Historia de la República de Chile. Juan Eduardo Vargas Cariola
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El desarrollo de la cartografía topográfica nacional durante los primeros decenios del siglo XIX supuso numerosos ensayos para contar con un mapa confiable de Chile, antes de disponer de un levantamiento con cierto grado de exactitud. Ejemplo de un intento frustrado fue el realizado en 1823 por Carlos Francisco Ambrosio Lozier junto a Alberto D’Albe40. Un nuevo rumbo se dio en esta materia con la presencia en el país del joven naturalista francés Claudio Gay y después con la del geógrafo y geólogo Amado Pissis.
Claudio Gay (1800-1873) llegó a Chile en 1828 para incorporarse a un proyecto pedagógico que fracasó. En 1830 el gobierno chileno firmó con él un contrato en consideración a su formación científica, siendo Diego Portales ministro del Interior. Mediante dicho contrato, Gay se obligó a hacer un reconocimiento geográfico del territorio41, el que incluía, entre otros aspectos, la realización de una cartografía nacional, tanto general como de cada una de las provincias chilenas. Firmado el convenio, efectuó la exploración del territorio entre 1830 y 1842. A fines de 1830 comenzó su recorrido por la provincia de Colchagua, instalándose en la ciudad de San Fernando, a partir de la cual visitó durante 1831 su sector costero, central y cordillerano. A mediados de ese mismo año regresó a Santiago e incursionó por el norte de la provincia, para posteriormente dirigirse a Valparaíso, donde, a la espera de un barco que lo llevara a Francia, visitó el archipiélago de Juan Fernández a comienzos de 1832. Su viaje a Francia tenía por finalidad adquirir los instrumentos necesarios para efectuar el levantamiento cartográfico comprometido con el gobierno. Tras su regreso en 1834, reinició el reconocimiento del territorio, abordando el área sur y costera de la provincia de Santiago, para seguidamente dirigirse a recorrer las provincias de Valdivia y Chiloé durante los años 1835 y 1836. Remontó el río Valdivia, visitó las localidades de Corral, Osorno, los lagos Llanquihue, Villarrica, Panguipulli y la Isla Grande de Chiloé, entre otros lugares. En mayo de 1836 inició su regreso al centro del país. Durante ese mismo año se dirigió a la provincia de Coquimbo y se instaló en La Serena, a partir de la cual recorrió la costa de la provincia y el valle del río Elqui. Permaneció en la provincia de Coquimbo gran parte de 1837, ocasión en que incursionó en el valle del río Limarí y el centro-sur de dicha provincia, tanto en el sector costero como en su parte central. El final del año 1837 lo destinó a visitar el área costera y central de la provincia de Aconcagua. A principios de 1838 hizo un reconocimiento del sector cordillerano de la provincia de Santiago por el valle del río Maipo, para dirigirse después al centro-sur del país y recorrer las provincias de Colchagua, Talca, Maule y arribar a la de Concepción por su sector costero. En 1839 reinició su viaje de regreso a Santiago por la depresión intermedia, pasando por las localidades de Chillán, San Carlos, Linares, Talca, Curicó, San Fernando y Rancagua, entre otras. En marzo de ese año viajó al Perú con el objeto de buscar documentación para abordar la historia de Chile, tarea que lo mantuvo ocupado prácticamente todo el resto de 1839 y gran parte de 1840. A fines de 1841 se dirigió a Copiapó para visitar la provincia de Atacama, donde reconoció las localidades de Caldera, Tierra Amarilla, Vallenar y Freirina a comienzos de 1842, culminando con ello el recorrido por todas las provincias de Chile. El único sector que no visitó fue la extensa área comprendida entre el sur de la Isla Grande de Chiloé y Magallanes, aunque la consideró en el mapa general de Chile de 1854 que confeccionó42. Allí representó el área comprendida entre el sur de la Isla Grande de Chiloé y el Cabo de Hornos sobre la base en un mapa levantado por la expedición de Alejandro Malaspina de finales del siglo XVIII. Cabe advertir, para el caso específico de Aysén, que solo se tenía una ligera idea de su fachada occidental y se desconocía totalmente su interior, aunque se sabía que se extendía allende la cordillera de los Andes. Muy lentamente se logró entender a Aysén como una unidad territorial claramente diferenciada de Chiloé y su archipiélago, y de Magallanes, aunque carecía de una denominación geográfica43.
Después de recorrer Gay el país, inició en 1834 la cobertura cartográfica, al disponer de los instrumentos necesarios para ese cometido. El resultado final se alcanzó en 1854, cuando se publicó en París el Atlas de la Historia Física y Política de Chile. La obra cartográfica de Gay está compuesta de un mapa general de Chile a escala de 1:2.000.000 aproximadamente, y de un conjunto de 12 mapas particulares que representan las provincias de Chile con escalas variables entre 1:800.000 y 1:1.500.00044. El mérito de la cartografía de Gay radica en que el país pudo contar por primera vez con un levantamiento cartográfico con base científica, pues la localización de una parte importante de los diferentes lugares registrados en los mapas, con su correspondiente latitud y longitud, fueron determinados astronómicamente, y otros tantos mediante el uso de la brújula45. Se ha afirmado, y con razón, que el trabajo de Gay fue “la base del desarrollo cultural y científico posterior del país, pues fue a partir de sus trabajos que naturalistas como Ignacio Domeyko, Amado Pissis, Rodulfo Amado Philippi, entre otros, iniciaron, completaron y aportaron a la obra de reconocer las características físicas del territorio e inventariar sus riquezas naturales”46.
Mientras tanto, y dado el retardo de Gay, motivado, entre otras cosas, por la envergadura y magnitud de la tarea encomendada, el gobierno decidió contratar en 1848 los servicios del geógrafo y geólogo francés Amado Pissis (1812-1889), atendiendo a la necesidad que tenía ahora el país de avanzar hacia su desarrollo económico, por lo que era menester disponer de una representación cartográfica con la localización de los recursos naturales, especialmente mineros, así como de un instrumento para la gestión y la administración territorial. Dicho contrato fue firmado durante el gobierno de Manuel Bulnes con el ministro del Interior Manuel Camilo Vial. Pissis inició de inmediato sus actividades sin recorrer el país previamente como lo había hecho Gay, sino que se abocó directamente a la realización de lo requerido en el contrato:
D. Amado Pissis se obliga a hacer la descripción geológica y mineralógica de la República de Chile, cuya obra se compondrá de texto y mapas. El texto lo dividirá en dos partes: una correspondiente a la geografía del país en que se indicará la posición geográfica, esto es, la latitud y la longitud de las ciudades, pueblos, cerros y otros puntos notables, calculadas por observaciones astronómicas, sus alturas sobre el nivel del mar, y los demás elementos que deben servir de base a los mapas. Al formar esta parte, el señor Pissis dedicará una especial atención a la Cordillera de los Andes, que examinará del modo más prolijo que le sea posible, a fin de señalar con precisión el filo o línea más culminante que separa las vertientes que van a las Provincias Argentinas de los que se dirigen al territorio chileno, y la situación geográfica de los diversos boquetes que permitan el paso por dichas cordilleras a las varias provincias de la República.
La otra parte comprenderá la geología y mineralogía de Chile; y en ella se dará a conocer la composición geológica de cada provincia, y de todos los productos mineralógicos que se encuentren en ella y puedan ser útiles a algunas industrias, como la indicación exacta de sus asientos.
Los mapas serán el complemento y el resumen del texto, presentando al ojo la configuración exacta de cada provincia, la distancia de un punto a otro, sus alturas respectivas, la extensión de cada formación geológica, la posición de las minas y de todos los productos minerales útiles a las artes y agricultura47.
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