Violencias de género: entre la guerra y la paz. Gloria María Gallego García
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En el escenario colombiano, el capítulo de Camila de Gamboa Tapias, “¿Ideología de género en el Acuerdo de la Habana?”, plantea dos cuestiones iniciales: ¿Cómo logró ser la “ideología de género” uno de los temas más discutidos para votar en contra del plebiscito contra el Acuerdo de Paz en Colombia? y, en segundo término, se pregunta si acaso estas visiones afectan la posibilidad de alcanzar una paz estable y duradera en el país. Para dar respuesta a estas cuestiones, Gamboa examina, en la primera parte, el antecedente reciente en el que el término “ideología de género” se usó en un contexto político diferente al Acuerdo, pero durante el tiempo en el que este se estaba discutiendo. A continuación, la autora analiza las estrategias en el uso del término, apoyándose para ello en el concepto de “pánico moral” de Gilbert Herdt y en la idea de “imperialismo cultural” de la mano de Iris Marion Young. Por último, expone la visión de ciudadanía excluyente que existe detrás de estas posturas y los efectos negativos que esta visión de ciudadanía implica para la consecución de la paz en Colombia.
Continuando en el escenario colombiano, Gloria María Gallego García y Marda Zuluaga Aristizábal nos plantean una de las cuestiones más discutidas dentro de la teoría feminista y los estudios sobre violencia a la hora de caracterizar la violencia sexual en los conflictos armados: la presencia de violencia sexual oportunista que no comporta un carácter estratégico como arma de guerra. En su trabajo, “Violaciones oportunistas contra las mujeres durante la guerra. Análisis basado en el testimonio de víctimas”, las autoras analizan esta cuestión a través del testimonio de víctimas de violaciones oportunistas en la región de Antioquia. Estas violaciones, de elevada ocurrencia en las guerras, nos muestran decisiones individuales de los combatientes, originadas en la cultura machista y que se llevan a cabo aprovechando la oportunidad que se presenta en los intersticios de la guerra y la superioridad que otorgan las armas. El acecho a las mujeres, a la espera de la oportunidad para violentarlas evidencia la extensión y diseminación de la violencia sexual contra las mujeres, esto es, lo que en otros de los trabajos de este libro, se ha denominado el “continuum de la violencia”.
Los últimos dos capítulos de este apartado nos hablan, no de escenarios actuales de las violencias, sino de escenarios pasados, pero con repercusiones para el presente y la manera de elaborar la memoria de las violencias contra las mujeres. Desde esta perspectiva, María José López Merino y Nadine Faure Quiroga tratan un tema poco habitual: “Memorias marginales: las mujeres en la recuperación de la democracia en Chile”. En su trabajo, revisan las memorias de lucha y resistencia de las mujeres, memorias marginales, subterráneas, no hegemónicas y no incorporadas a la memoria oficial de la represión en Chile. Examinan las memorias de la organización, movilización y articulación política de las mujeres desde los años 80, las cuales desempeñaron un importante rol en la recomposición del tejido social y en la recuperación de la democracia en Chile. Nos muestran las luchas de las mujeres por la instauración de la democracia, donde se planteaba una doble emancipación: de la dictadura y del orden patriarcal, de las violencias públicas y las violencias privadas.
Por su parte, Paula Hunziker presenta la memoria de las Abuelas de Plaza de Mayo argentinas, en su capítulo “Política(s) de la acción impura: la voz, la resistencia y lo público en las Abuelas de Plaza de Mayo”. A lo largo de sus páginas, examina sus actuaciones como acciones políticas “impuras”, entre lo público y lo privado, entre lo ciudadano y la familia. Sin embargo, esa “impureza” destaca por su importancia política. Hunziker plantea los ecos de Antígona, el personaje trágico clásico, en la actuación de lo que serían “las Abuelas de Antígona” en la conquista de una voz propia. De la mano de autoras como Judith Butler, Hannah Arendt o Nancy Fraser examina la construcción de un sujeto político que pone en la escena pública el lema feminista “lo personal es político”.
Con estos trabajos, las autoras de este libro —profesoras universitarias de España, México, Guatemala, Colombia, Chile y Argentina— pretenden contribuir a un debate que está lejos de quedar cerrado. Los escenarios cambiantes, los nuevos conflictos armados, pero también las nuevas resistencias de las mujeres a lo largo de todo el planeta nos hacen plantear la necesidad urgente de pensar y actuar contra las violencias de género. Esperamos que este libro, con sus reflexiones, contribuya a esa tarea.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer (Convención de Belem do Pará). (9 de junio de 1994). https://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-61.html.
1 Proyecto FEM2016-76101-R.
2 Véase: De Gamboa Tapias, C. y Sánchez Muñoz, C. (Eds.). (2019). Cartografías del mal. Los contextos violentos de nuestro tiempo. Siglo del Hombre Editores, Universidad Eafit y Universidad del Rosario.
REFLEXIONES SOBRE LAS VIOLENCIAS
LO PERSONAL ES VIOLENTO (Y POLÍTICO). APROXIMACIONES TEÓRICAS A LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES
Cristina Sánchez Muñoz
“Sí, las chicas se están convirtiendo poco a poco en mercancía escasa. Todo el mundo conoce ya las horas y los momentos en que los hombres salen a la caza de mujeres. Se encierra a las chicas, se las hace subir a los altillos, se las protege reuniéndolas en los pisos que tienen cerraduras de seguridad”.
“Aquí se trata de una vivencia colectiva, que se sabía de antemano, que se temía de antemano… de algo que, de algún modo formaba parte de la función. Esta forma masiva y colectiva de violación también habrá que superarla colectivamente”.
—Anónima, [1945] 2005, pp. 75 y 110.
Una de las cuestiones que más trabajo le ha costado al activismo y a la teoría feminista contemporáneas, en el largo recorrido hacia la visibilización de las múltiples violencias contra las mujeres, es haber sustraído este tipo de violencias del ámbito de lo privado para pasar a darles una connotación pública y política. Mi marido me pega lo normal, título de un libro muy conocido en España a principios del 2000, denunciaba esta situación en donde la violencia de género se entendía como parte de lo que ocurría en la esfera privada y, por lo tanto, apartada del ámbito de lo reprochable jurídicamente y del escrutinio público. Tomemos otro ejemplo, en el 2001, el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia (TPIY) falló una sentencia condenatoria contra tres varones serbobosnios, acusados de violaciones masivas a mujeres y niñas musulmanas1. Cuando en el juicio los acusados se declararon no culpables
¿Pensaban que el fiscal no podía probar su culpabilidad, o estaban convencidos de que no tenían por qué sentirse culpables? Al fin y al cabo, aun cuando fueran algo rudos con las chicas, no las mataron, no ordenaron a otros que las mataran […] Con esas chicas, los tres hombres solo querían un poco de diversión. (Drakulic, 2004, p. 59).
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