Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen II. William Nordling J.

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Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen II - William Nordling J. Razón Abierta

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(Aquino, 1268/1994a, §602; di Martino, 2008, p. 88; McLuhan, 2015, p. 9). La expresión «sentido común» no se utilizará aquí debido al significado diferente que esta frase tiene en el uso popular en inglés (Ashley, 2013b, pp. 166 y 167).

      A diferencia de un sentido primario, la capacidad sintética no recibe impresiones individuales o discretas de un tipo particular de propiedad sensible (como las propiedades visuales solamente o las propiedades auditivas solamente). En realidad, la capacidad sintética es receptiva a todas las impresiones individuales que se originan en los cinco sentidos primarios (Aquino, 1273/1981, I, 1.3 ad 2, y 57.2; Aquino, 1268/1994a, §390; en relación con el 57.2, véase di Martino, 2008, p. 95). En este sentido, la capacidad sintética es receptiva a todo (Aristóteles, ca. 350 a. C. /2000b, 449a18). Cada uno de los sentidos primarios contribuye, mediante un tipo específico de sensación, a la capacidad sintética de compromiso y procesamiento ulterior (Aquino, 1269/2005b, pp. 156 y 157).

      Una actividad significativa correspondiente a la capacidad sintética es diferenciar entre los diversos tipos de datos sensoriales que una persona encuentra (Aquino, 1268/1994a, §390, §§601-614; Aquino, 1266/2005c, q. 13; Aristóteles, ca. 350 a. C./2000c, 426b14-427a16). Por ejemplo, la capacidad sintética es capaz de distinguir el brillo de la dulzura, o la sensación de calor de un olor desagradable. Esta actividad es neurológica, no intelectual, en el sentido de que implica una diferenciación de impresiones de sentido discretas, no la diferenciación de estructuras o patrones inteligibles (Aquino, 1268/1994a, §601). Esta actividad de diferenciación puede describirse como una especie de juicio perceptivo negativo o «afirmación» negativa (por ejemplo, lo que sucede cuando se prueba con un terrón de azúcar: «la dulzura del objeto difiere de su blancura») (Aristóteles, ca. 350 a. C./2000c, 426b22, 428a1; también Aquino, 1268/1994a, §604). Es importante subrayar que esta actividad de la capacidad sintética es preintelectual y prelingüística. El hecho de que las dos sensaciones necesiten ser diferenciadas indica que ambas, aunque sean sentidas a través de capacidades separadas, son captadas en un solo acto de percepción (Aquino, 1268/1994a, §604). Así pues, la capacidad sintética implica de alguna manera una consciencia multisensorial (Aristóteles, ca. 350 a. C./2000c, 426b22; también Aquino, 1268/1994a, §604). Dado que la función principal de esta capacidad es permitir a la persona percibir diversas propiedades sensibles de forma conjunta, su actividad principal se denomina sintética.

      Esta capacidad implica la consciencia de un todo real, que a su vez estructura las propiedades sensoriales discretas como partes. Es, como algunos pensadores observan, un «sentido gestáltico» (de Haan, 2014, p. 404).

      Existen formas idealistas y realistas de entender la actividad de la capacidad sintética. La perspectiva idealista interpreta la capacidad sintética como una estructura generada internamente, aplicada a la sensación. Este relato supone que las sensaciones diversas y separadas se sustentan en una estructura psicológica a priori originada, absoluta y enteramente, en el interior del que conoce (Kant, 1787/1996, I, Sección II, Libro I, Capítulo 2, Sección 2, §§15-20 [B129-146]; Libro II, Capítulo 1 [B176-177]).

      La perspectiva realista que defiende el Meta-Modelo propone que la capacidad sintética responde a estructuras de sensación existentes en el objeto real, del que se es consciente. En otras palabras, la capacidad sintética no crea la estructura que permite su percepción. La estructura holística que fundamenta la capacidad sintética es en sí misma un objeto de percepción (Aquino, 1259/1954, 15.1 ad 3; Aquino, 1273/1981, I, 1.3 ad 2). En este sentido, la capacidad sintética es receptiva y pasiva, en relación con el todo sensible real que percibe (Aquino, 1268/1994a, §612). No obstante, una vez que la persona percibe la estructura holística de un objeto, esas estructuras se conservan como recuerdos y pueden ser recordadas para facilitar el reconocimiento de este o de objetos similares.

      El conjunto real, entonces, que aporta estructura a la actividad de la capacidad sintética, es ontológicamente anterior a la percepción de la capacidad sintética y existe independientemente de esa capacidad. Las condiciones de la realidad (exploradas por la ontología) son previas e independientes de las personas que perciben y conocen la realidad. La razón por la que la capacidad sintética nunca percibe partes opuestas en el mismo conjunto simultáneamente y en el mismo respeto (por ejemplo, nunca se percibe «esta manzana es dulce y no dulce» a la vez) no es porque esto viole las reglas de una lógica estipulada de antemano e impuesta a la consciencia humana (véase Kant, 1787/1996, I, Sección II, Libro II, Capítulo 2, Sección 2 [B195-197]). Más bien, la percepción de tales opuestos simultáneamente no ocurre porque tales opciones coexisten de forma simultánea y en el mismo sentido que las partes de conjuntos ontológicos concretos en la realidad.

      No se debe apelar a la falibilidad en la percepción (de nuevo, por ejemplo, la experiencia de la identidad equivocada de otra persona o las ilusiones perceptivas) como motivo para dudar de la capacidad sintética de ponerse en contacto con los verdaderos seres físicos. Una vez más, es necesario observar que se tratar de errores de reconocimiento, que se producen en un nivel de procesamiento más alto (a saber, en la actividad de la capacidad de evaluación, que se examina más adelante), no son errores de la capacidad de síntesis. Es más bien la capacidad sintética la que permite a la realidad corregir más tarde los raros momentos en que la capacidad de evaluación queda sujeta a la ilusión.

      Debido a su capacidad de estar en contacto con objetos complejos en la realidad, la capacidad sintética también es capaz de diferenciar los objetos reales de los productos de la imaginación. Esta capacidad puede ejercerse al despertar de un sueño, para diferenciar el contenido de los sueños de las sensaciones reales (Aquino, 1273/1981, I, 84.8 ad 2; Ashley, 2013a, pp. 315 y 316). De esta manera, la capacidad sintética permite a una persona discernir si la estructura holística originada a partir de un aporte sensorial es real o se trata de su imaginación o memoria, es decir, también permite ser conscientes de las diferencias entre realidad y fantasía. No obstante, la evaluación de este contenido también puede desarrollarse a un nivel cognitivo más alto. La capacidad sintética —en los humanos, con la ayuda de niveles de procesamiento más altos— también es capaz de identificar que un sentido primario está operando: en otras palabras, mediante la capacidad sintética se percibe que se ve, o que se oye, o saborea (Aquino, 1273/1981, I, 78.4). Asimismo, la capacidad sintética permite también a una persona percibir que vive (en la medida en que la consciencia de la sensación ya es un indicio de que se está vivo) (Aquino, 1268/1994a, §390).

      Las sensaciones de los sentidos primarios se envían al tálamo para su procesamiento y a continuación son procesadas en los cortes sensoriales primarios y secundarios y, por último, en la corteza de asociación, donde la información sensorial se procesa adicionalmente (Stillings et al., 1995, p. 293). La capacidad sintética integra los diversos tipos de datos sensoriales procedentes de los sentidos primarios de forma evocadora del procesamiento y la integración que tiene lugar en la corteza de asociación (Ashley, 2013a, pp. 317 y 318; Ashley, 2013b, p. 167, p. 333; de Haan, 2014, p. 403; Kenny, 1994, p. 34; Macdonald, 2007, pp. 369 y 370; Pasnau, 2002, p. 198; Peghaire, 1943, p. 132; Tellkamp, 2012, p. 611). Nuestra consideración de la actividad integradora de nuestra capacidad sintética comparada con nuestra actividad integradora en la corteza asociativa, se refiere a una cuestión abierta en la neurociencia filosófica (llamada «problema de la unión»), que se refiere a cómo se sintetizan los diversos elementos discretos de la sensación en el cerebro, para producir una experiencia unificada (Kolb y Whishaw, 2009, pp. 17, 263). Es poco probable que nuestra capacidad sintética, entendida en este caso como una integración de las sensaciones, sea procesada por un centro cortical aislado, que tenga la función específica de unir varios tipos de datos sensoriales, debido a que todavía no se ha identificado ningún centro de este tipo en las investigaciones de anatomía neurológica. Más bien, la capacidad sintética, entendida así, comprendería más probablemente una red de conexiones intercorticales que incluyen la corteza de asociación (Kolb y Whishaw, 2009, p. 263). Si asumimos esta perspectiva teórica, la capacidad sintética podría entenderse como una capacidad perceptiva compleja, que depende de una interacción recíproca entre los lóbulos, frontal, parietal, temporal y occipital,

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