Dimensiones humanas en acción : Ser para saber obrar. Andrés González Duperly

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Dimensiones humanas en acción : Ser para saber obrar - Andrés González Duperly

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propuesta del tripié al interior de las habilidades transversales sugiere integrar las virtudes y las competencias, las cualificaciones, las que se conocen como “destrezas”. Las destrezas se comprenden como las “dexteridades” (dexterities) mentales o físicas y la rapidez para realizar determinadas tareas en los quehaceres; se refieren a la gracia, la recursividad desarrollada, proveniente de la experiencia (conocimiento) o la aptitud adquirida por medio de la práctica (Webster’s, 1983). Las destrezas son talentos humanos específicos a nivel de la ciencia, la técnica y la tecnología conexas a cada actividad profesional, las cuales se requieren para ejecutar con eficacia, eficiencia y efectividad actividades singulares de una ocupación o de los asuntos personales. Estas capacidades incluyen pericias o prácticas específicas en cualquier orden o disciplina y, en buena medida, son capacidades observables y audibles; algunas son complemento de las competencias. Se referencian en el manual-guía y no se desarrollan directamente, sino que se entrelazan referencialmente en la segunda etapa:

      Manejo de tecnologías de la información

      Manejo y solución de problemas

      Atención a las fechas cierre

      Manejo de entrevistas

      Técnicas de consejería

      Pensamiento crítico

       Multitasking

      Investigación

      Estas facultades enriquecen los saberes con salidas prácticas en los manejos de la vida real al interior de las competencias colaterales y organizacionales; se relacionan con la capacidad intelectual y la madurez que manifiesta el individuo al interior de las dimensiones humanas, y son las que permiten manejar los asuntos de la vida cotidiana con plena consciencia. Las facultades endógenas se definen como las aptitudes y capacidades intelectuales y volitivas.

      Desde la lente cognoscitiva, responden a una taxonomía (Bloom, 1956), con seis escalones, así:

      1.La ciencia, la base de la profesión que el directivo domina y ejerce.

      2.Comprensión y retención (memoria) de los conocimientos prácticos.

      3.Aplicación y articulación de los saberes que tienen incidencia en el desarrollo de las competencias.

      4.Análisis de los contenidos de los mensajes y comprensión de las situaciones-problema.

      5.Síntesis, el ordenamiento y la integración de las partes de un conjunto estructurado.

      6.Valoración, tarea de construir un sistema de valores con criterios claros, lógicos.

      La cumbre de las capacidades intelectuales al interior de las competencias colaterales y organizacionales que forman parte del tejido del sistema de las Dimensiones Humanas en Acción: Ser para Saber Obrar, son las capacidades valorativas (evaluativas) –número seis en la lista anterior– frente a sí y con el mundo circundante. El individuo interior que sabe valorar (evaluar) correctamente habrá superado los primeros cinco escalones.

      Las facultades endógenas son esenciales para el desarrollo de las habilidades transversales:

      Atención concentrada (mindfulness)

      Visión interna de las cosas (insight)

      Responsabilidad demostrada (accountability)

      Estas facultades del individuo interior complementan los procesos cognitivos y afectivos de las competencias. Son intrínsecos a las dimensiones y permiten comprender y valorar las cosas con mayor objetividad y profundidad y realizar actividades con un alto nivel de excelencia.

      Las habilidades transversales, las destrezas y las facultades intrínsecas a las dimensiones humanas son el semillero de conocimientos que, en sus combinaciones de saberes particulares que se aprenden, apuntan a las sabidurías universales y a fortalecer las ejecuciones de un directivo integral. Generan valor y otorgan a la vida un sentido práctico en pro de la transcendencia individual para compartir con mayor sentido social-humano en pro del bien común.

      Las trilogías son los hilos conductores esenciales para los aprendizajes de las habilidades transversales. Son referentes temáticos de las competencias y las facultades endógenas porque integran los saberes y orientan con sentido práctico la filosofía de vida de la propuesta del Ser para Saber Obrar. Cada concepto arroja luz en sí mismo y se relaciona con los demás al interior de la trilogía, permitiendo profundizar en diferentes niveles de consciencia y de conocimiento según la incidencia que tienen en los cruces y las aplicaciones de las habilidades que predominan en el fuero interno del Directivo Integral de Vida.

      Los conceptos o nociones de cada trilogía conforman la malla curricular cuando se trabajan los “cómo” de cada competencia. Es más, los temas armonizan la ética y la moral, que son la médula de la conciencia espiritual y que a su vez son brújula de las Dimensiones Humanas en Acción. La comprensión de los contenidos de cada noción trilógica de interrelaciones con el sistema le permiten al directivo integral un mayor conocimiento de sí y de sus congéneres.

      1. Elección <≈> Responsabilidad <≈> Autoridad

      2. Valores <≈> Actitudes <≈> Conductas

      3. Acciones <≈> Sentimientos <≈> Interacciones

      4. Intuición <≈> Iniciativa <≈> Imaginación

      5. Direccionalidad <≈> Viabilidad <≈> Operatividad

      La articulación de los conceptos y respectivos pares al interior de cada trilogía (subsistema), y así, cada una con las otras cuatro, se conjeturan como un sistema abierto, integrado. Cada trilogía cumple uno o varios objetivos. Los conocimientos (o nivel de consciencia lúcida) de las competencias (colaterales y organizacionales) se esclarecen por medio de la observación de sí. De igual forma ocurre con las facultades endógenas, puesto que cada noción tiene incidencia directa con las dimensiones humanas.

      Decíamos arriba que las dimensiones trabajan de manera integrada. Como la consciencia es pensamiento y sentimiento en acción, cada noción activa la mente-cerebro y el espíritu-corazón y los alcances de cada concepto conducen a la autorreflexión. Esto, a su vez, facilita la toma de decisiones que se revela en cada una de las dimensiones mediante la voluntad, que es la que actúa de árbitro según las intenciones. Las nociones de las cinco trilogías permiten al individuo reflexivo significar con sentido profundo para comprender las estructuras y las aplicaciones de las competencias en el mundo real con las facultades que el lenguaje convierte en pensamientos.

      Y si bien las dimensiones están “ahí” –presentes en el fuero interno– en la consciencia, la del “deber ser” (la consciencia de la cotidianidad), es beneficioso traerlas a la mente para interpretar la realidad de manera integral frente a las circunstancias. Esto implica abrigar el interés de utilizarlas y senti-pensarlas para comprenderlas con atención plena y asignar significado a las nociones trilógicas. A cada noción de por sí se le otorga significado, siendo estas el medio para que ocurran enlaces que enriquezcan las percepciones como hilos

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