La familia de T…. Álvaro Gutiérrez Zaldívar

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La familia de T… - Álvaro Gutiérrez Zaldívar

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india; el lugar era perfecto, formaba una rinconada entre dos arroyos de distinto origen.

      Hubo una temporada en que la falta de lluvia fue tan prolongada que el arroyo cercano a la casa se secó; solo el río grande, que era el límite del campo, se mantuvo, porque recibía afluentes, de distinto origen. Todos los animales de la zona, fueran propios o ajenos, se instalaron al lado del arroyo.

      Francisco había leído que los mayas en México desaparecieron como Imperio porque sufrieron una seca que duró doscientos años; no es algo comprobado, pero cuando venían las secas nadie de la familia hablaba de los mayas. Estaba prohibido.

      En ese tiempo los campos más valiosos eran aquellos donde corrían ríos o arroyos.

      Al no haber alambrados, se planteaban muchos problemas. Cuando faltaba agua, los animales de los vecinos se concentraban en las aguadas del campo y en el río cercano, con el agravante de que los animales ajenos también se comían el poco pasto que quedaba y la seca impedía que creciera.

      Luego había que separar los animales ajenos, lo que tampoco era fácil, ya que eran semi-salvajes y no estaban dispuestos a ser despojados del agua.

      De noche la hacienda propia se concentraba en un lugar alto, donde había postes fijos clavados en la tierra para que se rascaran. Los hombres la rodeaban despacio, tranquilizándolos. Un ruido brusco o anormal generaba estampidas.

      Luego los campos se empezaron a cerrar con alambre, lo que obligó a buscar nuevas soluciones para transitar. Había que dejar tranqueras abiertas para el paso, porque si no los vecinos tenían que hacer kilómetros de rodeos para llegar a su destino. Años después analizaron el uso del alambre de púas, elemento traído de los Estados Unidos de Norte América; limitaba más a la hacienda y no hacía falta tensarlo mucho, pero los cueros con rayas de púas se pagaban menos. A veces ni siquiera los aceptaban. Hoy gran parte de los problemas se solucionaron con alambrados eléctricos.

      Distintos orígenes de la información

      Con el tiempo otros miembros de la familia empezaron a escribir sus propios diarios que todavía se conservan. En el personal que dejó Francisco constan sus investigaciones sobre los ocupantes anteriores; así, descubrió que el campo había pertenecido al rey de España, a varias Órdenes Religiosas, al Gobierno de la Provincia y al Padre del Tatarabuelo.

      Francisco estaba en permanente contacto con los indios que trabajaban en el campo, y empezó a recolectar información sobre su origen. Quería determinar si eran nativos de América o llegados de otros lugares distantes.

      En general se piensa que todos los seres humanos han surgido de un mismo tronco, pero no faltan quienes opinan que los pueblos originarios de América tenían un origen distinto.

      Es una historia larga y también cuestionada; incluso existe la posibilidad de que distintas líneas de humanos se mezclaran. Las pruebas que ahora se realizan sirven para demostrarlo.

      Con el criterio de que todos los humanos tendrían origen en un solo tronco, hay que aceptar que los indios serían el resultado de inmigraciones anteriores a Colón, provenientes de otros continentes.

      Francisco sostenía que hubo muchos llegados desde distintos lugares. Hay diferencias físicas y culturales que confirman esta posibilidad.

      La idea más común es que los primeros entraron por un paso existente en algún momento en el Norte de América.

      También opinaba que podrían haber venido en balsas o en barcos pequeños.

      Cuando llegaron los europeos a México, Perú, Centroamérica y Bolivia descubrieron tribus con cientos de años de progreso en relación con los que habitaban en los extremos Norte y Sur.

      Todavía había gente en la época de Francisco, y también posteriores a él, que sostenían la idea de que los indios se habían originado en América. Él no estaba de acuerdo. Por otra parte, hoy sabemos, gracias al sistema de ADN, que en América hay mayor cantidad de antecedentes de grupos de origen asiático que de origen europeo.

      Francisco

      A Francisco no le interesaba el trabajo en el campo, lo tomaba como una obligación. Prefería el trato con la gente, conversar, leer, intercambiar ideas.

      Viajaba a Buenos Aires todo lo que podía y era el primero en ofrecerse a ir a las estancias vecinas para ayudar en determinados trabajos. Se quedaba a dormir ahí, porque las distancias eran considerables.

      Una de esas estancias pertenecía a la familia Villegas, a la que iban con Braulio. Sus padres consideraban que ahí vivían chicas buenas, dignas de casarse con ellos. La dueña de esa estancia, la primera vez que lo vio a Francisco, le dijo: –Dile a tu madre que te mande vestido como todos–. Es decir, “que te mande sin tanta cosa”.

      La mayor diferencia entre los dos hermanos radicaba en su forma de actuar. Era una época en que se vivía en peligro, había ataques de indios y bandoleros; había enfermedades que hoy son solucionables, pero en esos tiempos se llevaban la gente al otro mundo en forma inmediata. Buenos Aires tuvo durante años epidemias de cólera y fiebre amarilla, que la devastaron. Más de la mitad de los habitantes de la ciudad se murieron o se fueron a vivir a otro lado. Lo mismo, quizás en menor medida, sucedía en el campo. La forma de contención que usaban era colocar recipientes con agua en las patas de las camas de los enfermos, esperando que los bichos que supuestamente provocaban las enfermedades se ahogaran al bajar.

      También las emergencias de ataque eran respondidas por los hermanos de distinta forma. Braulio se movía de prisa y sin pensar, como si tuviera un código de respuesta instantáneo en su cerebro, una especie de piloto automático. Francisco, en cambio, sostenía que ninguna situación es igual, que no había que tomar una decisión hasta tener un cuadro completo.

      Estas características se fueron transmitiendo a las sucesivas generaciones; a veces fueron dominantes; otras, recesivas. Habitualmente, Braulio pensaba y actuaba en movimiento. Esto hoy se refleja en algunos de sus descendientes, que incluso piensan y deciden mejor en movimiento que sentados o acostados.

      La situación india y la existencia de bandidos era complicada; la casa se fue fortificando para hacerla más inaccesible. Las paredes eran lisas, las ventanas tenían rejas; la construcción estaba rodeada por cuatro zanjas colocadas a unos sesenta metros de la misma y se accedía por dos caminos, que podían ser fácilmente defendidos.

      Las zanjas estaban básicamente para complicar las cargas a caballo; no las podían usar los indios como trincheras porque de lo alto del torreón de la casa, a lo largo y a lo ancho, era posible balearlos. Incluso la familia disponía de un cañoncito que tiraba clavos y piedras, como si fuera una escopeta de gran tamaño.

      Cuando entraron en la adolescencia, Pedro hizo agrandar el cuarto donde dormían sus hijos, en el primer piso, con una saliente hacia afuera de la línea de edificación. Le colocaron troneras laterales para disparar desde los costados. Instalaron también, en el piso de la saliente, una tapa móvil, para poder ingresar con una escalera cuando la casa se cerraba a toda velocidad ante un ataque. La tapa se retiraba para facilitar el ingreso de los que no habían podido entrar antes del cierre total y consistía en una gruesa tabla plana de quebracho con aberturas a los costados desde donde disparar contra los atacantes.

      Estaba situada a cuatro metros del suelo y por ahí entraban los rezagados, que estaban en el campo y llegaban cuando las puertas ya habían sido cerradas. Al principio se accedía con una escalera

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