Inteligencia lúdica. Marcos Cristal
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Que puedan competir y cooperar, a la vez.
Diestros en el trabajo en equipo.
Hábiles para gestionar tensiones e incertidumbre.
Buenos navegadores de tensiones y paradojas.
Buscadores de soluciones innovadoras.
Que respeten las reglas y que sepan cuestionarlas.
Disciplinados a la vez que flexibles.
Orientados a la acción.
Emocionalmente involucrados.
Que encuentren motivación en los desafíos.
Que busquen disfrutar de lo que hacen.
Que quieran trascender y dejar huella.¿Quieres tomar un café con nosotros?¡Nos encantaría conocerte!Por favor, completa tus datos en este link (…)».
Rodrigo relee la lista de características que aparecen en el anuncio, y redobla su interés.
Piensa: «Este anuncio me atrae, me entusiasma…».
Y se dice a sí mismo:
«Si alguien me preguntara qué querría experimentar en el trabajo de mis sueños podría perfectamente repetir la lista que aparece en este anuncio. ¿Será verdad? ¿Existen trabajos que le hagan a uno sentirse así? Y si existieran, ¿elegirían a un candidato como yo?».
Inmediatamente completa con sus datos el formulario de la web. Toma consciencia –como le sucede cada vez que está ante oportunidades importantes– de que su reloj, el que marca su ansiedad, se ha puesto en marcha. Seguramente irá indicando un aumento de la misma, hasta que vaya a esa primera entrevista…
Cuando Paola despierta, Rodrigo ya tiene listo el desayuno. Le cuenta sobre el anuncio y comparte con ella su entusiasmo. Ella, siempre atenta a los detalles, mira el anuncio y comenta que le gusta el estilo: «fresco, joven, directo, cordial…» y eso dice algo de la empresa. Acto seguido le hace una pregunta intrigante: «¿Por qué crees que te entusiasma tanto este anuncio?».
Rodrigo se encoge de hombros, dando a entender que no pensó mucho en el porqué, sino que simplemente sintió algo especial que lo atrajo. Manteniendo la intriga, Paola le dice que luego le explicará la razón, que ahora quiere ponerse a cocinar y que Rodrigo le ayude. Están a punto de llegar dos «viejos» amigos de la adolescencia –Juan y Gimena– a los que han invitado a comer.
A eso de la una, aparece puntual la pareja amiga con una botella de un buen cabernet sauvignon. Pasan un buen rato comiendo y recordando viejos tiempos… A media tarde, Rodrigo le pregunta a Juan: «¿Warcraft o la Play?».
Paola y Gimena aprovechan y se van a otra habitación para charlar de sus cosas. Paola comenta:
«¿Te diste cuenta de cuál es la actitud de Rodrigo y de Juan cuando juegan al Warcraft o a la Play? ¿Cómo les entusiasma y los atrapa? ¿Hasta qué punto se comprometen, buscan aprender más y alcanzar metas cada vez más desafiantes? ¿De qué manera disfrutan? ¿Cuántas horas pueden pasar frente a esa pantalla? ¿Cómo se enganchan y no puedes desenchufarlos? Ojalá pudieran trasladar ese compromiso a otros ámbitos de sus vidas…
Cambiando de tema, te cuento que hoy Rodrigo completó un formulario para una empresa que me gusta… pero lo importante es que a él también le entusiasmó. No quiero pecar de psicologismo barato pero si lees el anuncio, casi parece que lo invitan a jugar al Warcraft. Estoy convencida de que eso, sin que él se haya percatado, es lo que le genera ese entusiasmo…».
Dejemos por un minuto a Rodrigo con sus jueguitos y volvamos a nuestras reflexiones. ¿Qué requieren las organizaciones de sus colaboradores para ser más productivas, más competitivas y más sustentables en el contexto actual? Según numerosas investigaciones, la respuesta es que necesitan colaboradores que reúnan muchas de las características incluidas en el anuncio mencionado. Asimismo, los estudios que analizan qué les gustaría experimentar a las personas en su trabajo coinciden en destacar aspectos similares a los enunciados en dicha lista.
Regresemos ahora al comentario de Paola:
¿Qué vemos, cuando observamos jugar a alguien (niño o adulto)? Basta simplemente con releer el listado del anuncio que tanto entusiasmó a Rodrigo.
“Por favor, vuelve atrás un par de páginas y relee el anuncio. ¿Coincides en que esa lista refleja –a grandes rasgos– lo que las empresas requieren de sus colaboradores, lo que estos buscan encontrar en sus trabajos y lo que experimentan las personas cuando juegan?”
Extraña coincidencia difícil de llevar a la práctica
Podemos afirmar que existe una importante coincidencia entre:
Lo que las empresas buscan en sus colaboradores.
Lo que las personas quieren sentir en sus trabajos.
Lo que cualquiera de nosotros experimenta cuando juega o adopta una posición lúdica ante el mundo.
Esto no significa que sea sencillo que las personas encuentren las vivencias que buscan en su trabajo, ni que la introducción de juegos o dinámicas en las tareas o entornos que promuevan actitudes lúdicas asegure automáticamente el que las personas vivencien al menos una parte de lo descrito en la lista expuesta más arriba.
El objetivo de esta obra es demostrar, desde la práctica que desarrollamos, la potencia de lo lúdico y la oportunidad de dar un salto estratégico hacia un nivel de motivación y productividad inédito para muchas empresas y organizaciones. Una nueva época, un cambio de paradigmas. Precisamente por ello este capítulo comienza afirmando que vale la pena explorar este tema de tomarse el juego seriamente.
¿Por qué, desde tiempos inmemoriales, lo lúdico atrapa tanto a las personas?
Numerosos pensadores han dedicado reflexiones y libros al tema, desde múltiples perspectivas, por lo menos desde los griegos. No es propósito de este texto profundizar en esa rica historia, aunque recomiendo hacerlo porque es una delicia: se trata de una expresión de lo humano realmente apasionante.
No obstante, sí quiero aquí resaltar algunas reflexiones que permitan desentrañar por qué lo lúdico es tan poderoso y por qué tuvo un papel prevaleciente y distinto en cada etapa de la historia, hasta llegar a la cuestión crucial: cómo se inserta lo lúdico en nuestra época y qué oportunidades se abren para las organizaciones que sepan aprovecharlas.
Introduciré5 tres marcos científicos6:
Numerosas investigaciones de índole psicológica y antropológica (por solo nombrar un par de enfoques) destacan que lo lúdico es un fenómeno que formó parte de las civilizaciones más primitivas, incluso antes de que el lenguaje cobrara la importancia que luego adquirió. Al mismo tiempo, lo lúdico se constituyó en un factor central para la interacción humana por su aporte en múltiples procesos como el de aprendizaje de los niños, el de socialización, el de seducción, el de la búsqueda de alegría y diversión entre los adultos, etc. Como ya mencioné, la sabia naturaleza se ocupó de que los tremendos desafíos de aprender a sobrevivir y adaptarse a este mundo se hicieran de manera amena y divertida, natural y casi irrefrenable, a través de