Y va a caer... como decíamos ayer. Tomo 1: Informes mensuales de coyuntura política 1980-1984. Rodrigo Baño Ahumada

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Y va a caer... como decíamos ayer. Tomo 1: Informes mensuales de coyuntura política 1980-1984 - Rodrigo Baño Ahumada

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en el informe anterior el clima de enfrentamiento cada vez más violento entre los sectores duros y blandos en que tendía a dividirse el grupo dominante. Desde el momento en que este enfrentamiento comenzó a trasladarse al interior de las FF.AA., la situación se tornó crítica. Los hechos de violencia continuaron los primeros días del mes, como, asimismo, la virulencia de los ataques entre uno y otro sector.

      El cúmulo de testimonios y denuncia públicas, crearon un clima de incertidumbre que levantó voces, especialmente de la Iglesia y de la Oposición, exigiendo el esclarecimiento de los hechos y el fin de la ola represiva.

      Especial mención merece la petición pública de la DC de disolver el CNI y encargar sus tareas a los organismos clásicos existentes.

      Sin embargo repentinamente se acalló toda disidencia interna.

      En términos del conflicto inmediato entre duros y blandos, resulta claro que los primeros salieron triunfantes, imponiendo sus posiciones en el problema crucial de la institucionalidad. Prontamente el millonario fraude del IVA se diluyó en una investigación judicial larga y silenciosa, mientras que la alarma pública causada por la aparición del «Comando de Vengadores de Mártires» fue calmada con el descubrimiento de que tal comando estaría conectado al Servicio de Investigaciones y que se castigaría a los responsables.

      Este último hecho, bastante confuso por lo demás, determina la salida del general (R)

      Baeza, que era, al igual que el renunciado Mena, señalado como del sector blando. Es decir, en corto tiempo quedan eliminados de importantes puestos de Gobierno los que aparecieron como representantes de los blandos.

       PINOCHET RETOMA LA INICIATIVA

      En estas circunstancias es cuando el presidente Pinochet aparece reordenando el panorama con la presentación del proyecto de Constitución, la transición y el plebiscito con que se aprobaría en breve. Como decíamos anteriormente, este proyecto lleva la impronta de los sectores más duros del Gobierno, tal como queda de manifiesto en las modificaciones introducidas al proyecto de la Comisión Constituyente y al proyecto del Consejo de Estado.

      La constitución se hace aún más autoritaria, mientras que se plantea una transición gobernada por el mismo Pinochet por ocho o dieciséis años más.

      Desde otro ángulo, la personalización del poder que se propone podría significar, para las FF.AA., cierta independencia de las responsabilidades de Gobierno. No obstante el hecho de que Pinochet conserve la Comandancia del Ejército dificultaría tal posibilidad.

      Al colocar la inminencia de la Constitución y su prolongada permanencia en el poder, el presidente Pinochet parece retomar la iniciativa. Es cierto que los duros han ganado la pelea inmediata, pero Pinochet, aún apoyándose, en ellos, pretende retomar la plenitud de su poder y consiguiente libertad de acción.

      Los sectores blandos, que, hasta cierto punto, parecieron peligrosas amenazas para la continuidad inalterada del Gobierno de Pinochet, quedan descolocados en la actual situación. En el fondo, el Presidente los enfrenta a la inconfortable situación de quedar fuera del grupo de poder, confundiéndose con la oposición, o simplemente plegarse a la dirección que él imprime al proceso.

      Naturalmente que la primera posición es insostenible cuando no se cuenta con suficiente respaldo en las FF.AA. como para controlar la situación de acuerdo a sus perspectivas.

      A medida que se acerca la fecha del plebiscito, se aprecia cómo el grupo El Mercurio, la Sociedad Nacional de Agricultura, la SOFOFA, entre otros «críticos desde adentro», se vuelcan decididamente al apoyo a Pinochet, confundiéndose con los representantes de los sectores más duros.

      En relación con el proyectado plebiscito constitucional, se organiza una profusa campaña oficial, encabezada directamente por el Presidente. Por cierto que esta campaña, no obstante las apariencias, difiere de las tradicionales campañas presidenciales.

      En la situación actual, la realización del plebiscito y sus resultados carecen de relevancia tanto para la oposición nacional como para la opinión internacional. En consecuencia, la campaña para el «SÍ» y la aprobación plebiscitaria tienen otra finalidad. Por una parte intenta lograr una cierta legitimidad, siquiera inconsciente, al proceso de institucionalización, haciendo participar a toda la población en una «elección» a la cual se le agrega la aureola mítica de procesos similares realizados en el pasado. Por otra parte, y esto parece de mayor importancia para el momento político, precipita una situación en la que obliga a reagruparse a los distintos sectores del grupo de poder.

       LA CAMPAÑA «ELECTORAL»

      Lo anterior se refleja claramente en la campaña electoral (campaña presidencial) que realiza Pinochet propagando los beneficios del «SÍ» y la maldad del «NO».

      El Presidente realiza giras electorales y manifestaciones públicas a través de todo el territorio nacional, discursos públicos y privados, a los que se agrega un conjunto –a veces exagerado– de exhibición de realizaciones y promesas de un futuro aún más esplendoroso que es profundamente publicitado.

      A la vez, se puede apreciar el carácter marcadamente oficial –y hasta personal– de la movilización política a favor de la aprobación del plebiscito sobre transición y constitución. Prácticamente queda encabezada por el Presidente y sus ministros, sin que los frentes (gremial, estudiantil, vecinal) desempeñen un papel de vanguardia como ocurrió para la Consulta del año 1978.

      Lo anterior, sin embargo, no implica que los sectores blandos hayan desaparecido convencidos por la nueva línea. Es cierto que se ven obligados a apoyar «la nueva institucionalidad», pero esta acción adquiere más bien la característica de un repliegue táctico en espera de mejor situación para replantear sus aspiraciones.

      Los sectores blandos no sólo han tenido que optar por el apoyo incondicional a la línea impuesta, empujados por el temor a ser marginados del poder y lanzados a una oposición frontal que aún no están en condiciones de asumir.

      También lo hacen porque perciben que en las actuales circunstancias serían los sectores de la DC los que hegemonizarían esa posición. La alianza derecha-DC se haría nuevamente en términos similares al 64, contradiciendo la pretensión de la derecha de subordinar a la DC a su conducción.

      A su vez esto explicaría en parte la apertura de la DC hacia la izquierda, donde sí puede defender su identidad y la conducción del proceso.

      Esto que denominamos repliegue táctico de los sectores blandos se complementaría con una acción destinada a mejorar posiciones. Al parecer dicha acción se realizaría fundamentalmente en el campo económico.

      Los sectores blandos, al apoyar el proyecto institucional de Pinochet, pretenderían también obtener mejores ventajas en el campo económico. Su insistencia en la necesidad de que el gobierno realice las modernizaciones es presentada ligando claramente las características del régimen propuesto con estas. Mejorando posiciones económicas, podría estar nuevamente en condiciones de discutir sus pretensiones políticas.

       OPOSICIÓN SOCIAL Y POLÍTICA; LAS FUERZAS DE LA UNIDAD

      Desde el punto de vista de la oposición, podría señalarse que la coyuntura despierta una gran activación política, cuyo eje principal está en la DC y el ex presidente

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