¿Qué hacemos con Menem?. Martín Rodriguez

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¿Qué hacemos con Menem? - Martín Rodriguez Singular

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de aquella época sostenía que bajo el menemismo gobernaba el mercado, confundiendo la orientación de las decisiones con quienes las tomaban”. Y rematan: “El menemismo gobernaba para el Mercado, y en ese gobierno de la economía, a la vez, en simultáneo, construía uno de los poderes políticos más sólidos que conoció nuestra democracia”.[25] Menem, a diferencia de Alfonsín, ejerció ese poder de decisión a pura voluntad. Menem fue en un punto lo que Deng Xiaoping a China: el líder aceleracionista argentino. Cuando llegó al poder, la gente no tenía teléfonos, y cuando se fue, la gente hablaba por celular. Una solución popular neoliberal al “vivir con lo nuestro” de las corporaciones sociales existentes.

      De la alternativa al quiebre pasando por el consenso

      Vale la pena poner contexto e historia. El consenso bienestarista de la posguerra, los años gloriosos (1945-1973), llegó bastante roto a la década del setenta. Y la crisis mundial de 1973 terminó de detonar los restos de ese consenso. El Reino Unido fue la punta del iceberg. Por eso, así como en parte de América Latina los setenta fueron los años de la reacción dictatorial, en el hemisferio norte –además de un período de democratización en el sur de Europa– fueron también un momento de reacción cultural que venía a negar los revolucionarios años sesenta y a terminar de dar a luz las nuevas derechas de los ochenta: Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Tal fue el giro que después también surgieron los nuevos progresismos con agenda más liberal, con figuras como François Mitterrand y Felipe González. Nueva derecha y nuevo progresismo. Un nuevo consenso después del viejo consenso bienestarista. En este marco se dio toda una serie de movimientos, a primera vista, paradójicos. Thatcher deshizo la cultura tradicional tory. González desmanteló parte de la industria sindicalmente ligada a la izquierda y metió a España en la OTAN y en la Comunidad Europea. Menem transformó el peronismo de partido sindical a partido clientelista y dio rienda suelta a un programa de reformas liberales. Como ya dijimos: clima de época.

      Argentina siempre siguió la música que sonaba en la región, pero no deja de ser quizá el vecino más exagerado del Cono Sur. La dictadura más asesina en los setenta. El único Juicio a las Juntas Militares en los ochenta. El caso más liberalizador en los noventa. La peor crisis en el cambio de siglo. El giro más estatista en los dos mil. Cada década un giro distinto, pero hay una constante: la lealtad con la intensidad.

      ¿Fukuyamistas fuimos todos?

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