Autorretrato de un idioma. Группа авторов

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      Un elemento que une a estos trabajos histórico-lingüísticos es el importante rol que juega el metalenguaje no solo como el medio a partir del que se realiza la historificación, sino también como su propio objeto. Se escribe la historia del español y de otras lenguas echando mano de las herramientas metalingüísticas que nos proporciona la lingüística, pero además se toma el metalenguaje como objeto que ha de ser historificado, como eje vertebrador del relato en tanto que componente central de la lengua misma. Qué piensa o siente la gente de la lengua, de las variedades y de los géneros discursivos es, en estos estudios, parte más central de la historia que las gramáticas destiladas de los usos por la acción evaporadora de la lingüística formal.

      En la Historia política del español: la creación de una lengua (2013, 2015), José del Valle se sitúa en esta misma línea en tanto que, apoyándose en el trabajo del medievalista Roger Wright, identifica el nacimiento de las lenguas como sucesos metalingüísticos.6 El español nace cuando se lo identifica cultural y políticamente como tal, y evoluciona de la mano de los metalenguajes que van valorando el idioma y sus variedades en situaciones y contextos sociopolíticos concretos. La presencia o ausencia de una forma lingüística, la opción por una u otra variante resulta inseparable de las identidades sociales asociadas a cada alternativa y de los procesos de subjetivación de los que forman parte. En este sentido, la historicidad no es la simple evolución de un objeto a lo largo de un cronograma vacío decorado con un telón de fondo que exhibe los hitos políticos del desarrollo de una comunidad (la mayoría de las veces nacional). Desde nuestro enfoque, el contexto no es un simple telón de fondo. Y la historicidad se figura como la relación dinámica y coconstitutiva entre la interacción verbal y la dimensión sociopolítica de las comunidades humanas. La aproximación glotopolítica a la historia de una lengua aborda el estudio de las condiciones de su emergencia y persistencia como objeto de un metalenguaje examinando su participación en la constitución de subjetividades políticas de toda índole (subjetividades tales como la nacional, colonial, étnica o de género y su posible movilización en procesos tales como la esclavitud, el feudalismo, el capitalismo, la subalternización o la emancipación).

      El autorretrato

      Las ideas fundamentales que organizan esta antología fueron discutidas grupalmente por primera vez en Bogotá en agosto de 2016, en el contexto del Segundo Congreso Latinoamericano de Glotopolítica. En el curso de aquella reunión, José, que acababa de publicar la ya mencionada Historia política del español: La creación de una lengua, invocando las crestomatías de textos que en otro tiempo habían acompañado a la historia canónica de la lengua española, propuso enfrentar la elaboración de un complemento consistente en una recopilación selectiva de fuentes primarias que tematizaran la lengua castellana y fueran susceptibles de ser leídas desde una perspectiva glotopolítica.7

      Si bien es cierto que el impulso inicial surgió de necesidades asociadas a nuestra condición de docentes y a ideas sobre cómo reconceptualizar además de la investigación, la enseñanza de la «historia de la lengua», también lo es que pronto vimos (o creímos ver) un interés social más amplio en la reflexión crítica sobre la lengua y su historia. De ahí que el proyecto, amén de su posible relación complementaria con otros libros anclados en el campo universitario, adquiriera un sentido propio y se impregnara de nuestro deseo de llegar a un público lector mayor. Este libro serviría, nos propusimos, como punto de partida para que el público interesado, especialista o no, tuviera acceso directo a manifestaciones metalingüísticas con las que la historia política del idioma había ido quedando registrada en el archivo histórico. Pondríamos entonces nuestra capacidad organizativa al servicio de la lengua misma para que, a través de algunos de los textos en que se materializa, nos ofreciera uno de entre los infinitos autorretratos que podría dibujar o, mejor, relatar. Con el fin de contribuir a armar itinerarios de navegación por el libro, y para fortalecer la antología como recurso pedagógico, desde el principio quisimos que cada fuente primaria fuera acompañada por un breve comentario escrito por una especialista que la contextualizara sugiriendo además líneas de reflexión respecto de su importancia para la historia política de la lengua.

      La selección final nos complace enormemente, pero a la vez nos deja múltiples insatisfacciones. ¡Qué difícil es liberarse del afán representativo! ¡Qué fuerte el deseo de que el objeto creado responda a una verdad ajena a sí mismo! La pulsión por incluir «todo» lo relevante es además tan fuerte como la imposibilidad inscripta en esa palabra: «todo». Se podrá juzgar el libro (como nos sentimos tentadas y tentados a hacer) por las ausencias. Y tal juicio será eterno y, por lo mismo, nunca final. Preferimos por ello concentrar nuestra valoración del trabajo en los textos incluidos. Estos han sido dispuestos de acuerdo con el bastante arbitrario y útil criterio de la cronología sobre la base de su fecha de producción, sin que intervengan factores tales como su ubicación geográfica o el género textual al cual pueda ser atribuido. Esperamos que las lectoras y los lectores se dejen impactar por el «efecto rayuela» y que se animen a organizar trayectorias de lectura de acuerdo con sus propios intereses e intuiciones.

      Finalmente, ojalá pudiéramos declarar que el resultado del trabajo que tienen en sus manos (o en la pantalla de su computadora) es el producto directo de nuestra meticulosa planificación, de la reflexión cuidadosa sobre qué textos y qué autores y autoras incluir, sobre qué especialistas invitar a escribir los comentarios y sobre la estructura y orientación de estos. Tal planificación se dio, por supuesto, en alguna que otra reunión presencial, aprovechando congresos profesionales, y, sobre todo, en múltiples sesiones de trabajo a distancia facilitadas por las tecnologías digitales de telecomunicación (nótese que el equipo editor tiene sus residencias principales respectivas en Buenos Aires, Montevideo, Nueva York y Santiago de Chile). Por supuesto, todo plan ambicioso que se precie de serlo debe partir del reconocimiento de su imposibilidad, de la inexorable aparición de lo inesperado. Y así fue en nuestro caso. Dimos nuestros traspiés, pero entre lo que pudimos salvar del plan original y la capacidad de reacción y reinvención que logramos alcanzar como equipo, llegamos a este volumen que tenemos la osadía de poner, así como quedó, ante un público lector de gentes dispuestas a entregar la energía de su inteligencia y su curiosidad a la historia política del español.

      1En lo sucesivo, cuando usemos «hablar» nos estaremos refiriendo a la interacción verbal en general, al margen del canal —oral, escrito o señado— por el que se produzca.

      2Para adentrase en el concepto de «metalenguaje», se puede consultar el libro de Jaworski, Coupland y Galasinski. Y sobre la «indicialidad», el artículo de William F. Hanks o, yendo a la fuente original, el clásico de Charles Peirce.

      3Este planteamiento es deudor de la visión del lenguaje hallada en la obra de Mijaíl Bajtín y de Valentín Voloshinov.

      4Tal enfoque puede ser asumido desde múltiples campos o disciplinas académicas, y quienes coordinamos el presente proyecto lo hacemos desde la lingüística, donde algunas escuelas de sociología del lenguaje, análisis crítico del discurso y sociolingüística crítica hace décadas que se articulan a partir de esta mirada. Quien quiera explorar más la perspectiva glotopolítica latinoamericana con la que entronca nuestro proyecto puede hacerlo leyendo a Elvira Arnoux (2014a) o el artículo de José del Valle (2017) en el número 1 del Anuario de Glotopolítica.

      5A este modelo corresponden, por ejemplo, el clásico del español Rafael Lapesa o el libro de texto más moderno y localizado del venezolano Enrique Obediente.

      6Esta misma visión es avanzada por otros autores, como por ejemplo, Luis Fernando Lara en Teoría del diccionario monolingüe (1997).

      7Entre los proyectos comparables al presente, destacamos dos: el proyecto Documentos para la historia lingüística de Hispanoamérica, auspiciado por la Asociación de Lingüística y Filología de América Latina, publicado en varios volúmenes entre 1993 y 2009, y Documentos sobre política lingüística

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