Autorretrato de un idioma. Группа авторов

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ser, ha de abrazar —como se abrazan fraternalmente Ricote y Sancho— sus muchas formas de hablar.

      1CERVANTES, Miguel de (1999 [1615]): Don Quijote de la Mancha. Editado por Francisco Rico. Barcelona: Instituto Cervantes/Editorial Crítica.

      2Cavillac 1975.

      3Márquez Villanueva 2010: 226. El de Márquez Villanueva es el ensayo más completo y lúcido sobre el episodio del morisco.

      4Sobre todas estas cuestiones ver Rosenblat (1971: 13-67); y, sobre todo, el excelente libro de Frago Gracia (2015).

      5Los textos clásicos, de los que parten todos los demás para esta idea, son Menéndez Pidal (1933; 1941).

      6La bibliografía sobre el tema es extensa, pero para este episodio en concreto pueden verse Harvey (2005), Moreno Díaz (2009) y Francisco J. Flores Arroyuelo (1989).

      7Recogido en García Arenal 1975: 55.

      8Sobre la historia del árabe en la España moderna ver fundamentalmente García-Arenal y Rodríguez Mediano (2010) y García-Arenal (2015).

      9Remito al excelente balance de Carrasco Urgoiti (1999: 203-206).

      10Cfr. Stuart B. Schwartz 2010.

      11Cfr. Lapeyre 1986: 252; y Martinez 2002: 466-477.

      6. Apología en defensa de la Doctrina Cristiana escrita en Lengua Guaraní, de Antonio Ruiz de Montoya (1651)1

      Apología

      en defensa de la doctrina cristiana que en la lengua guaraní

      tradujo el venerable padre fray Luís de Bolaños

      de la familia franciscana, por orden de la sínodo

      que el Ilmo. Señor. D. fr. Martín Ignacio de Loyola,

      obispo del Paraguay, celebró en la ciudad de la Asunción

      el año 1603. Y fue aprobado por el sínodo que celebró

      el Ilmo. Señor. fr. Cristóbal de Aresti, el año 1631, en que

      se volvió a encomendar el uso de éste, y no de otro catecismo,

      que hasta ayer corría limpio de achaques y hoy le ensucia

      un autor anónimo.

      Seis cuadernos han salido a luz, engendro de un juicio muy desbaratado. Contienen seis cuestiones, cuya cualidad mala e indigestión pésima daban escusa a mi respuesta, cuando ellos mismos a sí mismos se responden sacando a luz el desconcertado juicio de su autor. Y aunque a libelos sin fama y sin nombre no se debe responder ni admitir a crédito, como dijo un Príncipe legislador: Famosa scriptio libellorum quae nomine accussatoris caret, minime examinanda est, sed penitus abolenda. Con todo eso en otra parte respondo a las cinco cuestiones, y aquí a la sexta, que, aunque indigna de que juicio cuerdo las ventile, será bien satisfacer, no a los cuerdos de juicios sano, entendidos y doctos, que a éstos su lectura, su desconcierto, sus falsedades, sus lugares mentidos, sus suposiciones falsas, sus truncados y desmembrados lugares, su mala y torcida inteligencia, sus testimonios que los autores, a los santos y Padres de la Iglesia levanta, los hurtos que hace a la jurisprudencia, con otros accidentes de furia, temeridad, arrojo, cólera y rencor desbaratado, les da luz clara del obscuro y desbaratado juicio de su autor. Al ignorante sólo pretendo convencer con la razón, antorcha a cuya luz se ve la verdad en su hermosura. Y creo saldrá mi intento vano, porque ¿cómo convenceré con razón a quien con abstracto juicio está privado de ella? Milagro será evidente hacer que el ciego vea.

      Ea sunt defendenda ratione (dijo el gran padre y doctor de la Iglesia Agustín) quae vel a sensibus inchoata vel ab intelligentia mentis inventa quae autem nec corporeo sensu experti sumus, nec mente assequi valuimus, eius sine ulla dubitatione credenda sunt testibus. Veo tan abstraído de la mente al autor del libelo que con menos achaques se ven hoy curar en San Andrés muchos juicios. Y así usaré de lo uno y de lo otro de la inteligencia mental y si ésta no cupiera en el juicio del autor, valdreme de testigos.

      Condena directe por hereje al religiosísimo y venerable padre fray Luís Bolaños, siendo su virtud merecedora de inmortales elogios por haber traducido el Catecismo; y indirecte a la Compañía de Jesús por haberlo impreso, siendo lo uno y lo otro ordenado por dos sínodos. El mal olor que despiden sus torpísimas y oscurosas palabras son manifiesto indicio del muladar impuro de su alma, pues vomita por la boca tantas inmundicias y torpezas y las escribe en repetidos cuadernos para que con afrenta sea abominada su impunidad de todos.

      Ensucia tres vocablos de la lengua en quienes ningún gentil y bárbaro del Brasil, río Marañón y Paraguay, a quienes desde su primer descubrimiento se les predicó y explicó con ellas la filiación del Verbo temporal y eterno sin un rastro de mal olor o disonancia. Y ningún predicador del Evangelio de cuantos hasta hoy ha habido doctos en teología, y en la lengua doctísimos, ha imaginado que pudiera haber hombre de juicio entero que vocablos tan limpios los ensuciara, como hace el autor anónimo en su libelo, propio de parto de intención torcida y maliciosa, cuya abstracción del sueño se desvela en fingir en lo recto y inculpable, errores. Si beneficia naturae (dijo Séneca) intentus in pravitate perpendimus nihil non nostro malo accepimus, nihil invenies tam manifeste utilitatis quod non in contrarium transferat culpa.

      Y no dudo que faltando a su inquietud materia de ruidos, la tome de reformar el Credo, porque, quien tan hambriento anda de ellos que se emplea en contradecir verdades, quizá reparara en el in del Credo: in Deum, in Jesum Christum, in Spiritum Sanctum, pues según el gramático in es contra. Y en el Creatorem, que sólo el Padre lo es y que ni el Hijo ni el Espíritu Santo son creador. En el sedet ad dexteram Patris argüirá que damos al Padre cuerpo y brazos, siendo substancia pura, y si toma a cargo esta reforma no le quedará por falta de palabras.

      Las mías vestiré de castidad y limpieza para apagar el mal olor de las obsenosas y feamente torpes del autor anónimo, con que a título de defensor del señor obispo y de la Iglesia, ofendiendo a ambos, pretende inficionar el nombre de Jesús y macular el nombre de jesuitas como si éstos no fueran hijos de ella y humildes siervos de su Señoría, sino herejes, como en muchas partes dice en su libelo. De que el desapasionado lector sacará claro que el ánimo enconado de su autor y el color encendido de la tinta con que escribe oprobios, ensucia lo limpio y afea lo hermoso, con que intenta enturbiar la paz, encenagar conciencias, arrojando cieno a la piscina de doctrina sana, que hasta hoy ha dado salud a innumerables gentes a que se han sujetado sin haber sentido el olor del cieno con que este anónimo fabricador de libelos pretende inficionarla. Finalmente sacará mi verdad a vistas, desnuda de ropajes, con que se hará más clara ostentación de su hermosura, a cuyos resplandores espero se desvanecerán los efectos con que la mentira intenta vestirse por verdad. Sed quoniam (dijo un docto) Deus hanc voluit esse rei naturam, ut simplex et nuda veritas esset luculentior, quia satis ornata per se est; ideoque ornamentis extrinsecus additis fucata corrumpitur. Mendacium vero specie placet aliena quia per se corruptum vanescit ac defluit; nisi aliunde ornatu quaesitu circumlatum fuerit atque politum. Y para proceder en la materia con claridad y orden reduzco mi respuesta a cuatro conclusiones.

      Primera conclusión

      El Catecismo que por nuevo calumnia el autor del libelo ha corrido en el Paraguay, en el Brasil y el Marañón desde su primer descubrimiento. Y se imprimió en el Brasil con orden, examen y aprobación de los prelados y de la Santa Inquisición

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