Y va a caer... como decíamos ayer. Tomo 1: Informes mensuales de coyuntura política 1980-1984. Rodrigo Baño Ahumada

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Y va a caer... como decíamos ayer. Tomo 1: Informes mensuales de coyuntura política 1980-1984 - Rodrigo Baño Ahumada страница 4

Автор:
Серия:
Издательство:
Y va a caer... como decíamos ayer. Tomo 1: Informes mensuales de coyuntura política 1980-1984 - Rodrigo Baño Ahumada

Скачать книгу

      Santiago, agosto de 1980

      El mes de julio aparece plagado de hechos espectaculares. El asesinato del coronel Roger Vergara, el cambio de director de la CNI, la repetición del asalto simultáneo a tres bancos en Santiago y el violento operativo para capturar a los hechores, el misterioso secuestro de dos periodistas ligados a la Iglesia, la toma de terrenos y su desalojo, enfrentamiento entre la Iglesia y el Gobierno, son, entre otros, acontecimientos que se producen en este breve lapso y parecen señalar un cambio en la situación política, cuyo desenlace resulta difícil de predecir.

      En efecto, ni siquiera es clara la información misma de los hechos, e incluso declaraciones de personeros oficiales resultan equívocas, incrementándose una ola de rumores oficiales y especulaciones tan difíciles de probar como desmentir.

      Naturalmente no se está en condiciones de tener informaciones que permitirían dilucidar lo que ha sucedido en cada caso.

      El quién hizo que, cómo y por qué, parece de menor importancia cuando se analiza e interpreta el clima que ha creado.

      El clima de violencia del último mes, de inseguridad, de enfrentamiento, parece abarcar fundamentalmente a los grupos en el poder.

      Pero no es sólo esto, también adquiere fuerza una ola de fraudes y corrupción que inunda cada vez nuevos frentes.

      El escándalo del IVA adquiere mayor volumen, se descubren irregularidades en el cobro de prestaciones médicas, ganancias excesivas en la comercialización de los «autos populares», a la vez que aumentan los hechos de violencia. Como resultado inmediato resurgen niveles de terror que ya parecían superados y la sensación de estabilidad decrece.

       LOS MISMOS DUROS, LOS MISMOS BLANDOS

      A pesar de las profusas acusaciones por parte del gobierno, y a pesar de que ellas fueran –al menos en parte– ciertas, respecto a la existencia de un terrorismo de izquierda, resulta que, en todo caso, el enfrentamiento más visible en el último tiempo se produce entre grupos en el poder.

      Baste para ello considerar que, tanto voceros oficiales (Baeza, Mena) como medios de comunicación adictos al régimen (El Mercurio y toda su cadena informativa) insisten en sembrar dudas respecto a quiénes serían los autores de la muerte del coronel Roger Vergara, lo que tiene enorme importancia, independiente de quién haya sido autor.

      Como se señala en el informe anterior, la lucha entre «duros» y «blandos» tiende a cobrar mayor virulencia, particularmente en el mes que recién termina, cuando esas diferencias parecen traspasar el ámbito estrictamente civil, para comenzar a presentarse en el terreno militar mismo.

      La caracterización del general (R) Mena como «blando» y su reciente remoción han sido señalados por la prensa y no desmentidos. Ahora bien, el contenido de la disputa parece centrarse particularmente en el futuro político del régimen, aceptándose, en general, el modelo económico impuesto. Esto no significa que no haya intereses económicos en juego, sino que estos se viabilizan o no a través de determinadas características del régimen.

      Como se apunta en el informe anterior, un régimen institucionalizado o un régimen personalista otorgan distintas posibilidades a cada grupo económico.

      Quizás pueda afirmarse que la definición de la «transición», más que la institucionalidad futura, sea el punto más crítico en esta disputa. No debe olvidarse que según sea quién dirige la transición –y su duración–, determina de hecho el carácter de la institucionalidad futura.

      Es en este enfrentamiento entre grupos de poder donde parece irse acentuando el rigor de los medios utilizados.

      A partir del debate ideológico político –que dadas las características de la situación actual se realiza a través de «centros de estudios» y medios de comunicación de masas–, parece pasarse al uso o amenaza de otros medios. Anteriormente se asiste a la creación de numerosos «centros de estudios», tal cual se señaló en el informe correspondiente al mes anterior.

      Asimismo, crece el interés en controlar medios de comunicación, particularmente la prensa. Basta aquí recordar que los «duros» buscan comprar el diario La Tercera, que es lejos el de mayor circulación nacional, mientras El Mercurio coordina sus pulsaciones y trata de popularizar y extender la difusión de Las Últimas Noticias.

      Una segunda etapa en esta «escalada» podría encontrarse en la denuncia pública de escándalos y fraudes en que se insinúa veladamente la participación de personas vinculadas al «bando contrario». Tal sería el caso del fraude del IVA y su supuesta relación con el general (R) Contreras.

      Por último, una etapa en que los sectores en conflicto buscan, y en cierta medida, logran apoyo para sus posiciones al interior del Ejército.

      Tal etapa se manifestaría en hechos como el relevo del general (R) Mena, considerado «blando», por el general Gordon, que se define más por su fidelidad personal al presidente Pinochet, la que se ve reforzada por el hecho de estar en servicio activo y ser –por ende– uno de sus subordinados jerárquicos; el discurso del general Washington Carrasco, reclamando por una mayor presencia institucional de las FF.AA. en la institucionalidad futura; las declaraciones del general (R) Baeza, respecto a la posibilidad de que el crimen del coronel Roger Vergara hubiera sido perpetrado por extremistas que no sean de izquierda.

      En este mismo sentido se inscribiría la aparición de ciertos supuestos «comandos» que actúan directamente en la represión, promoviendo aún más la sensación de enfrentamiento y la eficacia de los grupos más duros para destruir a la oposición.

      El que tales «comandos» existan con independencia de la CNI parece bastante dudoso, según se desprende de las profusas informaciones periodísticas. Cosa esta bastante contrastante con la habitual parquedad o silencio con que los medios de comunicación respondían a hechos semejantes ocurridos en el pasado.

      En esta etapa es donde cobra mayor importancia la posibilidad de trasladar el conflicto a la esfera militar por parte de los grupos civiles en disputa.

      Por otra parte, el aumento de la virulencia en el conflicto puede hacer vacilar el papel de árbitro que desempeña el presidente Pinochet, puesto que, si bien duros y blandos reconocen explícitamente su autoridad, los últimos precisan, a lo menos, neutralizar un tanto su preponderancia personal en la «transición», mientras los sectores más duros intentan presentarse como los únicos confiables en el proceso, empujándolo a encabezar un movimiento de mayor autoritarismo que el actual.

       EL INESTABLE MARCO INTERNACIONAL

      En todo caso, el análisis de este conflicto debe entenderse dentro del marco en que se da. Para los sectores en el poder, la oposición aparece como aislada y desarticulada, como un enemigo ya derrotado y, por lo tanto, no se le considera un peligro para dirimir las diferencias internas.

      Por otra parte, el frente internacional también aparece propicio: la disminución de la virulencia en la crítica internacional al gobierno chileno, el levantamiento de la prohibición de vender armas a Chile por parte del Gobierno inglés y la creciente expectativa del triunfo de Reagan en las elecciones de Estados Unidos, serían, entre otros, indicadores de una mejor posición del régimen chileno en este aspecto.

      Es necesario tener en cuenta, también, que es característico de los regímenes autoritarios la dificultad

Скачать книгу