El segundo nacimiento. Omraam Mikhaël Aïvanhov

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El segundo nacimiento - Omraam Mikhaël Aïvanhov

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que se manifiesten sus tendencias criminales.

      Las vibraciones del color amarillo pasan a través de todos los órganos, pero los únicos diapasones que responden a ellas son los centros situados en medio y en lo alto de la frente. Si nos sumergimos en el color amarillo, desarrollamos las cualidades científicas y filosóficas. Si nos bañamos en la luz azul, ésta excitará los centros de la espiritualidad situados en la cúspide de la cabeza.

      En la naturaleza circulan toda clase de corrientes; unas nos vivifican, y otras, por el contrario, nos disgregan. Nosotros podemos utilizar las propiedades de estas corrientes para descender al infierno o para elevarnos hacia las cumbres. Para entrar en armonía con las corrientes benéficas del universo, sólo debemos tener pensamientos elevados y sentimientos puros y espirituales.

      El sábado pasado, os dije que en el estómago se encuentra la alquimia de la vida, que en la respiración y la circulación se encuentra la astrología, que el cerebro está ligado a la Cábala y los brazos a la magia. ¿De qué manera?... Cuando comemos, construimos nuestro edificio, el templo del espíritu. Si la materia que absorbemos y que sirve para esta construcción no es pura, no podemos conectar con las corrientes positivas. Si comemos carne, todas las células del reino de los animales que hemos absorbido entran en la construcción de nuestro cuerpo, pero no nos son adictas y no nos quieren. Se oponen, pues, a nuestra voluntad, y cuando queremos realizar actos superiores se niegan a participar en ellos. Con la carne, todo lo que pertenece al ámbito animal: el temor, la crueldad, etc... entra también en nosotros, y cuando queremos desarrollar nuestro ser superior, encontramos dificultades porque las células de los animales no obedecen a nuestro deseo. Tienen una voluntad propia dirigida contra la nuestra. Me diréis: “Sí, pero la carne es apetitosa...” Puede ser, pero si interrogan a los microbios, os dirían hasta qué punto la carne humana es apetitosa. Lo que aquí os digo es para aquellos que quieren evolucionar; los demás pueden actuar como mejor les parezca, pero más tarde pagarán muy caros sus errores.

      Debemos comer un alimento puro, pero también introducir en nosotros sentimientos puros, pensamientos puros. Este es el mejor método para elevarnos, para escalar la pendiente de la montaña y alcanzar la cumbre.

      Si estudiamos el símbolo astrológico del sol L, vemos que representa la cumbre de una montaña, ya que este símbolo es la proyección del vértice de un cono sobre su base.

      El signo L es el símbolo del sol, que es el centro de nuestro sistema planetario. Esquemáticamente también representa a nuestros ojos, que son como dos montañas. El ojo derecho es la montaña del sol y el ojo izquierdo la montaña de la luna. Pero hablaremos de este tema en otra ocasión.

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      Ahora os contaré un viejo cuento que ciertamente conocéis. Erase una vez un rey que tenía una hija. Ya no me acuerdo por qué motivo la hija se durmió y fue encerrada en un palacio lleno de tesoros fabulosos y guardado por un dragón. Numerosos príncipes intentaron liberarla, pero ninguno lo consiguió. Un día, sin embargo, un príncipe más valiente, más noble y más hermoso que los demás, logró la victoria y amansó al dragón, el cual le sirvió de cabalgadura para viajar por el espacio con la princesa. ¿Qué significa esta historia?... La princesa, es nuestra alma, y el dragón que está dentro de nosotros representa nuestras pasiones, nuestros vicios... El príncipe que consigue salvar a la princesa, es nuestro espíritu. La libera gracias a la sabiduría – pues el príncipe era sabio –, gracias al amor – ya que el príncipe amaba ardientemente a la princesa y fue ese amor el que le permitió atravesar todas las pruebas – y gracias a la voluntad, que es el verdadero poder. El amor, la sabiduría y la verdad, nos permiten dominar las pasiones que están dentro de nosotros, transformarlas, y, finalmente, utilizarlas para actuar en el mundo. Lo cual significa que para salvar nuestra alma de las garras del dragón – del principio de las pasiones –, debemos pedir cada día el amor divino, debemos buscar todos los métodos de la sabiduría divina, y debemos llamar sin cesar para obtener la libertad.

      Existe un principio absoluto en la naturaleza: todo lo que es inferior debe obedecer a lo que es superior; pero si lo superior cae en el error, lo inferior se subleva y lo destruye. Si la raza blanca, por ejemplo, se obstina en no ocuparse más que de la satisfacción de sus tendencias egoístas, despertará (como ha empezado ya a hacerlo) las fuerzas maléficas que existen a su alrededor, y éstas tratarán de manifestarse a través de cualquier medio. Este fenómeno de despertar progresa lentamente, como un deslizamiento de tierra o una corriente de lava, pero a una escala gigantesca. Llegará un día en que las consecuencias serán de una envergadura tal que afectarán a Europa entera. Esto ha sido predicho siempre por los astrólogos: si la raza blanca no se corrige, las razas amarilla y negra, que están sumisas y obedientes, despertarán y la destruirán. Dada la forma en que los occidentales resuelven los problemas, sus soluciones no pueden aportar más que catástrofes. El intelecto no basta, el saber no basta... Aparecerá otra cultura: la del amor y la fraternidad entre los hombres.

      Entre el mundo superior y el mundo inferior existen barreras que son parecidas a la que representa el plexo solar, diafragma astral que impide a los elementos inferiores subir a un plano superior. Cuando el hombre es puro, su plexo solar puede preservar al organismo de la invasión de elementos inferiores; pero cuando no vive según las leyes de la naturaleza, se deja invadir por las fuerzas de abajo. Si persisten en esa vida de impureza y desorden, los europeos romperán las barreras invisibles que les protegen, y darán a las fuerzas negativas la posibilidad de manifestarse en todos los planos de la existencia. No hay palabras para expresar lo que ocurrirá. Una sola cosa puede salvar a Europa: el lazo vivo de amor fraterno entre todos los hombres.

      Francia es, actualmente, mi país; la quiero sinceramente. Podemos hacer mucho por vuestra patria; eso depende de vosotros, de todos. Debemos preparar unas ondas poderosas, pidiendo al Cielo que su bendición descienda sobre Francia, sobre Europa, sobre toda la humanidad.

      Antes de terminar, volveré rápidamente sobre algunas ideas. No permitáis que vuestra conciencia descienda hasta el punto en que ya no sintáis en vosotros el poder del espíritu, en que las condiciones materiales os aplasten. Subid a la cumbre de las altas montañas espirituales en donde podréis respirar el aire puro y desde donde veréis claramente todas las cosas. Que en vuestras oraciones participen vuestro intelecto, vuestro corazón y vuestra voluntad. Pedid el elixir de vida inmortal que es el amor divino. Buscad la piedra filosofal que es la sabiduría divina. Llamad con la voluntad para obtener la libertad con acciones justas, honestas y verídicas. Entre todos los conocimientos, escoged los que os enseñan a nadar en el océano de la vida. Es preciso saber que la única fuerza que permite realizar milagros en la vida no se encuentra en los conocimientos filosóficos y teóricos, sino en la simplicidad de la existencia y en la manifestación del amor, de la fe y de la esperanza. Ocurre como en el cuento del pastor, el cual, con su vida simple y sincera, estaba más cerca de la verdad que el obispo, a pesar de su saber teórico. Si queremos cambiar nuestro destino, desarrollemos en nosotros el sentimiento del agradecimiento, porque en la gratitud se encuentra una fuerza mágica más poderosa y eficaz que la de todos los talismanes fabricados por los hombres. Si queremos dominar nuestras pasiones y nuestros instintos y que todas nuestras células obedezcan nuestras órdenes, comamos un alimento puro, vegetariano. Únicamente la vida pura puede preservarnos de la invasión de las fuerzas inferiores. La pureza es la barrera que nos pone al abrigo de todas las invasiones maléficas. Gracias al amor, a la sabiduría y a la verdad, nosotros, los príncipes verdaderos, salvaremos nuestras almas perseguidas por el dragón, y unidos a ellas, montados sobre el dragón vencido, volaremos por el espacio para visitar el universo del que contemplaremos la belleza y escucharemos la armonía celestial. Entonces, comprenderemos cuán grandiosa es la vida y cuán llena de sentido está.

      ¡Pedid y se os dará!

      ¡Buscad y hallaréis!

      ¡Llamad y se os abrirá!

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