Decadencia. Adrian Andrade
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Decadencia - Adrian Andrade страница 2
Romina le sacó un ligero susto al brincar de entusiasmo.
—¡Esto se pondrá bueno!
—¿Qué no tiene algo importante por hacer Capitana Torres?
Romina trató de soportar su risa, pero le encantaba demasiado hacer enojar al jefe.
—La verdad no Lou y siendo honesta, he esperado bastante porque suceda algo de acción en este aburrido tugurio donde de por sí nada afloja, ni con una chorrera.
—¡Cuántas veces debo recodarte que no soy ningún camarada para que me llames de tan informal y vulgar manera! —le lanzó un gesto de enfado mientras se le dirigía de forma personal— Ahora si no me equivoco, tu receso concluyó hace diez minutos así que más vale muevas ese maldito y enorme trasero antes de que te reporte con el alto mando.
—¡Ya pues, estoy moviendo mi trasero! —no dejaba de sacudir su ondulado trasero conforme se dirigía a la salida— ¡Antes solías ser divertido, nomás te ascendieron y te volviste un hijo de su ching…!
—¡Maldita sea Torres!
Loick trató de enfrentarla pero para entonces Romina ya había salido por la puerta trasera. No que fuese insubordinada, nada que ver, sólo cuando estaba aburrida solía ponerse de rebelde con la intención de aligerar el estrés en este de por sí ambiente rígido. De lo contrario uno podría perder la cabeza ante la tensión de estar encerrados de seis a doce meses.
Era parte del contrato por así ponerse, dado que la mayoría eran personas que pertenecían a la Facción Replicante, por lo tanto había una noble causa para ello, aunque pareciese lo opuesto dada la reciente oleada de secretos que ponían en cuestión la integridad no sólo de esta conurbación sino de la entera Facción, desde un punto ético moralista.
Pese a que Romina pareciera una cómica holgazana; cuando se trataba de llevar a cabo una misión, su conducta se tornaba seria y sumisa al percatarse de las órdenes del Jefe porque así de eficaz era en el campo.
Podría decirse que lo administrativo solía alterarla; pero cuando de verdad se necesitaba de su respaldo, nunca fallaba en lucir su letal profesionalismo.
—¡Qué están mirando! —Loick se dirigió al resto de los operadores al verlos cubrirse la boca para tapar sus patéticas risitas —¡Póngase a trabajar! De por sí tenía un mal genio, en parte por la edad considerando su re ciente ingreso a los sesenta años. Romina sólo trataba de hacerlo reconectar con su niño interior, pero a estas alturas se comenzaba a dudar de que alguna vez lo hubiese sido. De igual forma a los compañeros les fascinaba contagiarse de esta divertida confrontación.
—Necesito total enfoque hacía este individuo, una vez desenmascarado hagan lo posible por identificarlo.
Entre que la figura peligrosa se aventuraba a la sala de espera tras haber aprobado la fase de desintoxicación, Drex reclutaba a un par de soldados para encararlo justo en la entrada principal al Centro de Operaciones.
Más que precaución, era una táctica para tomarlo de la fuerza y así removerle la máscara en caso de que no mostrase iniciativa por su cuenta, ya que formaba parte del reglamento y verlo dirigirse hacia ellos con toda la calma del mundo les daba mala espina.
Nadie podía ingresar al CISP sin una identificación facial, aunque optara por regresarse a la superficie, tenía que ser sometido al procedimiento. Sin excepciones.
—¡Hey guapo, quédate dónde estás! —Drex le cortó el paso al imponérsele con una magnifica ametralladora— Ni un paso más.
Al cumplir con el mandato, Drex hizo una seña y su equipo integrado por cinco hombres rodeó a la figura peligrosa, restringiéndole de cualquier maniobra evasiva.
La situación estaba bajo control o eso se creía.
—Sargento —habló por primera la figura peligrosa en una voz filtrada por componentes electrónicos—, no se necesita recurrir a la violencia, he sido enviado personalmente por el Consejo Replicante para llevar a cabo una asignación clasificada solo para mí, por favor hágase a un lado y déjeme cumplir con el mandato.
—Cancela aquella petición Sargento —notificó Loick a través del auricular—, el intruso no pasará sin exponernos su verdadera identidad ¿entendido?
—Entendido —Drex soltó el dedo del auricular y se enfocó con dureza hacía la figura peligrosa—. Yo también tengo ordenes del Consejo Replicante; petición negada.
—Sargento —adoptando un tono militar—, está interfiriendo con una orden directa.
—¿Acaso estás sordo? —Impuso con actitud—. No te dejaré pasar hasta que te remuevas el casco, expongas tu horrible rostro hacía la cámara y lo corroboremos con tu identificación.
La figura peligrosa continuó sin señales de acceder.
—Aquí no hay excepciones —reiteró autorizando el uso de municiones—, no volveré a insistir.
Esta vez Drex y sus hombres adoptaron una postura táctica de ataque de la cual extrajo una risa irónica en la figura peligrosa ya que desde un principio lo tenía contemplado.
—Oh Sargento Drex —tornándose personal— ¿No tiene idea en lo que se estás metiendo?
—¿Cómo sabes mi nombre?
Al querer dar un paso, Drex amenazó con apretar el gatillo.
—El que sepa tu nombre no es importante, sino lo que voy a hacer contigo y este lugar.
Esta vez la figura peligrosa retrocedió un paso causándole más confusión.
—¡Quédate dónde estás! —advirtió Drex recobrando su militarismo— ¡No se te ocurra hacer nada tonto o abriremos fuego!
La figura peligrosa puso una de sus manos atrás de la espalda para tocar uno de sus bastones de poder mientras con la otra se la metió en uno de sus múltiples bolsillos de su chaleco ligeramente metalizado.
—¡Soldados! —Drex alertó a los soldados para que lo derribaran y lo tomasen por la fuerza, ya que era importante procesarlo vivo.
Ante el acercamiento de su enemigo, la figura peligrosa resopló con ironía al percibir el valor de Drex. Alguien digno de matar, sin duda lo extrañaría una vez que esto concluyera.
—¡Que empiece la función!
Tras inclinar su rostro cubierto hacía el lado izquierdo, la figura peligrosa tomó uno de sus dos bastones de poder y lo deslizó de forma circular alrededor de los seis atacantes causando una especie de fuerza explosiva. Esto agarró desprevenido a cada uno de estos incluyendo al propio Drex quien tampoco tuvo la menor oportunidad de cubrirse, mucho menos disparar. Por otro lado, Loick estaba que se volvía loco dentro del Sector de Monitoreo y Seguridad. Era una pesadilla de la cual no podía despertar hasta haber neutralizado la crisis.
La figura peligrosa arrojó tres granadas hacía su retaguardia y dos hacía enfrente. Las granadas traseras se desenvolvieron en una llamarada que consumió a tres de los hombres. En cuanto al cuarto, la figura peligrosa lo mató