo real, que se mueve y sirve para llevar tu cerebro, y un cuerpo imaginario, es decir, aquél que está representado en tu cerebro. Allí están grabados todos los movimientos que has hecho. Por la percepción y las representaciones, tu cerebro se ha organizado como un robot mental que puede reproducir todos tus movimientos.
En la práctica, a cada músculo, a cada articulación, a cada segmento de piel corresponde una parte más o menos grande de tu cerebro. Cuando estás hablando, tu cerebro utiliza sólo seis partes: la audición, la visión, la comprensión, la emoción, el habla, la escritura. ¿Y todo el resto? ¿Para qué sirve? Para perturbar.
Recibes millones de informaciones para formar todas tus sensaciones, y tu cerebro está poco habituado a clasificarlas y organizarlas.
La relajación te permitirá hacer dormir al robot mental que se agita en tu cerebro, y ordenarle a toda la energía de concentración de que dispones, que se concentre en las zonas que deben trabajar. (Estas zonas serán distintas según qué debas aprender)
Toda la energía que recuperarás haciendo dormir lo que es inútil en tu cerebro te dará tal poder de concentración, que cuando te hable de los obreros del sueño, comprenderás cuán importante es. Aprende a relajar tu cuerpo para despertar tu conciencia (gráfico 2). Mira el dibujo (2a): te pide que veas tu pie derecho desde adentro. Trata un poco, pero no mucho. Atención, sigamos el camino de relajación paso a paso. Mira bien en tu imaginación la parte del cuerpo de que se trata y oblígala a quedarse inmóvil, a hacerse cada vez más pesada. Pero, si es mejor para ti, hazlo exactamente en el orden siguiente y no lo cambies nunca (2b).
Comienza con el pie derecho. Relajado, cada vez más pesado. Pasa ahora al pie izquierdo. Relajado, pesado. Haz subir la relajación por las dos pantorrillas hasta las rodillas.
Sigue relajándote, haz pesados los muslos hasta las caderas.
Relaja el bajo vientre.
Pasa ahora a la mano izquierda, a la que mirarás desde su interior (2c). Relájala, hazla pesada.
Pasa a la mano derecha.
Relaja y siente pesados los antebrazos hasta los codos.
Relaja los brazos hasta los hombros.
Haz que tus hombros se sientan pesados.
Pasa al dibujo de la cabeza (gráfico 3a).
Concéntrate ahora en tu frente para relajarla.
Relaja los párpados... déjalos que se hagan pesados.
Después, todos los músculos que rodean tus ojos.
Tus mejillas se hacen pesadas, relajadas, calmas, tranquilas.
Tu mentón se vuelve pesado, tanto, que tu boca se entreabre un poco.
Pon toda tu atención en la boca. Tu lengua se hace pesada. Toda tu conciencia está en tu boca.
Cuenta uno, dos, tres, y traga saliva.
Mira el dibujo del busto (3b).
La conciencia acompaña tu saliva en su trayecto; te deslizas al interior de ti mismo; sientes tu garganta ensancharse, relajarse. Viajas hasta tu propio vientre en el que descansas,