E-Pack Jazmin Especial Bodas 2 octubre 2020. Varias Autoras

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу E-Pack Jazmin Especial Bodas 2 octubre 2020 - Varias Autoras страница 15

Автор:
Серия:
Издательство:
E-Pack Jazmin Especial Bodas 2 octubre 2020 - Varias Autoras Pack

Скачать книгу

cambió inmediatamente de expresión y se acercó a la ventana, con intención de abrir las contraventanas.

      —Creo que es mejor que las dejemos cerradas.

      Tara se apartó de la ventana y Axel suspiró al ver su expresión, cada vez más sombría.

      —Lo siento.

      —Pero no puede ser de otra manera, ¿verdad?

      Ella se inclinó para ordenar las revistas que Axel había estado hojeando. Al hacerlo, su sedosa melena cayó hacia delante mostrando durante breves segundos la tierna piel de su cuello.

      Segundos que fueron más que suficientes para que Axel se tensara al recordarse besando aquella pálida piel, una experiencia que revivía en casi todos sus sueños.

      Se aclaró la garganta y desvió la mirada.

      —No hemos podido cenar nada en el baile, ¿no tienes hambre?

      —No —Tara ni siquiera le miraba—. Pero si tienes hambre, puedo prepararte algo.

      —No espero que cocines para mí.

      —Estupendo. Y supongo que tampoco terminarás todo el agua caliente por la mañana si te duchas antes que yo.

      Axel tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no regodearse en el recuerdo de Tara junto a él en la ducha.

      Tara se dirigió a la cocina y él la siguió. Para cuando llegó, Tara ya había sacado una sartén y estaba buscando algo en la nevera. Al final, sacó una jarra de plástico y la dejó en el mostrador.

      —En el armario de arriba tienes pasta.

      Axel comprendió la indirecta y abrió el armario. El interior estaba asombrosamente organizado. Sacó unos espaguetis.

      —Pensaba que exagerabas cuando me dijiste que tenías ordenados por orden alfabético los CDs, los DVDs y los libros —pero a juzgar por el armario, no era así.

      —Me gusta el orden.

      Eso mismo le había dicho cuando él había bromeado al ver que hacía la cama del hotel antes de que se acostaran en ella otra vez para volver a deshacerla.

      —¿Qué más puedo hacer? —preguntó, intentando olvidar. Tara estaba sacando verdura de la nevera—. ¿Lavar la verdura? ¿Cortarla?

      —Puedes ir cortándola.

      —¿Tienes una tabla?

      Tara sacó una tabla de madera con forma de manzana y la colocó en el mostrador, al lado de la verdura.

      —Pero antes lávala.

      Axel ya había abierto el grifo.

      —Sí, señora —contestó divertido ante la mirada atenta de Tara.

      Tara continuó observándole hasta que Axel alzó la mirada hacia ella.

      —Soy perfectamente capaz de cortar unas cuantas verduras sin llevarme un dedo.

      Tara se sonrojó ligeramente.

      —Es la primera vez que veo a un hombre trabajando en la cocina.

      —¿De verdad? ¿No has visto nunca a tu padre cocinando? ¿Ni a tu hermano? —apenas habían hablado del pasado o de sus familias durante aquel fin de semana en el que se habían alimentado a base de tarta de chocolate y pizza.

      —Mi padre pensaba que la cocina era cosa de mi madre y creo que consiguió inculcarle a mi hermano esa idea.

      Axel tomó un pimiento, lo partió en dos y limpió las semillas.

      —Ya conoces a mi madre, ¿crees que sería capaz de consentir que un hijo suyo no supiera desenvolverse en una cocina? Probablemente he pasado más tiempo en la cocina que mi madre o mi hermana Leandra. Mi hermana no aprendió a hervir agua hasta que fue a Europa a trabajar en el equipo de producción de un programa de cocina.

      —¿Estáis muy unidos?

      Axel se encogió de hombros, fijándose en la expresión fascinada de Tara. Expresión que seguramente negaría en el caso de que se lo señalara.

      —Sí, supongo que sí. Todos los Clay están muy unidos, ya sean hermanos o primos. ¿Y tú? ¿Cómo se siente uno al tener un hermano mellizo?

      —En realidad no sé lo que se siente al no tenerlo —se volvió, tomó una cazuela que había sacado del armario y se concentró en llenarla de agua.

      No volvió a manifestar ningún interés en la dinámica de la familia de Clay, que parecía tan diferente de la suya, mientras preparaban la cena. Tampoco comentó nada cuando cenaron en la cocina, ni siquiera mientras lavaban los platos, aunque Axel estaba seguro de que le había sorprendido tanto verle con un estropajo en la mano como verle cortando verdura.

      Ya era tarde para cuando terminaron. Tara apagó la luz de la cocina y le hizo un gesto a Axel para que se dirigiera al comedor.

      —El otro dormitorio de la casa lo utilizo como taller —dijo bruscamente—, así que tendrás que dormir en el sofá.

      —He dormido en sitios peores.

      Tara frunció el ceño, se cruzó de brazos y comenzó a avanzar hacia su dormitorio, como si quisiera poner distancia entre ellos.

      —¿Cuántas… cuántas veces has tenido que hacer este tipo de cosas?

      —La verdad es que he perdido la cuenta.

      —¿Tantas? —Tara se humedeció los labios—. ¿Y siempre han terminado bien?

      —En absoluto —admitió Axel.

      —¿Y cuál ha sido tu caso más largo?

      —En una ocasión tuve que estar ocupándome de la seguridad de una persona durante seis meses.

      Tara palideció, pero Axel levantó la mano y dijo, intentando tranquilizarla:

      —Pero no creo que esta vez sea necesario estar tanto tiempo.

      Tara pareció ligeramente aliviada, pero si Axel le hubiera explicado los motivos por los que pensaba que no se iba a alargar aquella situación, no lo habría parecido en absoluto.

      Porque si no encontraban a la persona, o personas, que iban detrás de su hermano lo antes posible, era posible que Sloan muriera antes de seis meses.

      —Voy a supervisar los alrededores de la casa otra vez. Cierra bien la puerta.

      —¿Pero qué estás buscando exactamente?

      —Cualquier cosa que me parezca fuera de lugar —agarró su cazadora y salió—. Cierra —le pidió desde fuera, al no oír echar el cerrojo.

      Tara obedeció y Axel suspiró, exhalando una nube de vapor que resplandeció contra la luz del porche. Después rodeó de nuevo la casa.

Скачать книгу