Patrias alternativas. Jordi Pomés Vives (Eds.)
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17 Paloma Fernández Quintanilla, «Los salones de las Damas ilustradas madrileñas en el siglo XVIII», Tiempo de Historia, 52, 1979, págs. 44-53; y La mujer ilustrada en la España del siglo XVIII, Madrid, MEC, 1981.
18 Ramón Solís, El Cádiz de las Cortes, Barcelona, Plaza y Janés, 1978.
19 Gloria Espigado, «Las mujeres en el nuevo marco político», en Isabel Morant (dir.), Historia de las mujeres en España y América Latina, III, Madrid, Cátedra, 2008, págs. 44-45.
20 Elena Fernández, Las mujeres en los inicios de la revolución liberal española (1808-1823) [tesis doctoral], Universidad Autónoma de Barcelona, 2007.
21 M.ª Cruz Romeo, «Juana María de la Vega, condesa de Espoz y Mina (1805-1872) por amor al esposo, por amor a la patria», en Isabel Burdiel y Manuel Pérez Ledesma (coords.), Liberales, agitadores y conspiradores: biografías heterodoxas del siglo XIX, Madrid, Espasa Calpe, 2000, págs. 209-238.
22 Archives Nationales, sede de París (en adelante, ANSP), serie F/7 (Espagnols refugiés), cartón 12.095.
23 Juana de Vega (condesa de Espoz y Mina), Memorias, Madrid, Tebas, 1977, págs. 25-26.
24 De hecho, la familia no regresaría hasta el triunfo del pronunciamiento de Rafael de Riego, para volver a marcharse en 1823, no solo como consecuencia de la militancia liberal del padre, sino por el hecho de que, por entonces, su hija Juana ya había contraído matrimonio por poderes con el general liberal Francisco Espoz y Mina. En 1824 fallece Josefa Martínez Losada y, un año más tarde, el resto de la familia consigue reunirse con Francisco Espoz y Mina en Londres. Permanecieron fuera de España diez años, casi siempre en Inglaterra, aunque con largas estancias en Francia para promover intentos de restauración de la Constitución de Cádiz de 1812. Finalmente, tras la muerte de su esposo en 1833 regresará a La Coruña en 1837, y llegará a ser aya y camarera mayor de la reina Isabel II entre 1841 y 1843.
25 Huirán a Francia y no regresarán a España hasta 1820 para volver a marcharse, esta vez a Inglaterra, en 1823.
26 Juana de Vega (condesa de Espoz y Mina), Apuntes para la Historia del tiempo en que ocupó los destinos de aya de S. M. y A., Madrid, Hijos de M. G. Hernández, 1910, pág. 310.
27 ANSP, F/7, cartón 12.044.
28 Claude Morange, Una conspiración fallida y una constitución no nata (1819), Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 2006.
29 ANSP, F/7, cartón 12.034.
30 ANSP, F/7, cartón 12.097.
31 AHN, Consejos, leg. 11.991.
32 Alfredo González Hermoso, Le Robespierre Español, París, Annales Littéraires de l’Université de Besançon, 1991.
33 Ibidem, págs. 1.260-1.279.
34 Sánchez Hita, Beatriz, «María del Carmen Silva, la Robespierre española: una heroína y periodista en la guerra de la Independencia», en Castells, Espigado y Romeo, Heroínas y patriotas, págs. 399-426.
35 AHN, Consejos, leg. 11.991, pág. 347.
36 El Español Constitucional, VI, 1819, pág. 390.
37 En respuesta a las exigencias de España sobre los exiliados que estaban en los departamentos limítrofes con la frontera, el Gobierno francés había agrupado en el depósito de la isla de Oleron a los que se consideraba más peligrosos, y, a principios de 1816, allí encontramos al matrimonio registrado (ANSP, F/7, cartón 11.996).
38 El Español Constitucional, X, 1819, pág. 183
39 The British Library (en adelante, BL), manuscrito 38.272.
40 ANSP, F/7, cartón 12.059.
41 ANSP, F/7, cartón 12.056.
42 La condición de afrancesadas correspondería a aquellas españolas cuya implicación en favor de la causa bonapartista fue activa, aunque no se tratase necesariamente de participación política. En el caso de los varones, Artola, en Los afrancesados, los describe a partir de tres tipologías: la primera, formada por funcionarios y pequeños propietarios que acataron las leyes y cumplieron las órdenes sin discutir la legalidad de las mismas, debido a dos razones: el miedo a la represión y la necesidad de sobrevivir; la segunda, en la que encontraríamos a la élite intelectual influenciada por la Ilustración y ansiosa de reformas sociales y políticas y que tenían la esperanza de que José I modernizaría el país a todos los niveles, y un tercer grupo, conformado por oportunistas que se unieron a los franceses buscando fórmulas de enriquecimiento.
43 Elisa Martín-Valdepeñas, «Ilustración, jacobinismo y afrancesamiento: Ana Rodríguez de Carasa (1763-1816)», Cuadernos de Estudios del siglo XVIII, 18, 2008, págs. 33-80.
44 Gloria A. Franco Rubio, «Teresa Montalvo O’Farrill: una salonière criolla en la sociedad española finisecular», en José Martínez Millán et al. (coords.), La Corte de los Borbones: Crisis del modelo cortesano, Madrid, Polifemo, 2013, vol. II, págs. 1.259-1.280.
45 Condesa de Merlin, Memorias y recuerdos de la Señora Condesa de Merlin, publicados por ella misma, La Habana, Imp. de Antonio María Dávila, 1853, vol. I, págs. 62-63 y 237.
46 Elisa Martín-Valdepeñas, «La condesa de Merlin: una criolla en la guerra de Independencia», en Fernando Durán López (ed.), Hacia 1812 desde el siglo ilustrado: actas del V Congreso Internacional de la Sociedad Española de Estudios del siglo XVIII, 2013, págs. 1125-1140.
47 Gaceta de Madrid, 81, 4-6-1814, págs. 613-614.
48 ANSP, F/7 cartón 12.101.
49 Ibidem, cartón 12.087.
50 Ibidem, cartón 12.076.
51 Ibidem, cartón 2.784.
52 Vecina de Tuy y viuda de Jerónimo Freire, muerto en el ataque a Puente Sampayo en el otoño de 1809, solicita la reposición de la pensión que percibía como viuda de guerra (AHN, Consejos, leg. 12.221, pensiones 1835).
53 Véase Elisa Martín-Valdepeñas en «Mis señoras traidoras»: las afrancesadas, una historia olvidada», Revista HMiC, 2010, pág. 96.
54 Respectivamente,