Encuentro con las élites del Mediterráneo antiguo. Julián Gallego
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Un evento popular entre los helenos, el lanzamiento del disco requería que el atleta tuviera disciplina técnica, que se hacía explícita en la armonía de los movimientos del cuerpo. Exigía ritmo, precisión y fuerza. Los autores contemporáneos señalan el canto XXIII de la Ilíada como el testimonio más antiguo de la disciplina (Paleologos, 2004: 206; García Romero, 1992: 272)4.
En el centro de la copa –figura 1– hay un joven entrenando, dentro de la palestra5, para lanzar el disco. También hay signos –pesas y una azada– que hacen referencia al lanzamiento de la jabalina y al salto. La ausencia de barba nos muestra que es un hombre joven que ciertamente está preparado para ejercer la ciudadanía plena6.
En la imagen se halla la inscripción “Cleomelos es hermoso” (Kléomelos kalós), que nos indica, además de su condición de buena cuna, la belleza física inherente a la idea de un ciudadano virtuoso, como ya se dijo.
El pintor enfatiza la belleza física del atleta, la práctica deportiva, el desvestimiento característico de la democracia ateniense, el movimiento y la armonía del cuerpo, las virtudes de un ciudadano ideal, el equilibrio y la sincronía de los movimientos. El disco en la mano izquierda del personaje, su cuerpo y la esvástica7 presente en el centro del equipo son signos que indican movimiento en la escena.
Los autores contemporáneos argumentan que el disco utilizado en la antigüedad estaba hecho de bronce y pesaba hasta cuatro kilogramos8; a diferencia de los atletas contemporáneos que lanzan el disco desde un área circular, los griegos tenían una mayor libertad de movimiento en el momento del lanzamiento, ya que su área estaba limitada solo en el frente y en los lados.
Antes de presentar los movimientos inherentes al lanzamiento del disco, es conveniente pensar en el dískos mismo como equipamiento. Según Bailly (2000: s.v.), el dískos era “redondo, primitivamente de piedra; luego se hizo de metal o de madera, ya que se arrojaba en ciertos juegos”9. Por lo tanto, el disco es etimológicamente un “objeto que se arroja”, relacionado con el verbo díko (Bailly, 2000: s.v.). Sin embargo, si se observa el canto XXIII de la Ilíada (826, 839 y 844) veremos que el término usado por el poeta es sólon. Sólos (Bailly, 2000: s.v.) significa “masa de hierro, tipo de disco”.
Varios autores contemporáneos describen los movimientos utilizados por el discóbolo10, pero la sistematización realizada por Marrou (1990: 192-193), debido a su carácter sucinto, es más relevante en este momento:
1) El discóbolo levantaba el disco hasta la altura de la cabeza con las dos manos y luego, sosteniéndolo con la mano cerrada contra su antebrazo derecho, arrojaba este brazo violentamente hacia abajo y hacia atrás; cuerpo y cabeza seguían el movimiento y giraban en la misma dirección. Todo el peso del cuerpo descansaba sobre el pie derecho, que servía como eje; el pie izquierdo y el brazo entraban en juego solo para mantener el equilibrio.
2) Luego tenemos la proyección hacia adelante. Cabe enfatizar que la fuerza del lanzador no proviene del brazo, sino de la distensión del muslo y la corrección abrupta del cuerpo curvo.
A diferencia del discóbolo presente en las siguientes dos cerámicas –figuras 2 y 3– en la figura 1, el atleta representado no está desarrollando ninguno de los dos movimientos. Quizás la elección del pintor refuerza la noción de que está entrenando, especialmente porque sostiene el disco y la jabalina al mismo tiempo.
El cuerpo de Cleomelos sigue el modelo apolíneo transmitido principalmente en la cerámica pulida. Observamos en él rasgos bien definidos, medidas correctas y simetría de formas y musculatura, enfatizando un cuerpo rígido, como deberían ser los cuerpos de los ciudadanos. La representación del patrón estético de la belleza helénica es clara. Ciertamente, el pintor eligió resaltar el ideal de kalokagathía, tan importante para la vida cívica en la polis (Spivey, 2005: 56-57), un ideal también introducido por la desnudez del atleta. Una situación idéntica se puede ver en los discóbolos pintados en las siguientes imágenes.
En el cuenco hallado en el ágora de Atenas –figura 2– vemos al discóbolo en el movimiento inicial de lanzar el disco. Lo más destacado del pintor radica en la torsión del cuerpo del atleta. El lanzamiento del disco requiere una secuencia de torsión en la musculatura del cuerpo y un juego sincronizado entre los brazos que depende del equilibrio del peso corporal en las piernas11. En el caso del medallón de abajo, el joven atleta ya ha comenzado su movimiento y se encuentra girando su cuerpo en la dirección opuesta al primer movimiento, cambiando su peso a la pierna izquierda.
A diferencia de la escena anterior, en esta podemos pensar en el registro como una de las etapas de una competencia, aunque no contamos con la representación de la balbís, una línea también utilizada para el lanzamiento del disco. Filóstrato (Imágenes, 1.24.2), al describir la muerte de Jacinto después de ser golpeado accidentalmente por un disco lanzado por Apolo, enfatiza que la balbís era una base muy pequeña, suficiente para una sola persona.
Quizás la mención de la Odisea podría ser útil en este punto. Nos referimos al canto VIII (186-193) cuando Odiseo lanza el disco. Esta cita permite a los autores contemporáneos argumentar que el lanzamiento del disco en la antigüedad no difería mucho del atletismo contemporáneo. Veamos cómo el poeta describe los movimientos de su héroe épico:
Tal diciendo saltó con el manto en los hombros; un disco
grueso y largo tomó que en su peso con mucho excedía
de aquel otro que usaban luchando entre sí los feacios
y tras un revoleo lo lanzó de la mano robusta.
Zumbó el gran pedrejón; la mirada bajaron a tierra
los feacios, potentes remeros, gloriosos marinos,
al disparo del disco que en vuelo pasó a los de todos
desprendido del brazo12.
Las imágenes y los textos literarios resultan cercanos cuando exaltan los movimientos del cuerpo y la agilidad del discóbolo, además de la belleza de estos cuerpos en movimiento. La diferencia entre el discóbolo en las escenas analizadas y Odiseo es la edad. Es esencial considerar la diferencia de belleza en cada edad, descrita por Aristóteles en Retórica (5, 1361b). Mientras que la belleza del joven consiste en tener un cuerpo capaz de soportar la fatiga, en la medida en que es agradable verlo en un espectáculo, la belleza del hombre maduro se resume en su capacidad de parecer agradable