Incidencias clínicas de la carencia paterna. Gustavo Stiglitz
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En su versión negativa se manifiesta en que el sujeto no se ajusta con respecto a lo social, debiendo distinguirse de la rebeldía histérica o de la autonomía obsesiva. Se trataría más bien de desenganches, de desconexión, de errancias, en una metonimia muy frecuente en la esquizofrenia.
Del lado de la vertiente positiva, se trata de sujetos que han logrado una compensación “como sí” al “orden social”, se trata de un comportamiento “rígido”, “rutinario”, según los usos y los imperativos de la época. Es aquí, donde se presenta a veces una dificultad con los casos de “neurosis de carácter”.
La externalidad corporal, aquí se trata de pesquisar lo que J.-A. Miller ha subrayado en “Habeas corpus” que “el inconsciente procede del cuerpo hablante”. (15) Señalando tres puntos muy importantes a tener en cuenta:
-el hombre, a diferencia del sujeto, tiene un cuerpo.
- este cuerpo es hablante.
- no es el cuerpo quien habla. El cuerpo no habla por iniciativa propia, es siempre el hombre quien habla con su cuerpo.
Con es una preposición de Lacan que tiene un sentido preciso: la instrumentación. Como explica Miller: “El hombre se sirve del cuerpo para hablar. La fórmula del cuerpo hablante no está hecha entonces para abrir la puerta a la palabra del cuerpo. Abre la puerta al hombre en tanto se sirve del cuerpo para hablar”. (16)
Así encontramos sujetos con un desajuste con el cuerpo, en la brecha donde el cuerpo se descompone, es llevado a inventarse lazos artificiales para reapropiarse de su cuerpo, para “ceñirse” a su cuerpo. Quizás, como ocurre muchas veces, en este sentido podamos detenernos en las manifestaciones del arte para entender estas soluciones, me refiero al Body Art (ej. Marina Abramovic) y/o el arte carnal como Orlan prefiere denominar lo que hace. Podremos explorar la diferencia entre la histeria obligada por los límites de la neurosis, limitada por el menos phi, y el infinito, la metonimia, en la falla presente en la relación del psicótico ordinario a su cuerpo.
Por último, la externalidad subjetiva puede presentarse como una experiencia del vacío cuya naturaleza es no dialectizable, donde se comprueba una fijación especial. O bien, su presentación como identificación al objeto a como desecho, una identificación real, donde el sujeto puede llegar al extremo de realizarlo en su propia persona.
Aquí, cabe hacer otra referencia como parte de la preocupación de Lacan por mostrar la articulación del inconsciente con el cuerpo, en 1973, en “Televisión”, plantea una orientación decisiva cuando no empuja en absoluto el afecto hacia la emoción sino que, muy por el contrario, hace una distinción bien clara de los mismos y, a la vez, empuja el afecto hacia la pasión, más precisamente a las pasiones del alma (la tristeza, el saber alegre, la felicidad, la beatitud, el tedio, y el mal humor).
Así, Lacan plantea el pasaje de la psicofisiología a la ética cuando prefiere el término tristeza al de depresión, planteando que no se trata de un estado de ánimo, sino que “es simplemente una falta moral […] un pecado, lo que quiere decir una cobardía moral”. (17) Conectando más bien esta pasión a lo que se conocía en el siglo IV como la acedia. En este sentido, la misma será descripta, en los tratados de la época, como una combinación de estados: tristeza, pereza, fastidio y aburrimiento.
Es decir, Lacan recurre a esta figura, que no dista mucho de presentaciones clínicas actuales, para subrayar que se trata de la posición de goce y cuyo tratamiento es a partir del deber de bien decir o de orientarse en el inconsciente. Pero también agrega, que esta cobardía, puede ser un rechazo del inconsciente, y entonces vaya a la psicosis, “es el retorno en lo real de lo que es rechazado del lenguaje; es la excitación maníaca por la cual ese retorno se hace mortal”. (18) La manía como máxima disyunción entre lenguaje y cuerpo.
4. Conclusión: La inclusión del analista en el tratamiento.
Por lo dicho, la clínica actual toma otra posición que la de interpretación del inconsciente, sino más bien la de perturbar la defensa, válido para las neurosis de carácter.
En este sentido, diríamos con respecto a las psicosis ordinarias que se trata de un cálculo: acompañar/sostener/mantener una defensa, en tanto el sinthome es la última defensa contra lo real.
Lo resumiríamos así: ceñirse al par ordenado (S1 - a) en todas las variantes no standard de las psicosis ordinarias.
1- Lacan J., “De nuestros antecedentes”, Escritos I, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 1988, p. 60.
2- Lacan, J., ”Breve Discurso a los psiquiatras”, 1967, inédito.
3- Miller, J.-A., “Ironía”, Consecuencias 7, Buenos Aires, 2011.
4- Ibíd.
5- Lacan, J., “Radiofonía”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2010.
6- J.-A., Miller, “La salvación por los desechos”, Punto cenit. Política, religión y psicoanálisis, Diva, Buenos Aires, 2012.
7- Lacan, J., El Seminario, Libro 7, La ética del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, p. 138.
8- Miller, J.-A., “La salvación por los desechos”, op. cit.
9- Lacan, J., “Los complejos familiares en la formación del individuo”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 72.
10- Miller, J.-A., “Efecto retorno sobre las psicosis ordinarias”, Consecuencias 15, Buenos Aires, 2015.
11- Ibíd.
12- Foucault, M., El nacimiento de la biopolitica, Fondo de la Cultura, Buenos Aires, 2007.
13- Miller, J.-A., Un esfuerzo de poesía, Paidós, Buenos Aires, 2016, p. 118.
14- Freud, S., “Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo psicoanalítico”, Obras completas, t. XIV, Amorrortu, Buenos Aires, 1979.
15- Miller, J.-A., “Habeas corpus”, en AMP Blog://ampblog2006.blogspot.com/2016/07/habeas-corpus-por-jacques-alain-miller.html
16- Ibíd.