El adolescente y sus conductas de riesgo. Ramón Florenzano
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La tarea central de la adolescencia ha sido definida por Erikson como la BÚSQUEDA DE LA IDENTIDAD. Ella se relaciona con el sentirse a sí mismo como estable a lo largo del tiempo, con la adopción de una identidad psicosexual definitiva, expresada a través de papeles sexuales socialmente aceptados, y con la posibilidad de una conducta sexual activa. Muy ligado a lo anterior está el sentirse preparado para la elección de pareja y su estabilización, generalmente a través del matrimonio. Dicha tarea tiene diferentes pasos de "relaciones de práctica" (pololeos), con grados progresivos de acercamiento físico, que se consolida al final del período con la capacidad de estabilizar la relación de pareja, y de casarse(62).
Una segunda tarea del desarrollo adolescente es la separación de la familia de origen para posibilitar la individualización de la persona. Esta necesidad del adolescente por definirse a sí mismo (contestando su típica pregunta de, "¿quién soy yo?") implica un grado de conflicto e, incluso, de rebeldía en la relación con los padres, a veces necesaria para lograr un nivel suficiente de autonomía personal. La independencia psicológica es un paso necesario, a veces previo, otras paralelo, al logro de la independencia social y económica. Esta separación/individuación se logra en forma importante a través del desarrollo de lazos amistosos y emocionales con adolescentes de la misma edad: el centro de gravedad emocional pasa desde la familia y los padres hacia el grupo de pares. Dicha transición es importante y especialmente frágil: numerosos problemas surgen cuando las dos generaciones en juego no permiten que se atraviese en forma fluida.
Una tercera tarea de la adolescencia es la definición de la identidad en el plano de la elección vocacional y laboral. Esta consolidación es quizá la más influenciada por el entorno sociocultural, geográfico y económico del joven. El adecuado equilibrio entre capacidades, expectativas, logros académicos y oportunidades laborales determinará, en buena parte, la calidad de vida y satisfacción personal posteriores del sujeto(63).
Erikson ha descrito cómo el desenlace de estas tareas o "crisis normativa" de la adolescencia puede ser la consolidación de la identidad, avanzando, el adolescente, entonces, a la etapa siguiente (la de adulto joven) o, bien, quedando en el así denominado "síndrome de difusión de identidad". En éste el sujeto, a lo largo de su vida adulta, vuelve una y otra vez a tratar de definir sus áreas de interés o elecciones vocacionales o de pareja. Un seguidor de Erikson, Marcia, ha descrito cuatro diferentes etapas de la identidad adolescente: identidad lograda, cuando se ha vivido un período de toma de decisiones y se están persiguiendo las propias elecciones y metas; identidad hipotecada, en que el compromiso con la ocupación y posición existen, pero no se ha logrado personalmente, sino por el influjo de otros; identidad difusa, en la que no se han definido diversas opciones, independientemente de haber atravesado por un período de toma de decisiones personales y, finalmente, la así denominada por el mismo Erikson moratoria de identidad, en la cual se posterga y prolonga el período de definiciones hacia la etapa adulta de la vida(64).
EL SÍNDROME DE LA ADOLESCENCIA NORMAL
¿De qué modo el adolescente reacciona frente a todos los cambios físicos recién descritos? Dos autores argentinos, Aberastury y Knobel(65), han estudiado el tema y han descrito una serie de síntomas y características que se presentan sistemáticamente a lo largo de esta etapa. Las diez características que conforman el denominado por ellos síndrome de la Adolescencia Normal, son las siguientes:
1. Búsqueda del sí mismo y de la propia identidad; aquí, el adolescente recurre a la búsqueda de soluciones como la uniformidad, que brinda seguridad y estima personal. Ocurre, también, un mecanismo que estos autores llaman de doble identificación masiva, en donde todos se identifican con cada uno, y que explicaría en parte el proceso grupal del que participa el adolescente. En otras ocasiones, la solución puede ser la de buscar lo que Erikson ha llamado identidad negativa, basada en identificaciones con figuras negativas, pero reales. Esto constituye una de las bases de las pandillas de delincuentes, los grupos de homosexuales, los adictos a las drogas, etc. Se pueden presentar también identidades transitorias, ocasionales o circunstanciales, adoptadas sucesiva o simultáneamente por el adolescente;
2. Tendencia grupal; se transfiere al grupo parte de la dependencia que antes se mantenía con la familia, y el grupo pasa a ser el continente de las ansiedades de sus integrantes;
3. Necesidad de intelectualizar y de fantasear; estas defensas aumentan frente a la imposición de la realidad del crecimiento y desarrollo físicos, y a la necesidad de renunciar a los aspectos infantiles, desarrollándose lo que Aberastury denomina atitismo positivo, que lleva a la preocupación por aspectos éticos, filosóficos y sociales;
4. Crisis religiosas que pueden ir desde el ateísmo más intransigente hasta el misticismo más fervoroso; puede presentarse, así, el adolescente como un ateo exacerbado o como un místico apasionado. Esta tendencia a irse a posiciones extremas va disminuyendo en la medida que se estabiliza el proceso de desarrollo;
5. Desubicación temporal: el pensamiento adquiere las características del proceso primario; las urgencias son enormes y las postergaciones son aparentemente irracionales. Dos ejemplos que da Knobel son el de la muchacha que necesita inmediatamente un vestido para una fiesta que tendrá tres meses después y el del muchacho que descansa plácidamente, porque tiene un examen recién al día siguiente;
6. Evolución sexual manifiesta que va desde el autoerotismo hasta la heterose-xualidad; se da una transición que va desde conductas masturbatorias esporádicas hacia la búsqueda inicial de pareja, con caricias cada vez más cercanas. Los enamoramientos iniciales son apasionados, pero dirigidos hacia figuras idealizadas: ídolos musicales o deportivos, poco alcanzables para el adolescente. El acercamiento inicial al otro sexo es primero lúdico, a través de bailes, juegos y conversaciones de pasillo. Aumenta la curiosidad sexual, que se expresa en el interés por revistas o videos explícitos o pornográficos. Para estos autores, como para Hall, hay en la preadolescencia una etapa normal de bisexualidad, que no significa necesariamente homosexualidad. Dice al respecto Françoise Dolto(66): "Se dice que hay cada vez más homosexuales, pero eso no es cierto. Se creen homosexuales después de haberse escaldado con un primer amor. Es una conducta de búsqueda de lo fácil, una liberación del compromiso. Se han quedado en ese terreno puesto que nadie les alentó a correr de nuevo un riesgo valorizante. Han perdido su creatividad después de malograr un primer amor, y nadie les dice ‘No te desalientes después de esta experiencia. Te preparas para otro encuentro más duradero, con un ser que tendrá fe en ti'. Entonces se vuelven hacia otro semejante que les devuelve el espejo del narcisismo así como el sentimiento de su valor respecto de gentes que desprecian al otro sexo"
7. Actitud social reivindicatoria; esta rebeldía se liga a la percepción de las contradicciones y falta de equidad del mundo adulto, y sirve, también, a la función de separarse de los padres, vistos como representantes de una estructura social injusta;
8. Contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de la conducta; no se mantiene una línea de conducta rígida, permanente y absoluta, aunque se la busca. Desde el punto de vista de los adultos, aparece como muy variable y poco predecible;
9. Separación progresiva de los padres; esta tarea sería la básica de esta etapa, ligada por estos autores psicoanalíticos a una segunda elaboración del conflicto edípico. Al ser claro que debe buscar su pareja fuera de la familia, comienza un proceso activo de alejamiento y de búsqueda de un objeto amoroso propio;
10. Constantes fluctuaciones del humor y del estado de ánimo. Estos cambios se relacionan con un sentimiento básico de ansiedad