El misterio del tatuaje flotante. MJ Villamancebo

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El misterio del tatuaje flotante - MJ Villamancebo

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      Zoe se volvió, abrió el armario y cogió ropa que metió en una bolsa de viaje. Tiempo que uso Pelayo para vestirse y tranquilizarse.

      -Cariño... -Intento decirle.

      -Pelayo, me voy al trabajo, te están vigilando, así que ten cuidado con lo que te llevas -Dijo Zoe, en el mismo tono autoritario que usaba el Comandante Amat, y continuo diciendo -Mañana te quiero fuera de mi vida para siempre, tienes 24 horas.-

      Y salio por la puerta de la habitación, cogió su bolso, y salio por la puerta del piso.

      -Tengo que cambiar la cerradura -dijo al cerrar la puerta.

      Una inmensa alegría le lleno su cuerpo. Estaba descolocada. Estaba feliz. Pero debía estar triste. Acababa de romper su relación de varios años. -Cuando se lo cuente a Katia, no se lo va ha creer. No me lo creo ni yo.-

      Y hacia la casa de Katia fue.

      Tenia que contárselo todo. Y tenia que pasar la noche en algún sitio. Donde mejor, que en casa de su adorada amiga, casi hermana.

      Toc, toc. Sonó la puerta del despacho del Comandante Amat.

      -Pase -dijo este

      -Te he visto muy entretenido, esta mañana, en el laboratorio. -Dijo el Teniente Ansuez.

      -Si, han descubierto algo...algo que no tiene lógica, y van a comprobar si es correcto.-

      -Y... ¿por eso no has ido en toda la tarde?. -Pregunto Ansuez.

      -Teodoro... esto es mas difícil de lo que pensaba -Comenzó Ramiro a contarle a su viejo amigo.

      -Fascinante -Respondió este, como si le estuviera haciendo un perfil psicológico a su amigo.

      -Si, fascinante -dijo Amat. -Pero ¿sabes lo mas extraño? La Dra. Alcalá no para de sorprenderme, y siento mucha atracción hacia ella. -Confeso, por fin, el Comandante.

      -¿Que le has dicho, exactamente? -Pregunto preocupado el Teniente.

      -Tranquilo, viejo amigo -Continuo relajado Amat -le he dicho que si tiene la costumbre de llegar a casa a las 20:30 horas, que hoy se fuera una hora antes.-

      -Estaría con la otra -Dijo preocupado Ansuez -¿Y si le da un ataque de celos y hace una locura?-

      -Pues lo ocultaremos -dijo Ramiro, dándose cuenta de lo que podía ocurrir.

      -No podemos hacer eso -Reclamo Ansuez.

      -Tendremos que hacerlo -dijo Ramiro -es la mejor en su área.-

      -Ramiro -dijo cabreado Ansuez. -¿que vamos a hacer?, te podías haber callado.-

      -Si, llevas razón, pero...- dijo pesaroso el Comandante

      -¿Pero que, Ramiro? -Pregunto Teodoro.

      -Es una mujer excepcional, brillante, amorosa, muy cariñosa, amable,... no lo he podido evitar. Me muero de pensar que ese...,ese..., la engaña.- Confeso Ramiro Amat.

      Ansuez lo miro con cara de no creer lo que le estaba diciendo y le dijo. -¿No querrás decir, la toca, la besa, le hace el amor...?-

      Ramiro lo miro con cara de asombro, al descubrir lo que su amigo acababa de insinuar.

      -Ramiro, ten cuidado, aunque estés disponible, no te puede tocar. ¿Lo has olvidado? -Recordó Ansuez.

      -Ya... como para olvidarlo -y se sumió en sus pensamientos. -Soy viudo, no idiota.-

      Ansuez, sin escuchar lo que acababa de decir, dijo -Voy a ver si hay novedades en las vigilancias. Si hay algo nuevo, te aviso. -y cerro detrás de si la puerta, dejando al Comandante perdido en sus recuerdos y sueños.

       Capítulo VII

      El despacho de Zoe

      -Buenos días -Dijo feliz el Comandante, al atravesar la puerta y ver al equipo.

      -Buenos días -Le respondieron.

      -Estás de buen humor hoy, Comandante -Afirmo Abigail.

      -Si, Dra. Pacheco. Estos días estamos progresando mucho, y hoy tengo esperanza. Una esperanza que no tenia cuando los conocí. -Respondió el Comandante Amat, aunque en realidad lo que pasaba era que sabia que Zoe había pasado la noche en casa de Katia, y que Pelayo estaba sacando sus cosas de casa. -Si, tengo esperanza. -Se repitió para si mismo.

      -Buenos días -Dijo Katia, cuando Zoe y ella entraron.

      -Buenos días -les respondieron.

      El Comandante miraba a Zoe, tratando de averiguar como estaba, como le había afectado su reciente ruptura.

      -Buenos días Comandante -Le dijo Zoe cuando se dio cuenta. -¿Tienes algo para enseñarme, aparte del café que te estas tomando.?-

      -¿Quieres uno? Te noto un poco cansada, ¿No has descansado bien? -Le pregunto el Comandante.

      Zoe se puso frente a él con los brazos cruzados, aparentando enfado, aunque no era así, y le dijo

      -Sabes que no me gusta el café...,solo su olor... y sabes lo que pasa, por que nos tienes vigilados a todos... No te hagas el listillo.-

      -Y...¿Como estas?- pregunto el en voz baja, para que no lo oyera el resto del equipo que estaban trabajando.

      -Bien... mejor de lo que pensaba. Gracias. -Susurro ella.

      -Si necesitas descansar, dímelo, te presto mi cama cuando la necesites. -Dijo el acercándose peligrosamente al oído de Zoe. Cosa, que le acelero el corazón a ella.

      -Gracias -Acertó a decir -Estoy bien.-

      -Chicos, me voy. -Dijo el Comandante dirigiéndose hacia la puerta. -En el office tenéis donut, que ha traído Ansuez hace un rato.-

      -Yo quiero -Dijo Raúl, dirigiéndose hacia la puerta.

      -Raúl, tráeme uno, que no puedo ir ahora. -Dijo Irma mientras desmontaba la impresora.

      -Otro para mi. -Dijo Katia

      -Yo también quiero. -dijo Roque, que se dirigía a la mesa de Zoe con un montón de libros.

      -Vaaale...,

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