¡No valga la redundancia!. Juan Domingo Argüelles
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Con corrección lingüística, con lógica, sin redundancias y sin esa horrible sintaxis, dicha secretaría mexicana debió informar que
13. ambas, ambos, ¿ambos dos?, ¿ambos tres?, ¿ambos cuatro?, entrambos
En el Diccionario de uso del español María Moliner define el término “ambos”, “ambas” (del latín ambo) como adjetivo y pronombre, en plural, que “se aplica a dos cosas consabidas”. Y ofrece un par de ejemplos: Soy amigo de ambos hermanos; Ambos me interesan. En el DRAE se especifican las formas adjetiva y pronominal. Como adjetivo indefinido plural, “ambos” significa “uno y otro”, “usado con sustantivos contables en plural referido a un sintagma nominal mencionado o sobrentendido”. Ejemplo: Le gustaron ambos textos. Como pronombre indefinido masculino y femenino plural, “ambos”, “ambas”, significa “el uno y el otro, o los dos” e igualmente se usa “referido a un sintagma nominal mencionado o sobrentendido”. Ejemplo: Leyó dos libros de ese escritor y le gustaron ambos. Tanto el DUE como el DRAE mencionan la locución adjetival y pronominal “ambos a dos”, ya prácticamente en desuso, que significa, literalmente, “uno y otro”. El DUE, aunque no el DRAE, dirige al lector al adjetivo y pronombre indefinido plural “entrambos” (del latín inter ambos), otra forma de decir “ambos”, ya también casi en desuso. Al respecto, en su Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Manuel Seco señala lo siguiente: “Puede presentarse en la forma ambos a dos, puramente literaria, de la que son variantes erróneas ambos dos (Vamos a explicar ambas dos interrogantes fundamentales, J. L. Cebrián, El País, 14.2.1982, 1) y ambos dos a dos. En cuanto a la variante ambos tres, oída por la radio (Ambos tres se dirigieron, Radio Madrid, 7.4.1983, 7 h), no es preciso ningún comentario”. En el Diccionario panhispánico de dudas se asegura, a propósito de “ambos a dos”, que “esta locución, sinónima de ambos, era muy frecuente en el español medieval y clásico, más con preposición (ambos a dos) que sin ella (ambos dos), y en estas dos formas ha pervivido hasta nuestros días. Por su carácter redundante, está en retroceso en el habla culta y se desaconseja su empleo”. Y acerca de “entrambos”, usado como adjetivo o pronombre, el Panhispánico advierte que es sinónimo de “ambos”: “frecuente en épocas anteriores, hoy solo se emplea, ocasionalmente, en la lengua escrita, con intención arcaizante”. Aclara también (cuando algo puede aclarar este lexicón tan guango) que, pese a su sentido etimológico, “entrambos no es variante gráfica del sintagma preposicional entre ambos”, por lo que no es correcto decir “entrambos clubes existen grandes diferencias”, en lugar de “entre ambos clubes existen grandes diferencias”. Queda claro, entonces que “ambos dos” es redundancia, que “ambos tres” es pendejismo y que “ambos cuatro” es pendejismo elevado a la cuarta potencia (que es hasta donde se elevó Vicente Fox Quesada cuando lo dijo), en tanto que “entrambos” es arcaísmo que ya ni los tatarabuelos emplearían al hablar y al escribir. Digamos y escribamos “ambos”, y punto.
Por supuesto, sobrevive el “ambos dos” (más que el “entrambos”) en gente afectada y pretendidamente culta. No es redundancia del ámbito inculto de la lengua, sino de gente pretenciosa que nunca consulta el diccionario y que, lo mismo en publicaciones impresas que en internet, influye en quienes la imitan porque suponen que gente tan culta, o tan prestigiada, debe tener razón. En libros y en periódicos es abundante. En un libro sobre política leemos lo siguiente:
¡Estupendo! Pero, sin redundancia, el autor debió escribir: