Estrategias de comunicación política. Ramón Alberto Lugo Rodríguez
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– Las directrices de producción de la BBC indican que con base en el acuerdo contenido en este documento, la BBC no transmite programas que incluyan material alguno que se considere una ofensa al buen gusto y la decencia o sea capaz de incitar al crimen o llevar al desorden, o ser ofensivo para los sentimientos del público.
– Las directrices también dejan claro que “los pilares básicos de la decencia descansan sobre la base de decir la verdad respecto a la experiencia humana, incluyendo su lado oscuro, pero no por ello deben humillar ni brutalizar mediante palabra u obra, o celebrar la crueldad”.
– La BBC analizó con sumo cuidado la secuencia denominada “A Woman Right to Choose” (El derecho de una mujer a elegir). Secuencia que tiene una duración de 2 minutos y 12 segundos de la emisión total, que es de 4 minutos y 40 segundos. La BBC refiere que dicha secuencia es totalmente inaceptable en el gusto y la decencia, y que por esta razón no la transmitirá bajo ninguna circunstancia en cualquier momento.
Por este motivo, la Alianza Pro-Vida solicitó la revisión judicial de la decisión de la BBC de no transmitir dicho video; esta solicitud fue resuelta por medio de la acción judicial denominada “queen v. british broadcasting corporation ex parte pro-lIFE alliance party [1997] ewhc Admin. 316 (24th March, 1997)”, que resultó en contra de la petición de la Alianza Pro-Vida y a favor de la decisión de la BBC. En una declaración jurada en nombre de la BBC, Anne Slowman amplió los argumentos sobre la posición de la BBC.[2] La secuencia, considerada como ofensiva, contenía 30 fotos de fetos abortados en etapas avanzadas de desarrollo, muchos de los cuales se encontraban destrozados y mutilados. Los representantes de la BBC y de todos los canales independientes (3, 4 y 5) determinaron que la secuencia no podía ser transmitida debido a una opinión generalizada de rechazo respecto al carácter ofensivo de la cinta. Sin embargo, se convino que tal decisión debía ser tomada por cada organismo de manera independiente, sólo después de su valoración en las respectivas organizaciones.
La BBC tomó la decisión de no transmitir la cinta con base en los compromisos que había adquirido, contenidos en el acuerdo con el secretario de Estado para el Patrimonio Nacional, con fecha 25 de enero 1996; en especial, con lo estipulado en la cláusula 5.1 (b) de dicho documento, que señala que la BBC está obligada a hacer todo lo posible para garantizar que todos los programas que sean difundidos sirvan a los gustos y necesidades de diferentes audiencias y, en particular, que muestre preocupación por los jóvenes, colocando los programas en un horario apropiado de acuerdo con su contenido.
La Alianza Pro-Vida realizó una solicitud ante el Tribunal de Apelación, la cual también fue rechazada. Por último, recurrió al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, alegando una violación al artículo 10 del Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH). La solicitud fue declarada inadmisible, sin siquiera llamar al gobierno del Reino Unido para exponer sus observaciones al respecto.
La forma en que los votantes obtienen información
La comunicación política es un proceso interactivo que involucra la transmisión de información entre los políticos, medios de comunicación y votantes (Norris, 2002:127). La relevancia del despliegue de recursos humanos o de estrategias edificadas sobre la base de la organización de los partidos políticos es incuestionable: los partidos son estructuras creadas para moverse en la interfaz existente entre la esfera de la política y la de los ciudadanos, que sirven como vehículo para participar en la competencia por el poder. Los partidos políticos en su lucha por el poder crean universos conceptuales: una visión del mundo que tratan de transmitir a los electores para orientarlos en la comprensión de la realidad compleja de la política. Asimismo, la campaña política implica una suerte de ejercicio de comunicación entre los aspirantes a un cargo y una audiencia de votantes (Swenney, 1995:17); en la actualidad, esas batallas encaminadas a convencer al electorado utilizan los medios de comunicación como uno de los principales canales de transmisión de mensajes persuasivos.
En este contexto, Samuel L. Popkin (1994) presenta evidencia acerca de la forma en que razonan los votantes dentro de los procesos electorales. Por medio del concepto de racionalidad de información acotada (low information rationality), pretende explicar cómo los votantes se asemejan a inversionistas públicos que se desenvuelven en entornos de incertidumbre esperando, con su voto, generar bienes públicos que les retribuirán beneficios en el futuro. De esta manera intenta dar argumentos acerca de la importancia de las campañas políticas y cómo éstas toman sentido en el entorno democrático.
En el mismo sentido, Arthur Lupia y Daniel Mathew McCubbins (1999) presentan un modelo teórico que tiene por objetivo mostrar elementos a favor de la capacidad de los ciudadanos para realizar elecciones razonadas en entornos de información limitada y, con ello, proveer evidencias de la capacidad de los individuos para lograr el principio de autogobierno (self-governance). Es así como Lupia y McCubbins muestran que las herramientas que las personas utilizan para obtener información son llamadas “atajos cognitivos”; es decir, formas en que los ciudadanos aprenden y hacen sus elecciones. Con base en esto, los autores buscan responder las preguntas respecto a la incompatibilidad entre el concepto “delegación” y las capacidades de los ciudadanos para elegir racionalmente y, así, satisfacer el principio de autogobierno. Entre sus principales conclusiones se encuentran:
– La elección razonada no requiere que el individuo cuente con información completa sobre el tema, sino que posea la capacidad para predecir las consecuencias de las acciones que tome. Esta habilidad es definida como conocimiento; es decir, la relación existente entre la información que tiene la gente y el tipo de decisiones que toma.
– El procesar información tiene un costo en tiempo de aprendizaje para cada individuo, es por ello que la gente escoge el ignorar la mayor parte de la información que recibe (ignorancia racional) y basa la mayoría de sus decisiones en una cantidad marcadamente pequeña de información.
– Las personas usualmente reemplazan la falta de información directa sobre un tema por el consejo de alguien más que las ayuda a construir una imagen más detallada de la realidad. Esta sustitución puede darle a las personas la capacidad para hacer elecciones razonadas.
– El confiar en el consejo de otros impone costos, pues aunque reduce el esfuerzo de adquirir información, aumenta la posibilidad de decepción.
– Una persona que quiera obtener conocimiento a partir del consejo de otros debe escoger el hacer caso a ciertos consejos e ignorar otros. Las personas realizan elecciones en formas predecibles y sistemáticas.
– Las instituciones políticas pueden ayudar a las personas a elegir qué consejo seguir y cuál ignorar, cuando clarifican los incentivos (la intención) de los consejeros.
James Forrest y Gary N. Marks (1999) realizaron un estudio que muestra el impacto de la cobertura mediática de las campañas electorales en las elecciones federales de 1990 en Australia. La hipótesis de dicho estudio es que la influencia de los medios en el comportamiento de los votantes es modesta por sí sola, aun entre aquellos que son expuestos a elevados flujos de información. Los autores señalan que la cobertura de los medios de comunicación provee generalmente de una pequeña, pero importante, contribución en el comportamiento de los votantes en conjunto; esto, con diversos factores, como la identificación partidaria, la información previa, las creencias y la evaluación que realiza cada persona del entorno en que se da la contienda, al momento de emitir su voto.
Forrest y Marks señalan que los efectos de los medios de comunicación difieren de acuerdo al estímulo político, el medio en el cual se transmite