Ya no te llamarán abandonada. Luis Alfonso Zamorano López

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Ya no te llamarán abandonada - Luis Alfonso Zamorano López страница 11

Ya no te llamarán abandonada - Luis Alfonso Zamorano López

Скачать книгу

el caso de las víctimas de Karadima, era muy evidente este temor: podían perder el trabajo, las amistades y, sobre todo, sentir encima el desprecio y el rechazo de muchos católicos, que los acusarían de falso testimonio y de dañar gravemente a la Iglesia. Juan Carlos Cruz, por ejemplo, afirma que una de las dificultades que tuvo que afrontar para llevar adelante las denuncias era «el sentimiento de estar siendo un mal hijo de la Iglesia».

      4. ¿Por qué el relato de las víctimas suele tener incongruencias? La confusión

      Es muy normal que la persona abusada encuentre muchas dificultades a la hora de relatar lo que le ha sucedido. Además, el mecanismo de defensa de la escisión hace que la víctima tenga una memoria selectiva para poder sobrevivir. El terror de la experiencia vivida impide recordar con detalle. Según Gilverti, citado por Rozanski:

      La desmesura le deja sin palabras, porque se produce una situación traumática: es el fenómeno de lo indecible, aquello que no puede mencionarse, porque lo desborda la investidura del terror 13.

      La mezcla de sentimientos y emociones es tan intensa que lo que sintetiza la vivencia de la persona abusada es la confusión; en efecto, la culpa, la autorrecriminación, la ira, el amor y el odio, el miedo, «se mezclan en la mente de la persona abusada como un rompecabezas que no está en condiciones de armar» 14.

      Por su parte, Barudy argumenta que la confusión se produce porque los niños abusados «se enfrentan a un cambio inesperado en su cuadro de vida habitual que conduce a la pérdida de puntos de referencia». Además, «el carácter traumático del abuso sexual altera la percepción y emociones respecto a su entorno, y crea una distorsión de la imagen que tiene de sí mismo, de su visión de mundo y de sus capacidades afectivas» 15. Esta confusión juega a veces en contra de la persona abusada a la hora de enfrentarse a los tribunales, y puede poner en duda si realmente ha habido un acto de violencia sexual o no.

      En el camino de sanación, los supervivientes de abusos tendrán que vencer la confusión permitiendo que puedan aflorar recuerdos que pueden ser muy dolorosos. Aunque sea difícil, esto les ayudará a clarificar hechos y sentimientos. Escuchemos nuevamente a Estrella:

      Empezaron a aparecer no ya recuerdos, sino imágenes nítidas, de mi primo encima de mí, de lo sucedido, que no las podía sacar… Esta fue una imagen cruda, yo no podía seguir; ahí ya accedí a la terapia: tengo fe, sé que Dios me puede sacar de esto, pero me doy cuenta de que necesito otro tipo de ayuda.

      Cuando Estrella, siendo ya una joven universitaria, cuenta por primera vez su historia a su madre, recibe un dato muy interesante que la ayudará mucho en esta superación de la confusión:

      Fue importante la conversación con mi madre, porque tuve otro punto de vista de lo que yo había visto. Un miembro de la familia, a quien quiero mucho, vio un día lo que me estaba haciendo mi agresor. Lo contó, pero no le creyeron, incluso le dieron una paliza por decir que inventaba mentiras. Esto es importante, porque Dios sí que intentó ayudarme. Hubo personas que sí habían intentado ayudarme, más allá de lo que consiguieron hacer. Que haya habido un testigo es importante, porque esto habla de que no fue un invento mío ni de mi imaginación.

      5. La responsabilidad del ASI

      La responsabilidad del ASI es siempre del abusador; esta afirmación no admite cuestionamiento alguno. La dependencia del niño es un elemento definitorio y necesario de la infancia, y los niños tienen derecho a vivirla siempre con confianza. La transgresión de este derecho especial constituye siempre un abuso. Esto es importante para desmitificar la idea de que fue la niña o el niño quien sedujo al abusador. En muchos tribunales, esta racionalización por parte del abusador persigue atenuar, cuando no excluir, la total responsabilidad del adulto. Este mito de la niña seductora o excesivamente cariñosa es inadmisible y falso. Es imprescindible que los acompañantes y agentes pastorales tengan siempre esto muy claro. He conocido de cerca casos en los que, cuando la víctima contaba su relato a su acompañante, lo que recibió de vuelta fue una intervención desubicada y cruel: «A lo mejor fuiste tú quien le provocaste». Obviamente, ahí se interrumpe cualquier posibilidad de una relación de ayuda constructiva. Hay que insistir: la responsabilidad es siempre del adulto. Tampoco es excusa para el abuso que el adulto tenga problemas conyugales y económicos, o que haya tenido traumas en su infancia, o que él mismo haya sido víctima de algún abuso, o que padezca alguna adicción, etc. Es verdad que todo lo anterior puede un ser factor facilitador del abuso, pero no por eso se niega la responsabilidad del abusador.

      Hasta aquí las características típicas y comunes de la relación abusiva. Entremos ahora a ver cuáles son las consecuencias y las huellas –esas heridas que nunca prescriben– que deja el ASI en sus víctimas.

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.

/9j/4AAQSkZJRgABAQAAeAB4AAD/4QEERXhpZgAATU0AKgAAAAgACAEGAAMAAAABAAIAAAESAAMA AAABAAEAAAEaAAUAAAABAAAAbgEbAAUAAAABAAAAdgEoAAMAAAABAAIAAAExAAIAAAAgAAAAfgEy AAIAAAAUAAAAnodpAAQAAAABAAAAsgAAAAAAAAB4AAAAAQAAAHgAAAABQWRvYmUgUGhvdG9zaG9w IENTNS4xIE1hY2ludG9zaAAyMDIwOjEwOjA5IDEzOjQxOjQ4AAAEkAAABwAAAAQwMjIxkAQAAgAA ABQAAADooAIABAAAAAEAAAhnoAMABAAAAAEAAAu4AAAAADIwMTk6MDQ6MjMgMDg6Mzc6NTcA/+EV dGh0dHA6Ly9ucy5hZG9iZS5jb20veGFwLzEuMC8APD94cGFja2V0IGJlZ2luPSLvu78iIGlkPSJX NU0wTXBDZWhpSHpyZVN6TlRjemtjOWQiPz4gPHg6eG1wbWV0YSB4bWxuczp4PSJhZG9iZTpuczpt ZXRhLyIgeDp4bXB0az0iWE1QIENvcmUgNS40LjAiPiA8cmRmOlJERiB4bWxuczpyZGY9Imh0dHA6 Ly93d3cudzMub3JnLzE5OTkvMDIvMjItcmRmLXN5bnRheC1ucyMiPiA8cmRmOkRlc2NyaXB0aW9u IHJkZjphYm91dD0iIiB4bWxuczpwZGY9Imh0dHA6Ly9ucy5hZG9iZS5jb20vcGRmLzEuMy8iIHht bG5zOnhtcE1NPSJodHRwOi8vbnMuYWRvYmUuY29tL3hhcC8xLjAvbW0vIiB4bWxuczpzdFJlZj0i aHR0cDovL25zLmFkb2JlLmNvbS94YXAvMS4wL3NUeXBlL1Jlc291cmNlUmVmIyIgeG1sbnM6c3RF dnQ9Imh0dHA6Ly9ucy5hZG9iZS5jb20veGFwLzEuMC9zVHlwZS9SZXNvdXJjZUV2ZW50IyIgeG1s bnM6cGhvdG9zaG9wPSJodHRwOi8vbnMuYWRvYmUuY29tL3Bob3Rvc2hvcC8xLjAvIiB4bWxuczpj cnM9Imh0dHA6Ly9ucy5hZG9iZS5jb20vY2FtZXJhLXJhdy1zZXR0aW5ncy8xLjAvIiB4bWxuczp4 bXA9Imh0dHA6Ly9ucy5hZG9iZS5jb20veGFwLzEuMC8iIHhtbG5zOmRjPSJodHRwOi8vcHVybC5v cmcvZGMvZWxlbWVudHMvMS4xLyIgeG1sbnM6eG1wUmlnaHRzPSJodHRwOi8vbnMuYWRvYmUuY29t L3hhcC8xLjAvcmlnaHRzLyIgeG1sbnM6cGRmeD0iaHR0cDovL25zLmFkb2JlLmNvbS9wZGZ4LzEu My8iIHhtbG5zOnBkZnhpZD0iaHR0cDovL3d3dy5ucGVzLm9yZy9wZGZ4L25zL2lkLyIgcGRmOlRy YXBwZWQ9IkZhbHNlIiBwZGY6UHJvZHVjZXI9IkFkb2JlIFBERiBMaWJyYXJ5IDExLjAiIHhtcE1N OkRvY3VtZW50SUQ9InhtcC5kaWQ6MjdENTU2RDEwRTJCNjgxMTlFMDdCMTM0MTVCQzIyREUiIHht cE1NOkluc3RhbmNlSUQ9InhtcC5paWQ6QjAzQjRENkRFNjJCNjgxMTlFMDdCMTM0MTVCQzIyREUi IHhtcE1NOlJlbmRpdGlvbkNsYXNzPSJwcm9vZjpwZGYiIHhtcE1NOk9yaWdpbmFsRG9jdW1lbnRJ RD0ieG1wLmRpZDowMDgwMTE3NDA3MjA2ODExODcxRkFENTFFRkNDNTEyRSIgeG1wTU06VmVyc2lv bklEPSIxIiBwaG90b3Nob3A6Q3JlYXRlRGF0ZT0iMjAxOS0wMi0yNVQxMzoyNjo0OSIgcGhvdG9z aG9wOkxlZ2FjeUlQVENEaWdlc3Q9IkUwNjRBOTZCOEI5OURGNjc3MkRFQjY1MDkwRjFBMzc3IiBw aG90b3Nob3A6TW9kaWZ5RGF0ZT0iMjAxOS0wNC0yM1QwODozNjo0MCIgcGhvdG9zaG9wOkNvbG9y TW9kZT0iMyIgcGhvdG9zaG9wOklDQ1Byb2ZpbGU9IkFkb2JlIFJHQiAoMTk5OCkiIGNyczpBbHJl YWR5QXBwbGllZD0iVHJ1ZSIgeG1wOkNyZWF

Скачать книгу