La política de paz, seguridad y defensa del Estado colombiano posterior a la expedición de la Constitución de 1991. Alejo Vargas Velásquez

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La política de paz, seguridad y defensa del Estado colombiano posterior a la expedición de la Constitución de 1991 - Alejo Vargas Velásquez

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En el mundo contemporáneo y en el contexto de aceptación de la idea que el Estado no es el exclusivo actor del desarrollo, sino que hay una pluralidad de actores,

      […] se descubrió que para gobernar un país hacia metas de bienestar se exigen más capacidades, actores y acciones que las del mero gobierno y dada la insuficiencia gubernamental y la necesidad del aporte social, se entendió que el modo directivo de gobernar se tenía que modificar para hacerlo capaz de diseñar la forma de crear interdependencia más que dependencias, coordinar más que subordinar, construir puentes más que pirámides (Aguilar Villanueva, 2006).

      En paralelo comienza a emerger la concepción del gobierno más centrada en la idea de coordinar y dinamizar y toma fuerza en algunas escuelas de pensamiento el concepto de gobernanza;

      […] fue tomando forma entonces el componente esencial y peculiar de la gobernanza, distinto del enfoque de la cuestión de la (in)gobernabilidad con su énfasis unilateral en las capacidades del gobierno, que destaca la interdependencia o asociación entre actores gubernamentales y sociales como la condición sin la cual no es posible que haya dirección de la sociedad (Aguilar Villanueva, 2006),

      Siguiendo de nuevo a Aguilar Villanueva, se puede señalar que

      […] el enfoque propio y distintivo de la gobernanza es el que destaca la insuficiencia del actuar del gobierno para gobernar las sociedades contemporáneas, aún en el caso de que contara con la máxima capacidad institucional, fiscal y administrativa y supiera aprovecharla a nivel óptimo. El gobierno es insuficiente para la gobernación de la sociedad (Aguilar Villanueva, 2006).

      Entendido el concepto de paradigma como “un conjunto de proposiciones o de enunciados meta teóricos que apuntan, menos sobre la realidad social que sobre el lenguaje a emplear para tratar de la realidad social” (Boudon y Bourricaud, 1986); podemos hablar de cuatro grandes paradigmas en las ciencias sociales, estos no representan todos pero constituyen los fundamentales:

      1.Estructural-funcionalismo

      2.Marxismo-estructuralista

      3.Interaccionista

      4.Accionalista

      Veamos de manera sucinta los principales enunciados y el significado de la participación desde la perspectiva de cada uno por cuanto, dependiendo de los paradigmas dominantes en cada momento, tendremos una particular forma de entender y valorar la participación. No podemos olvidar que los grandes paradigmas de las ciencias sociales no solo contribuyen a orientar las políticas públicas –internacional y nacionalmente–, sino que además condicionan ideológicamente a los intelectuales y sus lecturas de la realidad. Podemos señalar que los dos primeros colocan al Estado como el actor central del desarrollo y eran los paradigmas predominantes hasta hace algunos años y los otros dos ponen el énfasis en la sociedad y parecen ser los paradigmas emergentes del momento:

      1. La perspectiva estructural-funcionalista, mira el desarrollo como un proceso de modernización21 a través del cual se da el paso de la ‘sociedad tradicional’ a la ‘sociedad moderna’ y supone que el desarrollo es el abandono de la mentalidad tradicional y la adopción de una mentalidad moderna. Desde esta perspectiva, los obstáculos al desarrollo son la resistencia a los cambios y las dificultades para la adopción de los valores y normas de la sociedad moderna.

      El desarrollo requiere, entonces, acciones en los siguientes campos:

      a. en lo económico, desarrollar la economía de mercado a través de procesos de industrialización. Para ello es necesario la inversión de capital; creación de infraestructura para garantizar la movilidad e intercambio de productos, personas y capital; reestructuración y formación de la mano de obra; darle capacidad de compra para estimular el consumo; introducir innovaciones tecnológicas; diversificar las exportaciones; desarrollar el sistema bancario. Es el capitalismo de Estado el modelo económico priorizado que en el caso de América Latina lo expresa muy bien la propuesta de desarrollo de la Comisión Económica para América Latina (Cepal).

      b. En lo social, introducir modos de vida, de pensamiento y de consumo propios de la sociedad moderna; limitar el crecimiento poblacional; organizar sobre bases nuevas los procesos de socialización primaria; dar a la mayoría de la población acceso a los servicios básicos –educación, salud, vivienda; impulsar la creación de organizaciones sociales–, partidos, sindicatos, grupos de presión; mejorar el estatus de la mujer en la sociedad.

      c. En lo político, dar al Estado el rol protagónico en la conducción de la modernización; buscar la integración nacional; estimular la democracia liberal como forma política ideal; desarrollar la administración pública.

      Los actores fundamentales del desarrollo, en esta perspectiva son las élites modernizadoras estatales (políticos, empresarios, intelectuales, militares) que actúan como transmisoras de la mentalidad moderna.

      Dentro de esta perspectiva, la participación de los actores sociales parece verse como un ejercicio controlado y tutelado por el Estado en la búsqueda del gran objetivo de la modernización. La participación debe orientarse en lo político a fortalecer la democracia liberal-formal de tipo representativo, y en lo social a consolidar las organizaciones propias de la democracia representativa, como el gremio, el sindicato y el partido. Aquí la participación parece asociarse fundamentalmente a derechos.

      2. La aproximación del marxismo-estructuralista veía el desarrollo como un proceso de liberación antimperialista y anticapitalista, que posibilite, a posteriori, el desarrollo de las fuerzas productivas. Desde este paradigma, el obstáculo esencial al desarrollo es la relación capitalista de producción y su expresión imperialista que manifiesta en relaciones asimétricas entre los capitalismos centrales y periféricos. El desarrollo no es posible si no se suprime la relación de explotación.

      Las condiciones del desarrollo van a estar asociadas a dos momentos claramente diferenciados: 1. La toma del poder por la organización revolucionaria, ya sea a través de la guerra, del golpe militar o de las elecciones, lo que en la mayoría de las situaciones va a implicar un periodo de transición en que se desarrolla un régimen político de dictadura (partido único, exclusión de derechos a sectores sociales burgueses). 2. Una vez en el poder, ejecutar la política económica (diversificación de la producción interna y aumento de las exportaciones) y social (satisfacer las necesidades básicas de la población). Las políticas de desarrollo se van a sustentar en el rol fundamental del Estado, con una ‘estatización de la sociedad y de la economía’.

      El actor fundamental del desarrollo es la élite revolucionaria de la organización política –o político-militar– que aporta a los sectores explotados de la sociedad la conciencia nacional y social.

      Aun cuando en el discurso se considera una convocatoria a una gran participación de los sectores subordinados de la sociedad, esta va a ser entendida como controlada y tutelada dentro de los parámetros señalados por las élites revolucionarias, que son las que mejor interpretan las necesidades nacionales y sociales. La participación desde esta perspectiva se va a asociar fundamentalmente a control y derechos.

      3. La perspectiva interaccionista planteaba el desarrollo como producto de la competición de los intereses individuales. El obstáculo fundamental al desarrollo proviene del excesivo peso del Estado en la economía (carencia de empresarios privados, ineficiencia e ineficacia en el sector público y privado) y en la sociedad (paternalismo en relación con el Estado, dificultades para practicar la democracia política y consolidar la integración nacional).

      El

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