Historia de la República de Chile. Juan Eduardo Vargas Cariola
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El Banco de Chile de Arcos y Cía. inició sus operaciones en octubre de 1849, en un local situado en la plazuela de la Moneda. Apenas comenzó a andar, se generó un gran movimiento en contra de la nueva institución, encabezado por los comerciantes de Valparaíso. Estos, en dos presentaciones hechas al gobierno, sostuvieron que los billetes del banco eran ilegales, que perjudicaban al comercio, creaban desconfianza y generarían crisis y bancarrotas recurrentes. Terminaban solicitando al ministro de Hacienda que recabara un pronunciamiento de la Corte Suprema sobre la inadmisibilidad de los billetes, pues la legislación vigente no autorizaba vales que fuesen a la orden ni billetes al portador. El 23 de octubre de 1849 el máximo tribunal dio la razón a los comerciantes. Pese a los intentos de modificar la situación, los hechos siguieron siendo adversos para Arcos. El 27 de noviembre la Corte Suprema volvió a pronunciarse contra el banco, al señalar que este no había rendido fianza competente, pues los 100 mil pesos depositados en tesorería no podían reemplazar la responsabilidad de los fiadores: estos debían quedar obligados con todos sus bienes. La tenaz campaña en contra del banco afectó seriamente su desarrollo. Así, el 31 de marzo de 1850, al cerrarse el plazo para suscribir acciones, no se había presentado ningún interesado. El gobierno, influido por la presión de los comerciantes y el dictamen de la Corte Suprema, le prohibió al banco la emisión de billetes por decreto el 17 de abril de 1850. Arcos solicitó la devolución de la fianza de 100 mil pesos depositada en tesorería. Sin embargo, esta petición fue rechazada por el gobierno, por estimar que no cubría la emisión de billetes sino el funcionamiento del banco como tal. Ante esta situación, Arcos optó por poner término al proyecto en abril de 1850843.
En el fracaso de la iniciativa de Arcos influyeron varios factores. Uno de ellos fue la mala reputación del propio Arcos, por su vinculación a oscuros negocios durante el gobierno de O’Higgins. También la circulación de billetes inquietaba a muchas personas, que temían que esos instrumentos se prestaran para fraudes y perjuicios de los tenedores. Tales opiniones eran emitidas teniendo a la vista los problemas que en ese momento afectaban a varios bancos de los Estados Unidos. Sin embargo, uno de los factores más determinantes en el fracaso de esta empresa fue la tenaz oposición que encontró entre los comerciantes de Valparaíso. Estos veían en la facultad del banco de emitir billetes una amenaza grave para el desarrollo del comercio y la estabilidad económica. En su opinión, la circulación de billetes abría la puerta a quiebras y crisis económicas, afectando la confianza que en su opinión habría reinado en las operaciones mercantiles del país. Más específicamente, señalaban que el incremento de los billetes obligaría al comercio a restringir el crédito, ante el temor de una quiebra del banco. Sin embargo, una de las principales razones de fondo, que no fue esgrimida en sus representaciones, fue que el banco de Arcos podía transformarse en una peligrosa competencia para el control cuasi monopólico que el comercio de Valparaíso tenía del pequeño mercado financiero chileno844.
LA LEY MONETARIA DE 1851 Y LA SITUACIÓN MONETARIA EN LA DéCADA DE 1850
En medio de estas polémicas, persistían los problemas derivados de la escasez de circulante. Esta se debía a la reducida acuñación realizada por la Casa de Moneda, al permanente déficit de las balanzas comercial y de pagos, y a la sobrevaloración del oro frente a la plata en relación al mercado europeo. Con el fin de superar esta situación, el gobierno dictó una nueva ley monetaria el 9 de enero de 1851. Sin embargo, la nueva relación entre los metales se fijó, una vez más, partiendo del principio de que el oro debía ser premiado. Por lo demás, a la hora de buscar un acercamiento entre el valor oficial y el comercial, se consideró más determinante la cotización que se daba en el mercado interno que en el externo. En Europa la relación entre el oro y la plata era de alrededor de 1:15,70 y en Chile de 1:16. Esta última era la cotización que servía de base a la iniciativa, mediante la cual la relación se modificó en una pequeña proporción para favorecer al oro. En suma, se estableció una relación de 1:16,39, lo que significaba un avance respecto a la de 1:16,52 que regía con anterioridad. No obstante, seguía manteniéndose una diferencia importante ante los valores de Europa, con todos los efectos que ello implicaba, más aún en un momento en que la plata tendía a fortalecerse debido al incremento de la producción mundial de oro845. Investigaciones recientes sostienen que estas decisiones de política económica se deberían a la necesidad de “producir un equilibrio en la balanza de pagos (en oro) del comercio exterior”. Se buscaba favorecer la llegada de oro, dado que la producción de este metal en el país era menor a la de la plata846. Esta misma ley introdujo el sistema métrico decimal en la organización monetaria, completando un proceso que se había iniciado en 1848 al adoptarse para los pesos y medidas.
S. Volk, la tardanza en la instalación del sistema bancario en Chile podría explicarse por al afán portaliano de evitar conflictos con las casas comerciales de Valparaíso y por la permanencia de doctrinas económicas escolásticas y mercantilistas, que no se adaptaban a las nuevas y complejas formas que adquiría el crédito; cfr. Steven S. Volk, “Mine Owners, Moneylenders”, pp. 85-91.
Entre 1850 y 1857 no se aprecian mayores referencias a la escasez de moneda como en los años anteriores, lo que resulta concordante con la tendencia al alza en el índice general de precios del periodo. Este fenómeno se produjo a pesar de que la instauración del sistema decimal significó el retiro de antiguas monedas; de que se pretendió poner término a la circulación de monedas antiguas y macuquinas, y de que persistió la sobrevaloración del oro. Es posible que en dichos años el tradicional problema de la falta de circulante no se manifestara de manera significativa. Esto podría explicarse por el aumento en las acuñaciones realizadas por la Casa de Moneda y por la situación más favorable de la balanza comercial, la que en el periodo alternó de manera intermitente entre el déficit y el superávit. Con todo, desde 1857 reaparecieron las quejas por la escasez de moneda. La causa de estas dificultades radicó en la crisis económica, que generó un déficit en las balanzas comercial y de pagos. Los billetes bancarios que comenzaron a circular en la época no tuvieron mayor influencia en la masa monetaria, siendo incapaces de alterar esa situación847.
LOS PRIMEROS BANCOS
El fin de la década de 1840 coincidió con el comienzo de una fase de prosperidad económica vinculada el gold rush californiano. En el decenio de 1850 se produjo un notorio aumento en las exportaciones de trigo y harina, y la actividad comercial vivió un momento de auge. La ampliación de las áreas de cultivo, la necesidad de elevar la contratación de mano de obra, la realización de obras de regadío y la construcción de molinos, entre otras actividades, requirieron de un incremento en la circulación de capitales y un aumento del crédito. Sin embargo, los mecanismos e instituciones crediticias tradicionales fueron incapaces de satisfacer dicha demanda de manera adecuada. No es de extrañar que en esos años surgieran los primeros bancos que operaron con el nombre de tales y que se constituyeron como sociedades anónimas. La acción del gobierno también contribuyó al surgimiento y desarrollo de ese género de instituciones financieras, mediante la promulgación de diversas leyes que, de manera indirecta, favorecieron la fundación de aquellas y la expansión del crédito. Estas fueron la Ley de Prelación de Créditos, de 1854, y el Código Civil, de 1857, que, entre otros aspectos, clarificó el procedimiento judicial para hacer efectivas las garantías de los créditos. Los bancos nacidos en este periodo surgieron en el eje urbano Santiago-Valparaíso, y de preferencia en esta última ciudad, lo que ha llevado a algunos investigadores recientes a calificar a esta zona como un enclave bancario, al menos en esa etapa fundacional848.
Ya con anterioridad habían existido bancos de crédito y depósito. De hecho, a mediados de la década de 1840 funcionaban varios de ellos, aunque no utilizaban el nombre de tales. Fue a partir del año 1854, con la creación del Banco de Bezanilla y Mac Clure, en Santiago, que surgieron nuevos bancos que operaron bajo tal denominación, autorizados por el gobierno. Dicho banco se inició como caja de consignaciones y