¿Podemos adelantar la Segunda Venida?. Marcos Blanco
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La Iglesia Adventista surgió como un movimiento escatológico, con un énfasis claro en la Segunda Venida.8 Incluso más, la doctrina de la segunda venida de Cristo constituye un eje axiomático alrededor del cual la Iglesia Adventista construye su teología y su misión.9 Sin embargo, a más de 150 años de haber proclamado la inminente venida de Jesús, seguimos esperando ese acontecimiento.
Para responder a esta aparente demora, se han ofrecido varias repuestas.10 Algunos creen que Jesús no ha venido todavía porque está esperando que su pueblo es el responsable de la demora. En este sentido, Herbert Douglass considera que la demora en la “cosecha” de este mundo no ha sido causada por un cambio de planes por parte de Dios. Por el contrario, si fuera por Dios, la cosecha ya se habría producido décadas atrás. Según Douglass, la demora se ha dado porque el fruto, el testimonio personal que reproduce el carácter de Jesús en el pueblo de Dios, aún no ha madurado.11
La cosecha de este mundo y el carácter del cristiano
Si bien no fue el originador de estas ideas, Herbert Douglass es el abanderado moderno de los autores adventistas que enfatizan la actividad humana en relación con el momento de la Segunda Venida; posición que ha contado con un fuerte apoyo dentro de ciertos teólogos adventistas.12 Él considera que, verdaderamente, ha habido una demora. Esta demora en la “cosecha” de este mundo no ha sido causada por un cambio de planes por parte de Dios.13 Por el contrario, si fuera por Dios, la cosecha ya se habría producido décadas atrás. La demora se ha dado porque el fruto en la vida del cristiano, el testimonio personal que reproduce el carácter de Jesús en el pueblo de Dios, aún no ha madurado.14 Esta posición se fundamenta en esta cita de Elena de White: “Cristo espera con un deseo anhelante la manifestación de sí mismo en su iglesia. Cuando el carácter de Cristo sea perfectamente reproducido en su pueblo, entonces vendrá él para reclamarlos como suyos”.15
Algunos creen que Jesús no ha venido todavía porque está esperando que su pueblo se consagre y testifique diligentemente; es decir, creen que su pueblo es el responsable de la demora porque su testimonio personal no reproduce el carácter de Jesús.
Esta comprensión se basa en el principio de la condicionalidad de la profecía. Según este principio, todas las promesas están condicionadas a que se cumplan ciertas cláusulas, aun cuando no estén explícitamente declaradas, tal como sucedió en el incidente de la predicación de Jonás en Nínive. En este sentido, Dios esperará hasta que se manifieste la madurez del carácter cristiano en un buen número de personas. Esta es la gran condición que determina los eventos que desencadenarán la Segunda Venida. El esjatón estaría condicionado por el estado de la iglesia.16
Claramente, el énfasis está puesto aquí en la acción humana:17 “Dios espera la perfección de carácter en su pueblo: una demostración de lo que alguna generación de cristianos de los últimos días revelará antes del regreso de Cristo”.18 Es más, llega a decir que “el fin del mundo, la terminación de la comisión evangélica, el regreso de Jesús, todo depende” de que la última generación demuestre fielmente el carácter de Cristo en su vida.19
Cristología y la última generación
¿Cuáles son las presuposiciones teológicas que llevan a Douglass a elaborar su posición acerca de la demora? En realidad, todo el sistema teológico de Douglass está íntimamente relacionado con su antropología, cristología y soteriología.20 Estas doctrinas llevan a elaborar el centro de su pensamiento: la humanidad de Jesús.21 De allí desprende la idea de que el ser humano puede llegar a ser perfecto, tal como lo fue él. En este sentido, Dios esperará hasta que un considerable número de cristianos llegue a desarrollar un carácter igual al de Cristo. A ese concepto, se lo dio en llamar el de “la última generación”, 22 porque será la generación de cristianos vivos cuando se produzca la parousía (término griego que significa “advenimiento” o “llegada” y del cual se deriva la palabra española “parusía”). Este concepto está basado, según él, en la Biblia y en Elena de White. Douglass lo subraya de esta manera: “Dios esperará la maduración del carácter cristiano en un significativo número de personas como la principal condición determinante de aquellos eventos que afectarán el tiempo cuando la prueba para el mundo finalizará, y entonces el tiempo del Advenimiento vendrá”.23
Evaluación
Douglass se basa en la perfección del carácter cristiano como una de las condiciones para que se produzca la parusía. Considera que ha habido una demora. Esta demora en la “cosecha” de este mundo no ha sido causada por un cambio de planes por parte de Dios. Por el contrario, la demora se ha dado porque el fruto en la vida del cristiano, el testimonio personal que reproduce el carácter de Jesús en el pueblo de Dios, aún no ha madurado. Toda su posición se sustenta en esta cita: “Cristo espera con un deseo anhelante la manifestación de sí mismo en su iglesia. Cuando el carácter de Cristo sea perfectamente reproducido en su pueblo, entonces vendrá él para reclamarlos como suyos”.24
No obstante, algunos han criticado a Douglass por elaborar toda su teología a partir de la cristología, la antropología y la soteriología.25 Al tener como centro de su pensamiento la humanidad de Jesús, y considerar que el ser humano puede llegar a ser perfecto como Jesús, Douglass llega a la escatología: Dios esperará hasta que un considerable número de cristianos llegue a desarrollar un carácter igual al de Cristo antes de venir por segunda vez. Justamente, su posición cristológica y soteriológica condiciona su visión escatológica.
Más allá de que varios teólogos han reconocido la falta de apoyo bíblico para las teorías de la naturaleza caída de Cristo y de la perfección humana sin pecado,26 al saltar de la cristología y la soteriología a la escatología, Douglass pareciera no tener en cuenta toda la dimensión bíblica de la providencia.27 Branson señala que la posición de Douglass se basa en la perfección del carácter cristiano como la gran condición para que se produzca la parusía.28 En este sentido, Douglass parece desestimar todo los demás factores que deben darse en forma concomitante antes de la Segunda Venida. Así, Douglass pareciera tener una visión monocondicional de la providencia.
Así, para Douglass, el único detonante de la Segunda Venida es el pueblo de Dios, cuando refleje fielmente el carácter de Cristo. No tiene una visión integral de la providencia divina, sino que enfatiza solo lo que atañe al pueblo de Dios. Incluso llega a afirmar que la purificación que Cristo está haciendo en el Santuario solo terminará cuando el pueblo de Dios en el tiempo del fin alcance el estado de perfección a semejanza de Cristo.29 Esto lleva a una visión perfeccionista de la salvación, y hace depender de esta perfección impecable no solo la Segunda Venida, sino también la salvación personal.
Para Douglass, el único detonante de la Segunda Venida es el pueblo de Dios, cuando refleje fielmente el carácter de Cristo. No tiene una visión integral de la providencia divina, sino que enfatiza solo lo que atañe al pueblo de Dios.
De este modo, pareciera que M. L. Andreasen, principal arquitecto de la Teología de la Última Generación, desplaza el carácter de Dios del centro del Gran Conflicto hacia la posibilidad o no de poder guardar la Ley. En otras palabras, Andreasen desplaza la gran pregunta del Gran Conflicto: “¿Es Dios un Dios de amor?”, y la reemplaza por la pregunta: “¿Es posible guardar perfectamente la Ley de Dios?”30 En este sentido, desplaza a Dios del foco para centrarse, en este caso, en el ser humano. Este desplazamiento del eje central tiene profundas consecuencias teológicas, y el perfeccionismo es solo una de ellas.