La forja de un escritor (1943-1952)). Camilo José Cela

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу La forja de un escritor (1943-1952)) - Camilo José Cela страница 3

La forja de un escritor (1943-1952)) - Camilo José Cela Cuadernos de Obra Fundamental

Скачать книгу

por lo que pudiera tronar», abría el primer tomo. En efecto, en dicho texto, fechado en Palma de Mallorca entre los otoños de 1959 y 1960, Cela escribía: «Ha sonado en mi reloj la hora de brindar al curioso lector la Obra completa, ese panteón solemne que hasta hace poco se reservaba, como las estatuas, tan solo a los muertos»1. E indicaba que se disponía a fijar los textos y a fecharlos, cuando le resultase posible hacerlo. Cela realizó la tarea con puntualidad y rigor.

      Al alcanzar la Obra completa el tomo Ix, Cela se dispuso a reunir sus colaboraciones en periódicos y revistas. Así lo hizo en dicho tomo y en los tres siguientes, bajo el título general de Glosa del mundo en torno. En el prólogo que encabezaba la serie, titulado en la más genuina ética-estética celiana «El mundo en torno: ese galimatías venerable y cachoncillo que, por lo común, hiede a cadaverina con aroma a unto de algalia»2, el escritor decía que «durante años me gané la vida no con los libros sino a golpe de colaboración (las mejor pagadas, a cincuenta duros), y puedo asegurar al lector que resulta muy cruel esta cotidiana pelea por el garbanzo», mientras, a la vez, mostraba su sensata inseguridad sobre el hecho de que sus «volanderas colaboraciones en los periódicos sean realmente artículos de periódico; a lo mejor son otra cosa y yo no lo sé, puesto que mis ignorancias son muchas»3. En realidad el copioso haz de colaboraciones periódicas agavillado en aquellos cuatro tomos es muchas cosas, una de ellas, indiscutible, l’écriture du jour que espejea la forja de un escritor.

      La composición de Glosa del mundo en torno es la siguiente: el tomo Ix reúne artículos publicados entre 1940 y 1953, una parte sustancial de los mismos proceden de Mesa revuelta (Madrid, Sagitario-Ediciones de los Estudiantes Españoles, 1945), cuya quinta edición es la que se ofrece en el tomo noveno. El tomo x engloba artículos publicados entre 1944 y 1959, dando cabida a Cajón de sastre (Madrid, Cid, 1957) y Páginas de geografía errabunda (Madrid, Alfaguara, 1965). El tomo xI contiene artículos publicados ­entre 1945 y 1954, agavillados antes en Las compañías convenientes y otros fingimientos y cegueras (Barcelona, Destino, 1963) y Garito de hospicianos o guirigay de imposturas y bambollas (Barcelona, Noguer, 1963). Por último, el ­tomo xII agrupa artículos publicados entre 1943 y 1961, procedentes de La rueda de los ocios (Barcelona, Mateu, 1957) y Cuatro figuras del 98. Unamuno, Valle-Inclán, Baroja, Azorín y otros retratos y ensayos españoles (Barcelona, Aedos, 1961). Los volúmenes construyen un escenario celiano hasta la médula, con numerosas entradas y salidas que, no obstante, se acompañan de unas tablas cronológicas de los artículos recogidos en cada tomo.

      Tablas que, junto al cotejo de los textos de los periódicos y revistas de los que procedían, nos han permitido elaborar un listado de artículos que suma en el decenio 1943-1952 alrededor de seiscientos artículos, más de la mitad de los cuales ven la luz entre 1950 y 19524. De este mar de textos que aparecieron en la prensa de la época hemos seleccionado cincuenta, que cumplen el presupuesto de adentrar al lector en la fragua de un escritor que para 1952 era ya el novelista de mayor prestigio de los negros años de la primera posguerra. El joven y sabio crítico literario Antonio Vilanova, desde su atalaya de «La letra y el espíritu» en las páginas del semanario Destino, no dudaba en constatar, el 25 de julio de 1953, la audacia, la renovación y la suficiencia estética de «la figura del gran novelista gallego»5. Vilanova analizaba la excelente novela Mrs. Caldwell habla con su hijo; Cela llevaba a sus espaldas cuatro novelas: La familia de Pascual Duarte (1942), Pabellón de reposo (1943), Nuevas andanzas y desventuras de Lazarillo de Tormes (1944) y La colmena (1951). La primera y la última, dos eslabones imprescindibles en el itinerario de la novela española del siglo xx.

      II

      El abanico de publicaciones periódicas en las que aparecía el nombre de Cela era, en el decenio 1943-1952, muy amplio, y ofrece un campo de estudio todavía no colonizado. En la selección que ofrecemos al lector, más de la mitad proceden de Arriba (dieciséis)6 y de La Vanguardia Española (doce). Cela publicó por primera vez en Arriba, el diario adalid de la prensa del Movimiento Nacional, un artículo en el año 1941 y dos artículos en 1942. Ya en mayo del 43 publica dos artículos sobre la estética de la novela contemporánea en los que se ocupa de Unamuno y que, a buen seguro, eran el comienzo de una serie nonata. Ambos artículos aparecen en el tomo Mesa revuelta. No obstante, la colaboración regular del novelista gallego se inicia en el otoño de 1944 y finaliza en el verano de 1951 (la última colaboración data del 17 de julio). En una carta a Juan Aparicio, director general de Prensa y distinguido protector del primer Cela, fechada el 26 de octubre de 1951, se refiere a «hoy, después de haber perdido alguna colaboración para mí muy querida». Se trata de la colaboración de Arriba, que dirigía en la etapa de la participación de Cela Xavier de Echarri, primero, e Ismael Herraiz Crespo, después.

      Como consta en la solicitud de inscripción que Cela cursó a la Asociación de la Prensa de Madrid el 22 de diciembre de 1944, el escritor decía trabajar como colaborador fijo en el diario Arriba, con un sueldo mensual de mil doscientas pesetas. Y su obligado abandono de Arriba se produce en julio del 51, cuando su sueldo ascendía a mil quinientas pesetas7.

      Las relaciones entre CJC y La Vanguardia Española8 cuentan también con una colaboración inicial a instancias de César González Ruano: se trata del artículo «Redescubrimiento de Barcelona» (15 de diciembre de 1945), escrito con motivo de la primera estancia barcelonesa del escritor en el mes de octubre de ese mismo año y que tuvo como episodio central la lectura de unos pasajes de La colmena en el Ateneo Barcelonés. Se trata de un texto emocionado y magistral, que se articula desde el contrapunto de la memoria de unos meses de su niñez —contada por extenso en La cucaña. Memorias, I. La rosa (1959)— y la mirada de su reciente estancia. Digamos de paso que en la obra de CJC el contrapunto entre la mirada y la memoria es fundamental.

      Con posterioridad y entre los años 1949 y 1953, Cela colaboró regularmente en el periódico de los Godó. El primer texto lleva fecha del 20 de septiembre del 49 y el último apareció el 6 de noviembre del 52: en total, setenta y cinco colaboraciones, algunas de las cuales nunca agavilló en un tomo. El 23 de junio de 1949 Cela cursaba una carta a Luis de Galinsoga, director de La Vanguardia Española desde que Serrano Suñer le confirió el cargo que venía ocupando desde mayo de 1939. En ella, Cela le comunicaba que había entregado su primer artículo para el periódico barcelonés a González Ruano, «quien me indicó que se lo haría llegar a usted». Y añadía:

      Puede usted creerme, querido Galinsoga, que esta colaboración que hoy inicio en el periódico de su exacta y certera dirección, la considero como mi mayor y más preciado triunfo profesional. Por la seriedad, por la calidad, por la altura que usted ha sabido dar a La Vanguardia y por tratarse, sin género de dudas, de la publicación de más trascendencia actual entre todas las españolas.

      Créame, director, que intentaré en todo momento dar a los artículos que le envíe la máxima calidad.

      Era el principio de una colaboración que empezó a mostrar fricciones a comienzos de 1952. Los primeros artículos que Cela remite a Barcelona ese año son capitulillos del libro Del Miño al Bidasoa. Notas de vagabundaje, que la editorial Noguer estaba a punto de publicar. El 5 de febrero Galinsoga le cursa por telegrama algo más que un consejo: «No reitere tanto el tema galaico en su colaboración para Barcelona»9. Por esos mismos días Cela recibía una carta de Galinsoga, que conviene reproducir para tener entera noticia del escenario periodístico en el que se ambientaba la fragua del escritor gallego. La carta lleva fecha del 31 de enero:

      La proximidad del Congreso Eucarístico Internacional que se celebrará en Barcelona el 27 de mayo venidero obliga a este periódico a intensificar su labor de ambientación y propaganda de aquella magna asamblea del catolicismo.

      Yo me permito rogarle que, utilizando el material de documentación que oportunamente recibirá usted de la oficina de Prensa de dicho Congreso, dedique usted uno o varios artículos de su habitual colaboración en La Vanguardia a dicho tema. Me lo ha pedido así el obispo de Barcelona y me parece muy acertada la idea.

Скачать книгу