2000 años liderando equipos. Javier Fernández Aguado
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Felipe el Hermoso hubiera necesitado veintidós años para devolver la moneda a su costo real. Para restituir la moneda tornesa a la valía de tiempos de San Luis (tal como imponía la ordenanza de 6 de junio de 1306) hubieran sido precisos, según otras estimaciones, más de ciento seis mil kilogramos de plata. Cantidad que no logró ni por la extorsión a la que sometió a los judíos (expropiados y expulsados de Francia el 22 de julio de 1306), ni tampoco de los banqueros florentinos, arrestados y desterrados tras arrebatarles sus bienes.
Logró que Clemente V diera la puntilla a la orden mediante la bula Vox in Excelso (1312): «Por un decreto irrevocable y perpetuamente válido, la someteremos a perpetua proscripción con la aprobación del sagrado concilio, prohibiendo estrictamente que alguien se atreva a entrar en dicha orden en el futuro, o a recibir o usar su hábito, o a actuar como templario; por lo cual, quien actuare en contra de esto incurrirá en la sentencia de excomunión ipso facto». Justificaba: «La Iglesia romana ha dispuesto en ocasiones la abolición de otras ilustres órdenes por causas incomparablemente menores que las arriba mencionadas, aun sin que se les adjudicara culpabilidad a los hermanos».
Uno de los retos a las que se enfrentó Clemente V fue la amenaza del rey francés de declarar nulas las actuaciones de Bonifacio VIII, entre las que se encontraba precisamente su validación. A la postre, el papa tuvo que complacer al monarca, a pesar de haber asegurado en 1307: «Vos, nuestro querido hijo (...) habéis, en nuestra ausencia, violado todas las reglas y echado mano a las personas y propiedades de los templarios. Les habéis encerrado en prisión y, lo que nos duele más todavía, no les habéis tratado con la debida indulgencia (...) y habéis agregado al malestar del encierro otra aflicción. Habéis echado mano a personas y propiedades que están bajo la directa protección de la Iglesia romana (...). Vuestro precipitado acto es visto por todos, y con justa razón, como un acto de desprecio hacia nosotros y la Iglesia romana».
Por la bula Ad providam, el 2 de mayo de 1312, Clemente V otorgó los bienes de la extinta Orden a los Caballeros de San Juan de Jerusalén, los hospitalarios. No pudo evitar, sin embargo, que Felipe el Hermoso se quedara con parte. No solo no devolvió el dinero que debía al Temple alegando que determinados cánones prohibían pagar deudas a los herejes, sino que se presentó como acreedor, por lo que los hospitalarios tuvieron que entregarle doscientas mil libras tornesas. El retrato que Bernardo Saisset, obispo de Paimers, realiza de Felipe el Hermoso es descriptivo: «No sabía nada, excepto mirar fijamente a los hombres como un búho que, aunque bello de mirar es por lo demás un ave inútil». El mal que realizó no fue subsanado.
Algunos monarcas, al negarse a obedecer las indicaciones del francés, permitieron que la orden sobreviviera, aunque con otros nombres. Jaime II de Aragón respondió al rey de Francia: «Los templarios han vivido de hecho de una manera elogiable como hombres religiosos hasta ahora en estas partes, de acuerdo con la opinión común, y ninguna acusación de error en su creencia ha surgido aquí todavía; por el contrario, durante nuestro reinado nos han brindado fielmente un gran servicio en todo lo que les hemos requerido para eliminar a los enemigos de la fe». En Portugal, con sede en Tomar, recuperaron su nombre originario, los Pobres Caballeros de Cristo.
Si quiere conocer la lista de los grandes maestres del Temple así como la cronología general de la orden y sus actividades, puede hacerlo con ayuda de este bidi:
Algunas enseñanzas
Los proyectos suelen ser fruto de la visión estratégica de una persona, en este caso Hugo de Payns, que atrae a otros
Para llevar adelante un proyecto, una vez que ha sido diseñado es conveniente contar con profesionales con perspectiva. La gestión de la diversidad no es opcional
El pensamiento único conduce habitualmente a coleccionar esterilidades. Contrastar la propia visión con otras personas válidas enriquece los proyectos
Contar con personas que apoyen es relevante. En el caso de los templarios fue la función que cumplió, entre otros, Bernardo de Claraval
Que un colectivo se pavonee es un tremebundo trance, tan dañino como difícil de diagnosticar internamente
Resulta necesario permanecer dispuestos a nuevas líneas de trabajo. Los templarios abrieron el foco hasta convertirse también en profesionales de la banca
Cuando las iniciativas florecen el público adherido se multiplica
Seleccionar bien a quienes se integran en una organización es esencial. Cuando se abre la admisión a cualquiera el proyecto declinará
Llevarse bien con el regulador reclama humildad personal y colectiva
Las organizaciones no son perfectas ni eternas
Comprender otras épocas
no es fácil
La Inquisición (1148-1965)
Alegoría de la abolición de la Inquisición por las Cortes, de Cádiz de Antonio Rodríguez (Dibujo), Manuel Alegre y Pedro Nolasco Gascó (Grabado), 1813. Ilustración del texto impreso de la discusión del proyecto de decreto sobre el tribunal de la Inquisición, Imprenta Nacional, Cádiz, 1813. Fuente: Biblioteca Nacional de España.
Nos enfrentamos a un fenómeno complejo en el que se conciertan religión con política, repudio ante herejías que socavaban el orden social, miembros de descreimientos que tratan de infiltrarse hasta en órdenes religiosas, rectitud de conciencia con codicia por los bienes de quienes eran condenados, análisis de una realidad, la fe, que se consideró durante siglos como elemento de unidad de los países y un largo etcétera de factores que siguen debatiéndose. Es preciso considerar, además, que los criterios sobre la violencia han ido modificándose, como hemos visto al hablar de las Cruzadas. Muchos, con evidente ausencia de reflexión, han utilizado medias verdades. Discernir no es espontáneo, pero es fundamental para aclarar en vez de emborronar. Cabe anticipar que muchos de los comportamientos contemporáneos sobre cuestiones como la mencionada ausencia de respeto por la vida del no nacido, el abuso en el empleo de las materias primas o la miseria consentida o fomentada serán juzgadas con frontal radicalidad dentro de escasas décadas.
No solo ha habido Inquisición católica. También la hubo protestante y anglicana, que actuaron con más visceralidad que la primera. Fueron más las mujeres ajusticiadas por supuestos casos de nigromancia y sortilegios en lo que hoy es Alemania que en España, aunque la leyenda negra promulgue lo contrario. No faltan quienes, flotando en un mar de tinieblas, cuando no por mala fe, atribuyen a la católica abyectos comportamientos de protestantes o anglicanos. Sin ir más lejos, el médico aragonés Miguel Servet fue finiquitado por los calvinistas, aunque iletrados y malintencionados siguen atribuyéndola a la persecución de inquisidores católicos.
Sigue existiendo Inquisición en muchos países. Verbigracia, en Tailandia, donde el primer ministro, Luang Phibun Sanghhram, recién comenzada la II Guerra Mundial, afirmaba: «La única religión que conviene a Tailandia es el budismo». Para lograr su objetivo persiguió