Arquitecturas que hablan. Alejandro Mendo Gutiérrez

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Arquitecturas que hablan - Alejandro Mendo Gutiérrez

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arquitectónica del modernismo funcionalista correspondiente a la época posrevolucionaria de la cuarta década del siglo XX, ya que se prioriza el principio de utilidad uniformando todos los elementos constructivos como vanos, herrería o acabados, y se impone una edificación austera que evidencia al exterior las crujías interiores mediante pilastras en cada entre–eje estructural para levantar muros desnudos con apenas esbozados marcos alrededor de las ventanas. En este sentido, el inmueble revela una paradójica contradicción, pues si bien los muros exteriores se han despojado de componentes ornamentales, sí se eligió aprovechar el ochave de la esquina como fachada principal para ubicar ahí un panel decorativo con la máscara de Chac, el numen maya de la lluvia (véase figura 2.6).

      Este mascarón neoindigenista está elaborado en argamasa con base en arcilla, cal y agua que permitió modelar los detalles escultóricos. La composición de la figura incluye los principales rasgos identitarios mayas del rostro de Chac visto de frente, como son la nariz ganchuda, los ojos circulados por anteojeras, la llamada bigotera y la boca con colmillos. Por el planteamiento del panel, se denota un regular conocimiento iconográfico de los códigos expresivos de la cultura maya peninsular, en especial del estilo Puuc del periodo clásico, y no cabe duda que se trasmite con facilidad la filiación de la faz ahí plasmada. Al efecto, el artífice manejó cierta abstracción modernizante recurriendo a formas geométricas algo rígidas, pero logró recrear con resultados convincentes, mediante círculos, cilindros, grecas y pliegues achurados, una interpretación neófita del conocido semblante del sobrenatural ser de la cosmovisión maya.

      FIGURA 2.6 MASCARÓN DE CHAC, BARRIO DE EL REFUGIO

Fotografía

      Fotografía: Alejandro Mendo Gutiérrez.

      Con los años se ha deteriorado parcialmente el panel y el mascarón de Chac perdió su ojo izquierdo por completo, además, se alteró la solución iconográfica del tocado de la máscara en el remate superior del ochave, por lo que el panel ya no puede apreciarse en su integridad original.

       Casa habitación en el barrio de Santa Teresita

      En los límites entre los barrios de Santa Teresita y El Refugio, se desarrolló desde principios del siglo XX una cantidad de viviendas populares que aún subsisten conservando todavía su vocación habitacional. A una cuadra hacia el poniente de la avenida Enrique Díaz de León (antes Munguía), entre las calles Garibaldi y Joaquín Angulo, se localiza el predio Frías número 345 sobre el que se edificó una modesta casa habitación con decoración neoindigenista. El contexto urbano inmediato corresponde con el uso habitacional y, a lo largo de esa cuadra, pueden identificarse otras tres viviendas edificadas con elementos eclécticos del art déco. El inmueble de nuestro interés ya no desempeña funciones domésticas y parece servir como establecimiento comercial.

      FIGURA 2.7 MASCARÓN DE CHAC, BARRIO DE SANTA TERESITA

Fotografía

      Fotografía: Alejandro Mendo Gutiérrez.

      Esta vivienda ostenta un llamativo y bien conservado mascarón de Chac ornamentando la fachada de la construcción (véase figura 2.7). La edificación es de un solo nivel y su frente está recubierto casi totalmente de ladrillo de arcilla cocida aparente. En la parte superior de la puerta y arriba de la única ventana, se adosaron elementos decorativos con iconografía maya. Coronando el pretil, se alza un par de remates geométricos sencillos a manera de tocado, pero igualmente atrayentes por su impacto visual para el conjunto.

      Es de notarse que el refinamiento iconográfico es ligeramente mejor logrado en esta obra pues se detallaron más delicadamente los componentes del mascarón. Por ejemplo, sobre la sencilla, pero prominente nariz de Chac, sobresale el llamado entrecejo que Paul Gendrop reconoce como elemento representativo del arte maya clásico (1983, p.91). En el mismo tenor, surge con fuerza la mandíbula inferior dotada de tres filas de colmillos a ambos lados de una insólita lengua extraña para el bagaje estilístico pan–maya. Hay que apuntar el creativo tratamiento de los párpados que, arriba y debajo, adornan con grecas mixtilíneas el contorno del globo ocular. A su vez, separando los ojos respecto del maxilar superior, una franja de rectángulos y motivos grecados divide la composición en dos hemisferios.

      Cerramos esta descripción señalando que un detalle menor acrecienta la calidad estética de este tablero neoindigenista. Nos referimos al dintel ornamental de la puerta que está decorado con un pequeño y escueto mascarón de Chac —a manera de mascarita subsidiaria— replicando los mismos motivos del friso horizontal de grecas, pero que, en este caso, recuerda los recursos formales previos para dar estructura al rostro del numen.

       Casa habitación en el barrio de Analco

      El barrio de Analco es una parcialidad urbana de Guadalajara muy vinculada a la historia de la ciudad. Aunque no se trata de una localidad de origen prehispánico, sí fue uno de los asentamientos indígenas más antiguos de la urbe, pues ahí radicaron, desde la segunda mitad del siglo XVI, los primeros grupos de nativos nahuas que acompañaron a los españoles en el establecimiento de la villa. El barrio cobró notoriedad el año de 1992 cuando una desastrosa explosión del drenaje sanitario urbano afectó masivamente viviendas y espacios públicos dejando una estela de muerte. El día de hoy, Analco es un distrito popular que aloja pequeños talleres, modestos comercios y viviendas. En una de sus esquinas, en el cruce de las calles Guadalupe Victoria y Francisco Silva Romero, se encuentra una modesta construcción decorada con un interesante mascarón de Chac (véase figura 2.8).

      Esta edificación, identificada con el número 702 de la calle Guadalupe Victoria, se encuentra en la actualidad muy modificada constructivamente por sucesivas adecuaciones y ya no presenta rasgos originales, excepto el panel escultórico de inspiración prehispánica. En las inmediaciones todavía subsisten interesantes ejemplos de viviendas con elementos decorativos estilo art déco, pero también se nota la reciente actualización de muchas casas a los lenguajes arquitectónicos contemporáneos. Debido a las drásticas alteraciones exteriores e interiores que se le han hecho a esta edificación no es posible establecer si desde un inicio se trató de vivienda o de tienda. El rostro de Chac está empotrado justo en el ochave del edificio y por encima del dintel del portal de ingreso al comercio, repitiendo el emplazamiento del conjunto habitacional del barrio de El Refugio descrito previamente.

      FIGURA 2.8 MASCARÓN DE CHAC, BARRIO DE ANALCO

Fotografía

      Fotografía: Alejandro Mendo Gutiérrez.

      Esta ornamentación neoindigenista es el único elemento decorativo del inmueble y en su composición se recurre a mostrar el rostro del numen maya mediante sus principales atributos: ojos, nariz y boca. En este caso, se enmarca toda la faz con un tocado superior con base en delgados cilindros verticales —denominados tamborcillos en la literatura arqueológica— que también se usan para ambas mejillas. Los detalles más finos del bajo relieve aparecen en el tratamiento que se da a los párpados y órbitas oculares, así como en la banda horizontal que separa el rostro en dos mitades; para configurar los colmillos de Chac se delineó una sola fila dentada.

      A manera de conclusiones sobre este apartado, se recuerda que el movimiento neoindigenista mexicano surgió como respuesta plástica alternativa a la coyuntura de cambio cultural, debido a la necesidad social de encontrar vehículos expresivos propios de un país heredero de grandes civilizaciones pretéritas. Yolanda Bojórquez Martínez sostiene que se trató de una “modernización forzada, en

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