Teorías de la comunicación. Edison Otero
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Hay varias cuestiones que se pueden rescatar inmediatamente del texto de Berelson. Por de pronto, la afirmación de que la investigación tiene 4 padres fundadores: Harold Laswell, Paul Lazarsfeld, Kurt Lewin y Carl Hovland. Aunque se trata de una afirmación aceptada con frecuencia, tiene no pocos contradictores. Schramm, de hecho, usa la expresión ‘padres fundadores’ en su comentario crítico a Berelson (Schramm 1959). Por otra parte, Berelson resulta bastante anticipatorio en advertir la importancia potencial de algunas tendencias hasta ese momento de menor influencia; su inclusión de Harold Innis y la tendencia macrohistórica en comunicación es perspicaz. Unos pocos años después, en plena década de los 60', irrumpirá la innovadora obra del canadiense Marshall McLuhan, inspirada explícitamente en los aportes del historiador económico Harold Innis. También es perceptiva su alusión a Bateson y la aproximación psiquiátrica, hoy desarrollada particularmente en los textos de Paul Watzlawick.
Como ya lo hemos referido, el trabajo de Berelson es comentado en el mismo número de la revista, por Wilbur Schramm, David Riesman y Raymond Bauer. Schramm, importante divulgador e impulsor a través de diversos ‘readers’ ya clásicos (Schramm 1949), a la época director de los Institutos de Investigación en Stanford e Illinois, no comparte en absoluto el diagnóstico de estancamiento desarrollado por Berelson. En resumen, Schramm afirma:
1. La investigación en comunicación no es una disciplina sino un área, un campo de estudio. En consecuencia, no cabe exigirle una teoría única.
2. Tres de los ‘padres fundadores’ están vivos y activos, y resulta demasiado pronto el intento de precisar qué ha ocurrido después de ellos.
3. La obra de los fundadores no puede ser reducida a una preocupación específica y única.Todos ellos se cruzaron en uso de procedimientos metodológicos de investigación y en el abordaje de problemas.
4. Los padres fundadores deben ser vistos como iniciadores, inspiradores y estimuladores, y no sólo como productores de un grupo de ideas acotadas.
5. La investigación en comunicación ha hecho sólidas contribuciones para la comprensión de uno de los procesos sociales fundamentales.
6. La investigación comunicacional es un área extraordinariamente vital,con jóvenes investigadores intelectualmente competentes enfrentados a una desafiante serie de problemas. (Schramm 1959)
Schramm entra, en su artículo, en una precisión de esta serie de problemas a abordar: “¿Quién desarrollará el adecuado modelo de comunicación interpersonal que necesitamos? ¿Quién analizará la comunicación organziacional? ¿Quién establecerá la economía de la comunicación de masas? ¿Quién interpretará el ‘sistema’ comunicacional? ¿Quién deseredará la madeja de las motivaciones y gratificaciones relacionadas con el uso de los medios de comunicación, en lo que ha trabajado una larga de distinguidos investigadores, incluyendo al Dr. Berelson? ¿Quién descubrirá lo que la televisión está haciendo a los niños o, mejor, lo que los niños hacen con la televisión? ¿Quién clarificará la difusión de ideas en una sociedad, o la relación de la opinión pública con el proceso político? ¡Dediquémonos a los problemas!” (Schramm, 1959).
Esta enumeración perfectamente programática de Schramm nos pone en camino del comentario de Raymond Bauer, el que tiene sus propias virtudes. Bauer afirma, precisamente, que le resulta extremadamente difícil distinguir los límites entre problemas de comunicación y el trabajo hecho en cognición, memoria, influencia personal o grupos de referencia; pero ello no es signo de atrofia sino de expansión, desarrollo y deferenciación del área en subdivisiones. Contra Berelson, Bauer sostiene lo dificultoso que le resulta lamentarse de la ausencia de grandes ideas en la situación actual ya que, según su parecer, el período de los ‘padres fundadores’ no resalta por grandes ideas sino por la diversidad metodológica aportada: análisis de contenido, investigación empírica (surveys), dinámica de los grupos pequeños y experimentación psicológica sistemática. En un gesto de sutileza y en franca coincidencia con J. Klapper, Bauer dice que acaso el principal descubrimiento de los estudios de campo sobre los efectos de las comunicaciones de masas sea que tales efectos son sobradamente difíciles de identificar. (Bauer, 1964)
Recojamos, ahora, algunos rasgos comunes en las opiniones de Klapper, Berelson, Schramm y Bauer. Entre 1930 y 1958, más o menos, el estudio de la comunicación está marcado por las obras de Laswell, Lewin, Lazarsfeld y Hovland. Estas obras se desarrollan bajo la concepción de que los medios de comunicación generan efectos directos permanentes en sus usuarios.Sin embargo, en el curso de las investigaciones realizadas para conocer, en casos concretos y específicos, la ocurrencia de tales efectos, los resultados fallan en confirmar lo esperado.A nuestro juicio, esta es la fuente del pesimismo descrito por Klapper y asumido por Berelson. La fórmula de Laswell implicó un programa para la investigación y la investigación misma, al menos hasta fines de los ‘50, arroja resultados por lo menos equívocos. Esta es la cuestión central.
Es lo que nos confirma Elihú Katz, por entonces profesor de sociología en la Universidad de Chicago y uno de los más importantes discípulos de Paul Lazarsfeld, en un artículo publicado precisamente en 1959 por The American Journal of Sociology. Bajo el título de “La Investigación en Comunicación y la Imagen de Sociedad: Convergencia de dos Tradiciones” y en el marco de una perspicaz reflexión sobre la idea de sociedad implícita en la investigación sobre comunicación masiva, Katz formula las 2 siguientes afirmaciones:
1. La investigación en comunicación masiva se ha concentrado en la persuasión, esto es en la habilidad de los medios de comunicación para influir, usualmente cambiar, las opiniones, actitudes y acciones en una dirección dada.
2. Lo que la investigación sobre comunicación masiva ha aprendido en sus tres décadas es que los medios masivos son lejos menos potentes de lo que se esperaba”. (Katz 1959, 551-552)
Corresponde, pues, y con ánimo especificatorio, que examinemos los planteamientos e investigaciones de los padres fundadores, motivo de los balances y debates de los autores que hemos examinado.Valga previamente tener en cuenta que la obra de Laswell, Lazarsfeld, Lewin y Hovland no se desarrolla desde cero y sin relación con el pasado. Estos padres fundadores están ligados a hechos académicos y no académicos anteriores a ellos, en la misma preocupación por los fenómenos de la comunicación. En un revelador estudio histórico sobre los medios de comunicación y su influjo en la vida cotidiana en los Estados Unidos desde mediados del siglo XIX, Daniel Czitrom demuestra que el primer análisis serio sobre la comunicación como proceso social fue hecho por un trío de pensadores norteamericanos, a partir de 1890: el filósofo John Dewey y los sociólogos Charles Horton Cooley y Robert Park, alumnos suyos en la Universidad de Michigan. En lo sustantivo, Czitrom sostiene que estos autores establecieron el estudio de la comunicación como un nuevo campo de investigación.(Czitrom 1985)
En lo sustantivo, estos autores compartieron la creencia de que los nuevos medios de comunicación eran fuerzas potenciales para la solución de los problemas sociales, la posibilidad cierta del establecimiento de una comunidad verdaderamente democrática en los Estados Unidos, sólo que mantuvieron su idea a nivel especulativo y no se dedicaron a una investigación sistemática del modo como ello esta ocurriendo concretamente. Tan temprano como 1904, Park escribió un libro con el título de “La Multitud y el Público”; en él diferenciaba estas dos entidades como formas distintas de la conducta colectiva. Siguiendo al escritor francés Gustave Le Bon, consideró a la multitud como la forma más baja y elemental de la conciencia común, altamente emocional, irracional e intolerante, basada en sentimientos, empatía e instinto. Por contraposición, atribuía al público los atributos del pensamiento pensamiento y el razonamiento. Park se interesó, también, en la noticia, a la que consideró como una forma de conocimiento.
Por su parte, en su libro “Social