Construir la paz en condiciones adversas. Jefferson Jaramillo Marín
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Figura 3. Las asociaciones campesinas ambientales como semilleros de paz
Fuente: Corporación Grupo Semillas Colombia. Sergio Borda León, “Organización campesina y el ordenamiento de la región de La Macarena: los colonos del interfluvio Lozada-Guayabero”, (2017). Recuperado de https://www.semillas.org.co/apc-aa-files/353467686e6667686b6c676668f16c6c/ ascalg-asociacin-campesina-ambiental.pdf.
Lo que se busca con esta estrategia ecológica es romper con la dependencia de la economía crematística y crear estrategias de resistencia económica más autárquicas, las cuales les permitan sobrevivir con dignidad y conservar su autonomía como campesinos en un ecosistema de selva húmeda tropical, que después de varios años han empezado a entender, manejar e incorporar a su racionalidad económico-productiva.
Joan Martínez Allier (2002) llama este proceso el ecologismo de los pobres y se refiere a este como una ideología y una práctica popular que, por un lado, busca la preservación de los recursos naturales en la esfera de la economía moral y, por otro lado, sirve como mecanismo económico que defiende la biodiversidad y hace un uso razonable de los flujos de energía y materia; se trata, de acuerdo con este autor, de una tendencia ideológica y política que se presenta como una modernidad alternativa y desconfía del llamado “progreso social y científico”, erigido sobre la lógica del costo-beneficio.
Las organizaciones campesinas de la Amazonía occidental colombiana se han caracterizado por ser perseverantes en sus luchas y recomponerse luego de los fuertes golpes que la economía de mercado y la política represiva del Estado colombiano les han propinado. Han sido prolíficos en ideas y han sabido reconfigurar en su propio beneficio las propuestas económicas que han llegado a la región, así como encontrar salidas a las encrucijadas políticas y económicas en que se han visto involucradas. Sus líderes han planteado, desde que llegaron a la región, que están construyendo la nueva Colombia, ya que la existente los ha menospreciado y segregado en términos políticos y económicos. Desde sus inicios, han tenido la idea de consolidar un modelo de desarrollo que los incluya y que ellos mismos puedan conducir (Offe, 1997).
Estrategias político-organizativas utilizadas por las organizaciones en La Macarena
Según el estudio de González et al. (2016), en La Macarena se evidencia la fortaleza de las organizaciones sociales de base; sin embargo, señala este estudio, los desafíos y riesgos que existen tanto en el interior de estas organizaciones como en el entorno en que actúan son varios. Para responder a estos retos, las organizaciones campesinas han implementado, en términos generales, varios tipos de estrategias político-organizativas:
1. Reflexión comunitaria cotidiana sobre los problemas más relevantes de la región. Esta estrategia, para expresarnos en términos de Stuart Hall (1990, 1996), ha sido un proceso permanente de construcción discursiva de identificación, en el cual las organizaciones campesinas, al tiempo que recuerdan su origen colectivo común, establecen de manera negociada los mecanismos para enfrentar sus más inmediatos problemas y diseñar sus agendas políticas y sociorganizativas.
2. Cuestionamiento permanente al Estado colombiano. Esta práctica discursiva ha estado orientada a construir su identificación como campesinos excluidos y marginados, así como a erosionar la débil legitimidad que algunos campesinos aún le otorgaban al Estado. De igual manera, pretende afianzar su identificación colectiva a partir de la diferenciación con el otro, en este caso con el Estado, considerado como un ente lesivo para sus intereses comunitarios y representante de los empresarios agrarios que los han segregado. Esta estrategia de construcción de identidad colectiva por la vía de la diferencia ha sido crucial para el empoderamiento social y político de las organizaciones campesinas.
3. Diseño y dinamización de acciones colectivas, encaminadas a la consolidación de las veredas y municipios, por la vía de la confrontación institucional y extrainstitucional al Estado colombiano. Esta estrategia política de negociación de acciones colectivas y de invención de mecanismos, para constituirse en interlocutores frente a un Estado que los ha desconocido y menospreciado, ha sido fundamental para la interpretación de las protestas y movilizaciones campesinas que han tenido lugar en el área. Entre 1984 y 1987, por ejemplo, los colonos se movilizaron para pedir el reconocimiento legal de sus posesiones de tierra en la reserva de La Macarena, la asignación de créditos y apoyos agrícolas, la construcción de una carretera, la desmilitarización de la reserva o para protestar por el asesinato de los líderes de la Unión Patriótica. Una década después, las marchas campesinas en el Ariari—en 1995 y 1996—y el bloqueo de vías de comunicación respondieron a la corrupción administrativa, el desequilibrio en las inversiones sociales en los municipios y la exigencia de que se cumplieran compromisos del Gobierno sobre construcción de escuelas, puentes y vías y el otorgamiento de incentivos agrícolas.
Según un estudio sobre el Meta y otras regiones, citado en PNUD (2010), entre 1997 y 2000 se registraron los mayores índices de acciones por la paz, mientras que en el nuevo milenio se presentó una fuerte disminución. Al respecto dice este estudio:
Las marchas y concentraciones son los tipos de acciones que predominan en la movilización por la paz en el Meta, las cuales se encuentran ligadas a un fuerte nivel de protesta social contra la violencia, el conflicto armado y la violación de los Derechos Humanos y la infracción al Derecho Internacional Humanitario. El segundo tipo de acción más importante en la región son los encuentros, foros o seminarios, relacionados algunos con situaciones de paz negativa y otros con búsqueda de alternativas para la paz y con procesos de negociación. Son también importantes los procesos de concertación ciudadana, las declaraciones de neutralidad o zona de paz. (p. 21)
4. Alianzas con organizaciones campesinas del orden nacional y con instituciones del orden internacional, con la finalidad de construir una agenda nacional de reivindicaciones sectoriales y coordinar, con otras organizaciones, acciones colectivas intersectoriales y de carácter interregional, nacional e internacional.
5. Configuración de gobernanzas híbridas. Pese al déficit estatal que caracteriza al municipio, existen múltiples modalidades de regulación social, que son precisamente las que han dado lugar a la configuración de aquello que se denominan gobernanzas o gobernabilidades híbridas (González, 2016; Péclard y Mechoulan, 2015; González et al., 2016; South, 2018), es decir, las diversas formas como la autoridad surge en contextos de conflicto como resultado de la interacción entre diferentes jurisdicciones institucionales (formales e informales), diseñadas, sostenidas y transformadas por agentes individuales y colectivos de diverso tipo (estatales, comunitarios y armados), según los recursos de poder a su disposición. González et al. (2016) consideran que, para poder comprender el lugar ocupado por estas organizaciones e indagar si son mecanismos potentes o no de gobernanza local, es necesario examinar: