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nos ponemos a escarbar en nuestra historia reciente. En algu­nos momentos se hace indispensable y ayuda a esclarecer algunos tramos. Además, le resulta indispensable al entrevistado, para tra­tar de dejar más claro qué es lo que nos quiere explicar. A noso­tros también nos parece bien y facilitamos ese mecanismo de ida y vuelta; pero nosotros hemos puesto el foco en otra etapa y volve­mos a los orígenes del MRS:

      –Cuando se va formando el MRS ¿por qué eligieron a Salamanca para el cargo de secretario general?

      Delgado: ... porqueeee nosotros descubrimos, y ahí veo los de­fectos de cada persona, cada uno no tiene que ser egoísta y elegir al compañero más capaz y con más condiciones para que sea la cabeza. Y yo fui uno de los que..., si él estuviera en vida lo podría confirmar, pero hay otros que lo pueden decir; y yo dije en dos reu­niones que hicimos “el compañero Salamanca tiene que ser”. ¿Por qué?, porque a mí me demuestra que el compañero Salamanca, que tenía carisma, que tenía retórica para poder hablar, era muy inteligente. Entonces, ¿qué es lo que teníamos que hacer? Elegir al mejor de los que nos juntábamos. Yo tuve desencuentros con com­pañeros de mi grupo pero apoyé a pesar de que teníamos algunas diferencias políticas muy profundas, muy profundas. Pero lo que estaba en juego era garantizar un sindicato apuntando hacia el clasismo, un sindicato para cambiar la burocracia sindical en ese momento. Ese era el punto. Después adentro nos vamos puliendo.

      Tuve y sigo manteniendo esa posición en este momento.

      –En aquel momento vos pensaste que Salamanca era…

      Delgado: ... por esas virtudes que te dije. Te voy a decir dos co­sas. Nosotros teníamos mucho más acercamiento al PC que con Salamanca. ¿Por qué yo me impongo dentro del grupo en que Ri­vero no era garantía? Porque lo veía tibio, por decir esa palabra. Comprometido a veces con un “síííí, miráááá...”, ¿me entendés? No un traidor, como tampoco digo que son traidores algunos compa­ñeros de los Montos, ¿me entendés? Creo que equivocados, total­mente equivocados.

      Delgado vuelve a su amigo Schiaretti porque se le da la gana vol­ver al Gringo y porque le interesa ese ida y vuelta en la historia y en su propia historia política y sindical. Se siente un poco responsable del crecimiento político y de su incursión en la vida política tradi­cional de uno de los hombres más fuertes y con más presencia en la política cordobesa.

      Delgado: Al Gringo Schiaretti nosotros lo llevamos para que sea gobernador porque lo veíamos como a un dirigente que venía des­de abajo. Y él se equivoca, se lo dije, se equivoca cuando acepta, porque nosotros se lo cantamos así... Hubiéramos sido vanguardia en todo el país con el Gringo. Él se sentía comprometido y por eso llevó a Grobá y a un montón de dirigentes que son del sindicalismo de abajo, ¿me entendés? Yo estuve peleado con el Gringo mucho tiempo. Fue toda una jugada del Gallego De la Sota con Menem –creemos que lo dice con resignación.

      Hadad: Para sacárselo del medio.

      Delgado: Por supuesto. Era un dirigente que le hacía un agujero así a Menem. Hablemos claro, el Gringo es muy inteligente, tiene mucha capacidad, tiene manejo con empresarios, que a veces es muy importante para gobernar. Cuando ellos se van con Cavallo, yo los visito a él y al Chauchi Sosa... El Chauchi ha sido ministro del Gringo. El Chauchi Sosa estuvo preso cinco años porque él cae en una disparada que nosotros tenemos cuando andábamos con unos volantes de las FAP y cuando estamos por el puente, el pelo­tudo se queda... No sé si vos te acordás –lo mira a Hadad–, ahí en el mercado de abasto viejo había ranchitos y ahí estaban las Ponce, las famosas Ponce...

      Hadad: ... el 9-90.

      Delgado: El 9-90. Y le digo “pasamo y comoé”, como que había una esperanza, y me dice que no, que ahí nos van a vender. Le dije “no, no nos van a vender, si es gente humilde”. Y ahí yo me guardé en una piecita de esas y él se queda arriba del puente y lo mano­tean. ¿viste que tiene esas columnas? Él creía que… era suficien­te con esconderse detrás de una de esas columnas. En el camino nosotros habíamos tirado los volantes, ¿entendés? Pero la cana ya venía con los volantes en la mano. Al Chauchi lo meten en cana ya en el 75. El Gringo no cae en cana. Se salva, se piró, ¿viste? Estuvo en la sierra.

      Hadad: ¿Él o el hermano era gerente de la fábrica de armas?

      Delgado: El hermano. Fue director de la fábrica de armas. Él es­tuvo en Palmar, él fue contador de Palmar. Y después fue a la Me­diterráneo, ahí era contador y de ahí Cavallo los saca a todos. A Conca, al Negro Pesoa...

      Hadad: ... Mona, pero él o el hermano era gerente o jefe de la fábrica de armas de los Montos, clandestina...

      Delgado: Clandestina, sí. El hermano. Ahí había dos torneros, changos amigos, yo los conocí, buenos torneros.

      Hadad: Podemos pasar después por la casa en donde cazan a Osatinsky. Y lo cazan a uno que venía con fierro de Buenos Aires para proveerle a la fábrica; venía con una pick up con varillas de fierro. Iba a la fábrica esa y pasa por lo de Bauer, que era uno de los que estaba en la dirección de los Montoneros y encuentran la pick up y quién era el dueño de la pick up y pan pan...

      Delgado: Y ahí cae la fábrica. Hay varios compañeros que han caído. Y el Chauchi la mama de arriba, él era un medio dirigente del peronismo de base, él sale del estudiantado y lo fuimos sumando...

      Un esfuerzo más para volver a la IKA-Renault. Era el mismo mo­mento histórico pero pretendemos avanzar un poco más en los re­cuerdos de Delgado, referidos al proceso de lucha del movimiento obrero de la planta mecánica en donde pasó muchos años, pro­tagonizándolos casi todos. El año 1974 fue en todo el país y, entre los mecánicos cordobeses, demasiado intenso porque hay eleccio­nes y gana nuevamente la Marrón y por ello hay intervención del SMATA nacional, enemigo acérrimo de la Comisión Directiva de la Seccional Córdoba. Y como si todo esto fuera poco, muere Perón, presidente de la Nación, antes de cumplir un año de mandato.

      –¿Qué pasó en Santa Isabel el 1º de julio de 1974?

      Delgado: ... con el Negro Pérez llevamos una corona al lugar en donde se lo velaba, en el Congreso. El SMATA toma la posición de rei­vindicarlo, fuimos cuatro dirigentes. Yo tengo algunas contradiccio­nes con Perón... –iba a comenzar a hablar de sus diferencias pero...

      –Mi pregunta es qué pasó en la planta...

      Delgado: Yo creo que en Santa Isabel fue automático, más allá de que la dirigencia toma la decisión de abandonar, de hacer luto; yo creo que un 70 por ciento se sintió muy afectado. No totalmente porque hay algunos que, viste...

      –En Córdoba hay una presencia del radicalismo, histórica...

      Delgado: No, no. Para mí el peronismo y los sectores de izquierda están enquistados en la clase obrera. Yo venía en los colectivos al tra­bajo y viví en dos o tres lugares con distintas características y te puedo decir que había un 10 por ciento que era enemigo de Perón. Y ahí los radicales... Sánchez, un compañero desaparecido, “Sanchecito”, esta­ba pegado a mí y con Rivero le decíamos “salí como delegado, dale”, porque era un chico que hablaba... –imita un tono vigoroso– y cuando hablaba en el baño vos lo sentías así, con esa pasión. Y le decíamos “loco, salí delegado”. Y él “No, no...” Hasta que lo logramos y sale dele­gado, un excelente dirigente. Bueno, él era radical.

      Hadad: Integró la segunda comisión –se refiere a la Lista Marrón.

      Delgado: Después, por supuesto, estuvo en la izquierda. Sé per­fectamente dónde está, ahora no viene al caso decirlo. Yo, perma­nentemente me junto con el Negrito Ramírez...

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