¿Podemos adelantar la Segunda Venida?. Marcos Blanco
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу ¿Podemos adelantar la Segunda Venida? - Marcos Blanco страница 5
–¡Papá está volviendo a casa!
La Biblia nos cuenta, en Marcos 13:1 y 2, una historia parecida. Jesús estaba saliendo del atrio del Templo, cuando uno de sus discípulos señaló y dijo:
–Maestro, mira qué piedras, y qué edificios.
La respuesta de Jesús lo desconcertó:
–¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra que no sea derribada.
Los discípulos se reunieron a un costado para discutir qué era lo que Jesús había querido decir. Luego de llegar a una conclusión, volvieron a él: “ [...] ‘Dinos, ¿cuándo sucederá todo eso? ¿Qué señal marcará tu regreso y el fin del mundo?’” (Mat. 24:3).
Jesús, entonces, pasó a enumerarles una serie de señales que marcarían la cercanía de su regreso. Enumeró señales en los ámbitos político y militar (vers. 6, 7), señales en el ámbito de la naturaleza (vers. 7), señales en el ámbito social (vers. 10, 12) y señales en el ámbito religioso (vers. 24).
Tomemos, por ejemplo, las señales en la naturaleza. A nadie le quedan dudas de que la naturaleza se está comportando de una manera extraña, alocada. Grandes ciclones y tormentas tropicales, terremotos, tsunamis e inundaciones golpean el globo cada vez con mayor intensidad.
Después de interpretar las señales de la naturaleza, los científicos colocaron el reloj en las 23:58; ¡sí, a solo dos minutos de la medianoche!, dando a entender que nos acercamos rápidamente al fin. Y no olvidemos que la mayoría de los científicos son ateos.
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, el organismo de la ONU que quizás haya estudiado con más profundidad los grandes cambios en la naturaleza, en su informe de 2007 ya señalaba: “La advertencia del sistema climático es inequívoca”, y advertía de las “previsibles y devastadoras consecuencias del cambio climático”.
Cada vez que Jesús habla de las señales en la naturaleza, las vincula con el hambre, y la aparición de pestilencias y enfermedades (Mat. 24:7; Mar. 13:8). Efectivamente, las variaciones en el cambio climático están haciendo que los cultivos de cereales disminuyan drásticamente, sobre todo en los trópicos. Esto trae, como consecuencia, la reaparición del hambre. De hecho, el hambre, actualmente, es la preocupación número uno de la ONU, tras la crisis de la suba de alimentos que se ha desatado en los últimos años.
Con respecto a las pestes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que los nuevos patrones de lluvias, sequías y tormentas están acelerando la expansión de enfermedades como la malaria o el paludismo y la fiebre del dengue en varias regiones. El rebrote del ébola en el oeste de África ha puesto en alerta al mundo entero. El cambio climático está empeorando las crisis de salud en muchos países en los que el acceso a la salud no es igualitario. La directora general de la OMS, Margaret Chan, declaró que “las enfermedades y las condiciones sensibles al cambio climático ya están creando enormes cargas a muchos países […]. El impacto del cambio climático está actuando como un amplificador”.
Pero, hay más todavía. Después del informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de 2007, los científicos de la Revista de la Asociación de Científicos Nucleares Estadounidenses decidieron adelantar el “reloj del juicio final”. Este reloj contiene dos agujas que no corren. Una de ellas, la de las horas, está permanentemente fijada en las 12. La otra, la de los minutos, ha sido movida en 19 ocasiones durante el último medio siglo. El reloj fue creado en 1947, para dar a entender cuán cerca se encuentra nuestro mundo de “las 12”; es decir, de su fin.
Después de interpretar las señales de la naturaleza, los científicos colocaron el reloj en las 23:58; ¡sí, a solo dos minutos de la medianoche!, dando a entender que nos acercamos rápidamente al fin. Y no tenemos que olvidar que la mayoría de estos científicos son ateos.
Lo que necesito saber acerca de la Segunda Venida
1 La segunda venida de Cristo es la bienaventurada esperanza de la iglesia, la gran culminación del evangelio (Tito 2:13, Heb. 9:28; Juan 14:1–3; Hech. 1:9-11; Mat. 24:14).
2 La venida del Salvador será literal, personal, visible y de alcance mundial (Apoc. 1:7; Mat. 24:43).
3 Cuando el Señor regrese, los justos muertos resucitarán y, junto con los justos que estén vivos, serán glorificados y llevados al cielo, pero los impíos morirán (1 Tes. 4:13-18; 1 Cor. 15:51-54; 2 Tes. 1:7-10; 2:8; Apoc. 14:14-20; 19:11-21).
4 El hecho de que la mayor parte de las profecías esté alcanzando su pleno cumplimiento, unido a las actuales condiciones del mundo, nos indica que la venida de Cristo es inminente. El momento en que ocurrirá este acontecimiento no ha sido revelado y, por lo tanto, se nos exhorta a estar preparados en todo tiempo (Mat. 24; Mar. 13; Luc. 21; 2 Tim. 3:1-5; 1 Tes. 5:1-6).
Como Sodoma y Gomorra
En su sermón profético, Cristo mismo estableció la comparación: “Cuando el Hijo del Hombre regrese, será como en los días de Noé” (Mat. 24:37). Y si bien la aplicación primaria es establecer que la última generación sobre la Tierra no estará mejor preparada para una destrucción repentina que la generación previa al Diluvio (Jesús culmina esta sección con las palabras: “¡Así que ustedes también deben estar alerta!, porque no saben qué día vendrá su Señor”, vers. 42), el contexto social de los días de Noé también sirve como ilustración de la condición actual de nuestra sociedad.
Más allá de que todo lo que la gente “pensaba o imaginaba era siempre y totalmente malo” (Gén. 6:5), Dios “observó toda la corrupción que había en el mundo, porque todos en la tierra eran corruptos” (vers. 12). Y esa fue la razón dada por Dios para la destrucción del mundo por medio de agua: “He decidido destruir a todas las criaturas vivientes, porque han llenado la tierra de violencia. Así es, ¡los borraré a todos y también destruiré la tierra!” (vers. 13).
No hace falta detenerse a ejemplificar la violencia actual que impera en el mundo. Basta con encender la televisión y mirar un noticiero, leer el diario o, en la mayoría de los casos, ¡con solo salir a la calle! Asesinatos, robos violentos, violaciones, agresiones verbales y físicas, abusos verbales; toda una gama de violencia que se despliega minuto a minuto. Y está lejos de mejorar. En realidad, todo indica que empeorará. Una de las razones es el hacinamiento de millones de personas en condiciones menos que ideales. Sí, las grandes ciudades del mundo son también las grandes usinas de violencia en el mundo.
En 2014, un informe de la División de Población de la Organización de las Naciones Unidas estableció que un 54 % de la población mundial vivía en las ciudades, y que para el año 2050 dos de cada tres pobladores mundiales vivirán en las ciudades.6 El problema es que está probado que cuantas más personas vivan en una ciudad mayor será el porcentaje de violencia, robos y asesinatos. Los delitos violentos aumentan proporcionalmente con el aumento de la población que vive en las ciudades. No es raro pensar que, otra vez, Dios tenga que intervenir porque “han llenado la tierra de violencia”.
Pero, hay otra sociedad histórica con la que Cristo comparó la sociedad de los últimos días. Él afirmó que, en los días previos a la Segunda Venida, “el mundo será como en los días de Lot” (Luc. 17:28). Claramente, se está refiriendo a la sociedad de las ciudades de Sodoma y Gomorra, donde vivía Lot.