Hablando claro. Antoni Beltrán
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Hablando claro - Antoni Beltrán страница 3
Como conclusión diré que al finalizar el libro: Del hechicero a la medicina actual, tuve la sensación de que debía continuar con otra publicación para contestar algunas de las preguntas que vertí en él. «Eso provocó que comenzara a investigar en lugares que, a pesar de estar desarrollados por hombres de ciencia, la medicina mecanicista que se practica hoy por hoy jamás se ha interesado por estos asuntos». Aun con todo, no por eso hay una práctica reconocida por una gran cantidad de profesionales donde se incluyen los distintos colegios profesionales, que niegan tácitamente cualquier propuesta que no provenga de lo que se imparte en las aulas médicas, eso pese a no ser conocedores de esas sapiencias. Por ello considero que para una mejor comprensión de este libro es conveniente haber leído el primero que escribí de esta trilogía; Interpretación del éxito.
Dentro de este ensayo, una de las cosas que se plantean es la relación directa que hay entre «política y medicina», cuestión que incide en los profesionales de la salud, pretendiendo tornarlos meros funcionarios, y precisamente ha sido ahí cuando he tenido la oportunidad de plasmar las actitudes de todos los sanitarios con la reciente aparición de la pandemia COVID-19. También «se evidencia, con cierta crudeza, qué es el Homo sapiens sapiens y su relación con el entorno que le rodea». A la vez, se hace una incursión en los «campos morfogenéticos» y la aplicación que pueden tener en medicina. En otro espacio, se desarrolla dónde nace y por qué la «capacidad de empatía». Por el contrario, estudia a los «seres narcisistas», que es el antagonismo natural de ser empático. Después, ahonda en lo que motiva la «salud del Homo sapiens», haciendo un especial énfasis en la importancia de la meditación. Profundiza en una serie de aspectos que pueden ser «el miedo, desmitificando a la muerte». No sin antes analizar las «contradicciones que se evidencian, dentro de la profesión médica». Y finaliza el análisis planteando las «nuevas expectativas» que este siglo nos reportará, no tan solo en la medicina, sino en algo que se suele confundir con ella, el bienestar.
Y a todo eso hay que añadirle las conferencias que he tenido ocasión de impartir con motivo de la presentación de mi último libro. Si a eso le sumamos las largas conversaciones que he mantenido con algunos médicos, esta vez, a diferencia de las anteriores oportunidades, sin ningún tipo de coartada. Es lo que me ha permitido que tanto las opiniones como las preguntas pudieran ser más directas.
Como conclusión diré que, después de muchas cavilaciones, decidí que el título tenía que mostrar en este ensayo dos consideraciones. Una, que fuera la mezcla de mis experiencias, donde no he dudado ni por un momento confesarme y decir toda la verdad de lo que me ocurrió, aunque, esta sinceridad, sea a costa de violar mi intimidad. Y, por otra parte, las contradicciones que experimenté en mi relación con los sanitarios, partiendo de mis conocimientos del management:
¡Hablando claro!
Filosofía general aplicada para médicos, enfermos y otros
También quisiera añadir que en la búsqueda de un personaje que pudiera englobar las características que en mi opinión debería poseer el médico, encontré los valores que se recogen en el antiguo samurái, no creo necesario destacarlos aquí, si bien, más adelante, expondré algunas de sus facultades.
Como lo prometido es deuda, vuelvo a incidir sobre mi más profunda contrariedad hacia la palabra habitualmente usada en medicina: «paciente», de acuerdo con lo desarrollo ampliamente en mi último libro. No obstante, y visto la dificultad para que sea aceptado el trato de «cliente», tengo que añadir una propuesta que estoy seguro podría ser aceptada por el profesional. Se trata de situar al sujeto, en este caso —al definido paciente en la actualidad— con lo que en aquel instante se esté practicando con él; me refiero, como ejemplo; «cuando haya sido operado, sería “el intervenido”, en otro, si se le hubiera practicado un análisis o cualquier otra prueba, “el analizado” o, si fuera objeto de un diagnóstico, “el diagnosticado”, quien estuviera inmerso en un tratamiento, lo denominaría “el tratado”, mientras que quien hubiera sufrido un traumatismo, “el accidentado” y así cualquier denominación que especificara la situación en este caso ya del cliente». Todo menos esa forma despectiva y subordinada que tiene la expresión de paciente.
Sin embargo, en este estudio y de una manera excepcional, dada la dificultad que algunas veces puede plantear la comprensión de los significados que aporto, cada vez que use la palabra cliente añadiré, también, el término cuestionado paciente entre rayas.
Finalmente, voy a aportar un nuevo razonamiento a la palabra que estoy debatiendo. Hoy los médicos, además de esto son funcionarios, y eso se desprende de algunos comportamientos que detallo en este estudio. De cualquier modo, de una u otra forma, el profesional percibe su peculio del departamento de sanidad y, como tal, él es su empleador, trabajando, pues, por delegación con los enfermos que le asigna este. De ninguna forma entiendo que persista en el tiempo la palabra paciente, que no quiere decir otra cosa que «paciencia y, por derivación sufrimiento». Solo añadir una cosa más, estoy en la seguridad que el médico descubre lo que implica ser paciente en el instante que deja de estar en vertical ante una camilla o cama para estar echado en ella. Ahí desvela todo el abanico de particulares negativos que tiene ser, eso que hasta hoy se denomina: paciente.
1. Obsérvese que evito el nombre en boga —de pacientes—, por no considerarlo adecuado. Asunto que se explica convenientemente en: Del hechicero a la medicina actual, capítulo 3: «Una cuestión de interlocutores». Dada la trascendencia que estimo que posee esta palabra en la relación del sanitario con el enfermo, más adelante incluiré una breve reseña para reincidir en este asunto.
2. Expresión que desarrollo dentro del libro: Interpretación del éxito, y más concretamente, en los capítulos 15; «El inconsciente y el modelo mental» y 16; «El carácter o el modelo mental», que hacen referencia a la construcción del carácter.
3. En Del hechicero a la medicina actual, capítulo 5: «El mecanicismo», se explica ampliamente lo referido a la medicina mecanicista.
I. El Homo sapiens sapiens
Hablar de lo que somos los humanos no se puede reducir de ninguna manera a un capítulo, ni mucho menos. Para abordarlo debidamente, sería necesario que ocupara el espacio de varias enciclopedias, cada una de ellas dedicada a las incontables especialidades que abarca la historia y desarrollo del Homo sapiens sapiens. —Definición que, por cierto, se la debemos a Carl von Linneo (1707-1778) nacido en Suecia, fue científico, naturalista, botánico y zoólogo y, entre sus muchos logros, se encuentra el que le puso el nombre a nuestra especie—. Volviendo a la cuestión que nos ocupa, tan solo intentarlo representaría apartarnos de la finalidad de este estudio. Es por eso que lo que pretendo aquí es dar unas breves pinceladas, haciendo saltos cualitativos entre las diferentes cuestiones contradictorias que nos atañen. De este modo, ruego al lector que aprecie la extracción que planteo, para ofrecer una resumida visión de lo que realmente somos.