Las contradicciones de la globalización editorial. Johan Heilbron

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Las contradicciones de la globalización editorial - Johan  Heilbron

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las reestructuraciones que se derivan de las intenciones políticas. Citemos aquí, en el caso de Francia, la creación del grupo Media Participations, fundado en julio de 1985 por Rémy Montagne con la ayuda de su cuñado, François Michelin, y de Claude Bébéar, el presidente y director general del grupo de seguros axa, quienes estuvieron respaldados por algunos inversores lioneses86. Para este exsecretario de Estado para la Familia y la Acción Social durante el gobierno de Raymond Barre, el encuentro con Juan Pablo II fue determinante. Renunció a la política para poner su dinero y sus talentos al servicio de la visión del mundo del papa, decidió emprender una cruzada destinada a moralizar a los medios franceses. Propietario de las casas Mame, Le Lombard, Dargaud, Fleurus, Desclée, Le Sarment, entre otras, consideró que estas debían someterse a la voluntad pontificia resumida en una fórmula de choque: «Dios, la Iglesia, la familia, los valores cristianos», lo que condujo al Témoignage chrétien, su antítesis en materia política, a caricaturizar sus intenciones en un artículo titulado «Presse: la toile d’araignée des cathos de droite» que mostraba un quiosco de periódicos en el que podía leerse el lema de Vichy: «Trabajo, familia, patria»87. Más allá de las polémicas, que cesaron con la desaparición del personaje, porque su hijo, Vincent, trabajó bastante para silenciar los rumores e intentar demostrar el carácter estrictamente económico de su grupo, no podemos pasar por alto algunos hechos que, tanto en Europa como en Estados Unidos, tienden a probar que la historia no está muerta y que la ideología sigue siendo uno de sus principales motores.

      Como sabemos, en Italia la situación es aún más grave, porque el presidente del Consejo, Silvio Berlusconi, controla una gran parte de la información, y en Estados Unidos, la derecha más conservadora aumentó su dominio sobre la televisión, la radio y la prensa escrita, con lo cual se constata el resurgimiento de dichas ideologías a principios del siglo xxi. La cobertura mediática de la primera guerra del Golfo, en 1991, ya había mostrado los estragos que podía causar una prensa dominada por uno de los bandos presentes, pero la segunda, que vio al ejército estadounidense literalmente «embarcar» a los periodistas en los tanques para hacerles experimentar en vivo y en directo el acontecimiento, demostró definitivamente la nocividad de una visión maniquea y satanizante de las relaciones entre naciones. Como el imperio del mal soviético se había derrumbado, convenía sustituirlo por otro para seguir imponiendo la hegemonía de Estados Unidos en el mundo.

      En este punto de la reflexión se debe mencionar que la conjunción entre las motivaciones económicas, políticas e ideológicas es tan grande que la financiarización del planeta, que parece ser la tendencia fuerte —el trend— de estos últimos quince años, no puede considerarse la única explicación para los fenómenos que acompañan la globalización editorial.

      Sin embargo, nada sería más falso que manifestar a partir de este análisis el triunfo de tal o cual empresa sobre sus competidoras. El estudio de los movimientos, a menudo erráticos que han conocido la edición mundial desde hace quince años, confirma el carácter siempre provisional de los equilibrios que se presentan en un momento dado. Toda clasificación y todo hit-parade en este asunto está sometido al riesgo de verse desmentido apenas se seca la tinta con que se escribe. Desde este punto de vista, la financiarización generalizada del planeta combate toda voluntad hegemónica de los individuos y de Estados Unidos.

      En estos últimos meses hemos visto cómo Carl Icahm, el investigador bursátil que quería desmantelar Time Warner, fracasó; mientras que la situación de Walt Disney peligró por los serios reveses que tuvo y que se hicieron más graves cuando su subcontratista habitual, el estudio Pixar, le arrebató una parte de su liderazgo. La posesión de China de una cantidad considerable de bonos del tesoro estadounidense hace de este país el verdadero protector del billete verde, pero también el amo temido de su estabilidad.

      En un mundo donde tan pronto como se constata una evolución desaparece y cede su lugar a otros movimientos, aún inexplicables cuando se hacen evidentes, se impone una gran prudencia en materia de diagnóstico. Analiza­mos ciertos cambios, como la aventura estadounidense de Bertelsmann, parcialmente interrumpida por la familia mayoritaria de accionistas. Podríamos haber tomado otros casos que también muestran cómo el modelo de interpretación del campo editorial —el oligopolio de franja competitiva— está cambiando bajo los ataques violentos de la famosa «creación de valor para el accionista». Esto hace más necesario que nunca continuar con la vigilancia crítica de todos los que piensan que la diversidad cultural sigue siendo el arma más eficaz contra todos los big brothers del pasado y del porvenir.

      Bibliografía

      Bödselmann, Franck y Hersch Fischler. Bertelsmann: Hinter der Fassade des Mediensimperium. Fráncfort: Eichhorn ag, 2004.

      Bouvaist, Jean-Marie. «Crises et mutations de l’édition française». Cahiers de l’économie du livre, suplemento 3. París: Le Cercle de la Librairie, 1993.

      Guillou, Bernard y Laurent Maruani. «Les Stratégies des grands groupes d’édition: Analyse et perspectives». Cahiers de l’économie du livre, suplemento 1. París: Le Cercle de la Librairie, 1991.

      Mollier, Jean-Yves. «Jean-Baptiste Baillière, un éditeur homme d’affaires», en Jean-Baptiste Baillière, éditeur des livres médicaux et scientifiques, dirigido por Danielle Gourevitch. París: De Boccard, 2006.

      Mollier, Jean-Yves. «Un siècle d’édition des Goncourt», en Les Goncourt dans

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