El misterio del tatuaje flotante. MJ Villamancebo

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El misterio del tatuaje flotante - MJ Villamancebo

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para su comodidad.

      Amat, entro en el cuarto de baño, cuando se dio cuenta de que había alguien en la ducha.

      Se miro, viendo que estaba totalmente desnudo, y cogió una toalla que se lió rápidamente a la cintura.

      La ducha dejo de funcionar, y de repente la mampara se abrió.

      Y alli estaba ella. ..Totalmente desnuda... Ni en sus sueños habría imaginado tanta perfección.

      Se quedo mirándola sin poder moverse, sin hablar, solo mirando.

      A Zoe no le fue tan bien.

      Un grito ahogado salio de su garganta, y cerro rápidamente la mampara de nuevo.

      Durante unos segundos, ambos se quedaron quietos, sin saber exactamente que hacer, hasta que Zoe dijo: -Me pasas la toalla, por favor.-

      -Ah, si. -dijo Amat, que en ese momento, se dio cuenta de que la toalla que llevaba, era la que tenia preparada ella.

      Abrió un armario y saco una de un color parecido y se la dio.

      Ella abrió la mampara lo justo para poder sacar la mano.

      Se lió la toalla al cuerpo y salio lentamente.

      Amat, estaba disfrutando cada segundo. Pensó, que debía estar haciendo algo bien, para tener aquel premio, aunque solo fuese para la vista.

      Zoe, en cambio, estaba avergonzada y comenzó a hablar. -Ansuez me ha dicho que podía usarla, que tardarías un rato... Madremia..., llevabas razón, los tatuajes parecen que flotan sobre tu piel. -El tono de vergüenza con el que comenzó la frase, se había convertido en fascinación.

      Amat, se movió incomodo, como un animal acorralado, temiendo que lo tocara, y al mismo tiempo deseando que lo hiciera.

      -No te muevas, que voy con cuidado. Si te mueves, te puedo tocar. NO TE MUEVAS.- Le grito Zoe al Comandante.

      Este, no sabia que hacer en esta situación tan surrealista, y decidió obedecer.

      -Son fascinantes, así, al natural. -Seguía murmurando ella.

      -Zoe... -Consiguió decir después de un rato.

      -No... te... muevas... -Repitió Zoe, con contundencia.

      -Zoe -Repitió.

      -Que no te muevas, que no te toco. -Respondió ella con enfado.

      -Dra. Alcalá ...,no me muevo..., pero ¿puedes escucharme? -Volvió a decir el.

      -¿Que? -Dijo ella muy enfadada, mirándolo a la cara, frente a frente.

      -Zoe..., los dos estamos desnudos..., por si no te habías dado cuenta. -dijo el señalando las toallas.

      Ella se sonrojo al ver que era cierto.

      -Si..., eso..., y ademas no soy de piedra.-Continuo el, señalando su toalla.

      La vergüenza se apodero de Zoe, que instintivamente se movió para que Amat saliera del baño.

      Momento que el aprovecho para salir de alli, y tratar de recuperar el control de su cuerpo excitado y nervioso.

      Cuando Amat, cerro la puerta, Zoe, respiro hondo y se vistió rápidamente, y salio del baño, evitando cualquier contacto visual con el Comandante.

      -Lo siento. Ya me voy. -Dijo a modo de despedida, y salio de alli, sin darse cuenta de que Amat, también se había vestido.

      Cuando llego a su despacho, no sabia que hacer, ni que decir, nada.

      -Madremia, que vergüenza, no voy a poder volver a mirarlo a la cara. ¿Que hago? ...Voy a llamar a Katia, a ver que me aconseja.-

      Cogió su móvil y la llamo. Y le contó lo que acababa de pasar.

      -No te rías, Katia. -Decía Zoe, muy enfadada.

      -Es que no me lo puedo ni imaginar, jajaja... -Katia no podía dejar de reír, al otro lado del teléfono.

      -Katia, por favor... Así, no me sirves de ayuda. -Dijo Zoe enfadada, mientras Katia no paraba de reír, y le colgó el teléfono.

      -Creo que lo mejor será que me despida. Si..., eso es lo que tengo que hacer, despedirme, y así no tendré que volver a verlo. -Se decía para si misma, cuando alguien llamo a la puerta, sacándola de sus pensamientos.

      No le dio tiempo a decir que estaba abierto, cuando Amat abrió la puerta y entro.

      -Espero no molestar. Te has dejado esta toalla. -dijo enseñándole la toalla, que dejo sobre una silla que había cerca.

      Ella no podía ni respirar, y Amat al darse cuenta intento calmarla. -Zoe, ha sido un momento muy incomodo, bonito, pero incomodo.-

      Cuando dijo "bonito" ,para Zoe fue como si la zarandearan.

      Y escucho como Amat seguía hablando. -Zoe, me he encontrado con Ansuez, que yo pensaba que estaba acostado ya, pero estaba recogiendo un pedido que acababa de llegar. Me ha dicho que el te ha dado permiso para entrar. -Respiro hondo y continuo, el también estaba muy nervioso y hablaba sin parar.

      -Yo también te habría dejado usarlo. El caso es que no te esperaba, y no se que haces aquí a estas horas. No me lo digas. Da igual. Es cosa tuya. El caso es que... me he echo daño en un hombro, y he terminado mi sesión de ejercicios antes de lo que tengo acostumbrado. He pensado. que con agua caliente, quizá se me quitaría el dolor...-

      -¿Que quieres Amat?- Consiguió decir Zoe.

      -Pedirte perdón, de verdad, lo siento. Si lo hubiese sabido no habría ido al despacho hasta que hubieses salido de él . -Dijo este mirándola a los ojos.

      -¿Habrías esperado en el pasillo todo el rato? -Dijo ella, con asombro. La caballerosidad de él era realmente arrebatadora.

      -Si -dijo sin pensar.

      -Es un detalle de tu parte. Gracias. -Dijo ella, sintiendo como él también estaba avergonzado de lo que había pasado.

      -La pena es que no te habría visto desnuda. Creo que no lo voy a olvidar en la vida. A sido muy bonito- Dijo el, sincerándose.

      -Ibas muy bien, Amat. Gracias por recordármelo. -Dijo un poco irritada. -Yo también veo tu cuerpo casi desnudo a diario. Es más, hoy llevabas

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