La COVID-19 y los cambios en la integración latinoamericana y europea. Viviana García Pinzón

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La COVID-19 y los cambios en la integración latinoamericana y europea - Viviana García Pinzón

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marzo del 2020, según el número de contagios y muertes avanzaba, las instituciones europeas crearon una reserva común europea de equipos médicos de emergencia: la llamada resceu. Por medio de este mecanismo, los Estados de la ue que necesitaran respiradores, mascarillas, medicamentos o suministros de laboratorio podían solicitarlos a la Comisión (Comisión Europea, 2020d).

      Otro de los mecanismos utilizados por la ue para combatir a la covid-19 y promover la solidaridad de sus miembros en materia sanitaria fue la creación del Instrumento de Ayuda de Emergencia, a través del cual la ue busca financiar la producción de vacunas, tratamientos médicos, transporte de pacientes y equipos médicos, formación de personal sanitario y la conexión entre autoridades sanitarias (Comisión Europea, 2020e).

      La cooperación de la ue ha sido fundamental para confrontar en términos sanitarios la pandemia en el bloque regional, particularmente en países que se han visto más afectados por el virus, como España, Francia, Italia y Croacia (Comisión Europea, 2020c). Además de promover la cooperación sanitaria inter-ue, este bloque regional europeo impulsó la cooperación con países fuera de la organización. Estados como Albania, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Moldavia, la República de Macedonia del Norte, Montenegro, Georgia, Ucrania, Jordania, Túnez (Comisión Europea, 2020a) y Venezuela (Comisión Europea, 2020c) recibieron apoyo en materia sanitaria por parte de la ue.

      La respuesta de la ue ante los impactos económicos y sociales causados por la pandemia

      Una vez el virus de la covid-19 se convirtió en pandémico y buena parte de los países miembros de la ue aplicaron medidas excepcionales para evitar el contagio, se hacía claro que el fenómeno tendría un efecto en la economía del bloque. La Comisión Europea también propondría —secundada por varios Gobiernos nacionales— la activación de la cláusula general de salvaguardia presupuestaria, mecanismo que permitiría la flexibilización de la regla fiscal en los Estados miembros con el propósito de que estos mitigaran los efectos de la pandemia (Comisión Europea, 2020c).

      En marzo del 2020, cuando los efectos económicos de la pandemia se hacían más visibles, la Comisión Europea propuso, a petición de los jefes de Gobierno de la ue, un Plan de Recuperación para Europa, consistente en un presupuesto para el periodo 2021-2027 de 1,1 billones de euros, así como el instrumento Next Generation eu, con un costo de 750 000 millones de euros (Comisión Europea, 2020f). El instrumento Next Generation eu tiene tres pilares (ordenados de mayor a menor costo): 1) ayudar a los Estados miembros a recuperarse, 2) relanzar la economía y apoyar la inversión privada y 3) aprender de la experiencia de la crisis (Comisión Europea, 2020b). Todos los ejes incluyen un importante componente de respaldo a la promoción de energías renovables y lucha contra el cambio climático (Hofhuis, 2020)

      Una de las innovaciones de la propuesta Next Generation eu es que buena parte del presupuesto con el que se financia el instrumento será producto de préstamos obtenidos en mercados financieros. La Comisión se encargaría de recaudar los préstamos en los mercados financieros para replicarlos a los Estados miembros, aunque estos deberían encargarse de pagar por sí mismos la deuda. La recolección de los préstamos por parte de la Comisión permite que las tasas de interés sean estandarizadas y bajas. Este mecanismo de recolección del dinero representa un alivio para las economías con mayores problemas en el bloque, como es el caso de países como España o Grecia (Bergsen, 2020). La propuesta de la Comisión de aplicar el Next Generation eu contó con el apoyo de los Gobiernos de Francia y Alemania, además de buena parte de los ministros de Finanzas de los países miembros (Stein, 2020). Tras al menos tres días de discusión, en junio del 2020, el Consejo de la ue aprueba la aplicación de Next Generation eu (Comisión Europea, 2020c).

      Consecuencias políticas de la covid-19 y de la aprobación de los planes económicos y sociales de la ue

      En este apartado se analizarán, en primer lugar, las consecuencias políticas de la pandemia para la ue y, posteriormente, las consecuencias políticas de la aprobación de los planes económicos y sociales de la ue. En abril del 2020, cuando la pandemia alcanzaba su techo en países como España e Italia (Flores, 2020), el Parlamento Europeo publicó un estudio de opinión pública en el que se plasmaba el resultado de una serie de encuestas a ciudadanos de la eu.

      Una de las preguntas formuladas más relevantes fue la de qué tan satisfechos se sentían los ciudadanos europeos con el actuar de la ue en medio de la pandemia. Cerca de un 57 % de los ciudadanos europeos se sentía insatisfecho con la acción de la ue en la crisis, mientras que tan solo un 34 % se sentía satisfecho. En los países más afectados por la pandemia —España e Italia—, la insatisfacción era más alta; en Estados donde la pandemia no se mostró tan severa —al menos en ese momento, como Irlanda, Dinamarca o Países Bajos—, el respaldo al accionar de la ue fue más fuerte (Parlamento Europeo, 2020).

      A pesar de que una sólida mayoría de los ciudadanos entrevistados se encontraba insatisfecha con la acción de la ue, un 69 % estaba de acuerdo con una mayor incidencia de esta organización en el manejo de la crisis de la pandemia. En casi todos los países del bloque europeo, salvo Suecia y República Checa, la mayoría de los ciudadanos apoyó esta postura (Parlamento Europeo, 2020).

      Ante este panorama en el que la mayoría de los ciudadanos de la ue estaba insatisfecha con las acciones de la ue en medio de la crisis, ante un consenso en pro de una mayor participación de la organización en el combate a la pandemia y ante una crisis sanitaria, económica y social, los jefes de Gobierno de los países miembros solicitaron a la Comisión Europea presentar un ambicioso plan para Europa: el Plan de Recuperación para Europa.

      Para abril del 2020, los principales líderes de la ue tenían claro que debían actuar para mitigar la crisis, escuchar a los ciudadanos y hacer cumplir los valores de la ue plasmados en el Tratado de Lisboa, como la promoción del progreso social y económico de sus pueblos o el combate a la exclusión social, en línea con lo establecido en la Conferencia de los Representantes de los Gobiernos de los Estados Miembros de la ue, del 2007. La inacción de la ue podría constituirse en un arma que podrían utilizar las fuerzas euroescépticas en contexto de pandemia (el “coronacionalismo”; Deen y Kruijver, 2020).

      Si bien la mayor parte de los Gobiernos nacionales miembros de la ue promovía la creación de un Plan de Recuperación para Europa, algunos Gobiernos se opusieron a ciertos puntos acordados en dicho plan. Los cuatro frugales, como se denominó a los Gobiernos de Dinamarca, Suecia, Países Bajos y Austria, se oponían a que buena parte del paquete de ayudas de dicho plan fuese entregada por vía de subsidios y no por préstamos (Bergsen, 2020). Estos países tuvieron como principales rivales en ese tema a los Gobiernos de España, Italia y Grecia, que promovían un paquete de ayudas con más subsidios (Stein, 2020). El Gobierno Merkel se distanciaría de su postura clásica de guardián de la disciplina fiscal, y esta vez promovería, junto al Gobierno francés, la inclusión de subsidios y préstamos en el Plan de Rescate para Europa (Bergsen, 2020; Stein, 2020).

      La reunión de los jefes de Gobierno de la ue no solo destapó una pugna entre “los cuatro frugales” frente al bloque España-Grecia-Italia, sino que también hizo visible un enfrentamiento entre varios países de Europa Occidental frente a Polonia y Hungría. En esta ocasión, el debate no tenía que ver con aspectos económicos, sino con el intento de varios Gobiernos de Europa Occidental por condicionar la transferencia de recursos del citado plan al respeto del Estado de derecho por parte de Hungría y Polonia. El Parlamento húngaro ha amenazado con vetar el plan si este condicionamiento es aprobado (Stein, 2020).

      A pesar de todas las tensiones surgidas al debatir el Plan de Recuperación para Europa, en junio del 2020, este fue aprobado por los jefes de Gobierno de la ue (Comisión Europea, 2020f). Aún falta la discusión del plan por parte del Parlamento Europeo y los parlamentos nacionales (Bayer, 2020).

      Impactos

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