El desarrollo y la integración de América Latina. Armando Di Filippo

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El desarrollo y la integración de América Latina - Armando Di Filippo

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Pero esto significará, por razones ya explicadas, el fin del orden capitalista tal como lo conocemos. La esfera de la técnica es la de la relación persona-cosa, pero resulta que ahora parte creciente de esas “cosas” serán entidades “pensantes”.

      ¿Cuáles serán los frutos de este cambio técnico sin precedentes en la historia humana? Si no logramos subordinar la esfera de la política y de la economía a la esfera de la ética como lo quería Aristóteles, entonces: ¿Quién defenderá la justicia distributiva? ¿Quién defenderá los derechos humanos? ¿Qué será de las regiones periféricas? En suma, el gran tema-problema será el de la ética de la responsabilidad de los actores dominantes que logren controlar los resortes del poder.

      Por ahora, el 99 % de la población del mundo forma parte de las ranas adormecidas en tibio sopor, mientras el fuego subyacente aumenta el calor de la cacerola planetaria. Puede ser que la actual pandemia nos despierte y salgamos a luchar por nuestra vida.

      1 Hinkelammert y Jiménez, Economía vida humana y bien común, Reflexiones sobre Economía Crítica. Costa Rica, Enero de 2013. Reflexiones sobre Economía Crítica.

      2 “Tan pronto como el trabajo en su forma inmediata ha dejado de ser condición para el desarrollo de la riqueza social, así como el no-trabajo de unos pocos cesado de serlo para el desarrollo de los poderes generales del intelecto humano. Con ello se desploma la producción fundada en el valor de cambio, y al proceso de producción material inmediato se le quita la forma de la necesidad apremiante y el antagonismo”. Karl Marx (1972), Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política (borrador), 1857-1858, Tomo 2, p. 228. Editorial Siglo XXI.

      3 Véase: i)Max Weber 1919, La política como vocación); ii) Jonas Hans (1995), El principio de responsabilidad.

      PRIMERA PARTE

      Desarrollo: contenido

      y evolución del concepto

      CAPÍTULO I

      La noción de desarrollo económico

      En sus orígenes, la noción de desarrollo fue de naturaleza económica y se asoció con el surgimiento del capitalismo. Este sistema económico dio lugar a sucesivas revoluciones industriales que incrementaron de manera sistemática el poder productivo del trabajo humano. Entre los estudiosos del capitalismo que profundizaron en esta noción de desarrollo están los economistas clásicos (especialmente Adam Smith) y Marx. También dentro de la vertiente neoclásica del pensamiento económico debe registrarse la contribución de Joseph Schumpeter que rescató las nociones de innovación empresarial como un rasgo esencial de la destrucción creadora inherente al desarrollo económico. En resumen, el desarrollo en esta perspectiva económica se refirió a la naturaleza dinámica del capitalismo y su creciente poder productivo.

      Desde fines de la Segunda Guerra Mundial el concepto de desarrollo se predicó fundamentalmente en su dimensión económica, como una respuesta a las necesidades de la reconstrucción de Europa devastada por la guerra, y a las condiciones de pobreza y desigualdad social imperantes en vastas regiones del planeta que se incorporaban a la ONU tras el proceso de descolonización.

      El producto por habitante (presunto indicador de condiciones de vida) y el producto por trabajador (presunto indicador del poder productivo del trabajo humano) fueron compilados y examinados en sus magnitudes promedio como índices de mejorías en las condiciones económicas. Sin embargo, muy pronto comenzaron a surgir visiones alternativas que cuestionaban por un lado las desigualdades distributivas, ante todo en el interior de las naciones más pobres, pero también en las más ricas; por otro lado, también se cuestionó, el carácter unidimensional de los indicadores pura o exclusivamente económicos que se utilizaban para medir el desarrollo.

      En América Latina el primer tipo de temas (desigualdad distributiva) fue tempranamente puesto de relieve por Cepal en sus estudios sobre la concentración del poder productivo a escala mundial, y de la distribución de sus frutos en el desarrollo latinoamericano. Se derivaron de aquí diagnósticos y políticas tendientes a distinguir entre las condiciones de los países hegemónicos desarrollados (centros) y las de los países y regiones subdesarrolladas (periferias).

      El segundo tipo de temas (el desarrollo humano integral) se abordó multidimensionalmente a través de varias agencias sectoriales (FAO, Unesco, Unicef, OIT, OMS) de la ONU a partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de las otras Cartas posteriores de similar orientación. Desde los años noventa el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) popularizó la noción de Desarrollo Humano y publicó informes periódicos sobre el tema que han continuado hasta la fecha.

      También, durante los años sesenta, se fue poniendo de relieve que lo humanamente significativo para el desarrollo es lo que las personas pueden llegar a ser y a hacer y no la cantidad de bienes que pueden poseer. Todas estas perspectivas de análisis fueron consagrando la necesidad de diagnóstico y políticas multidimensionales (no solo referidas a las perspectivas económicas sino también a las políticas y culturales).

      El concepto de naturaleza humana, en este libro está entendido como una noción científica y no metafísica. Sin rechazar la visión metafísica trascendente, la perspectiva académica aquí propuesta, se refiere a aquellos contenidos universales de la noción de ser humano, compatibles con las diferencias específicas que singularizan a cada sujeto. El ser humano reúne rasgos que le son definitorios los que están permanentemente enriquecidos y profundizados por el conocimiento científico. Sin embargo sus rasgos esenciales se mantienen de manera transhistórica.

      La multidimensionalidad de los seres humanos (entidades biológicas, dotadas de racionalidad instrumental y moral, capaces de auto-organizarse en subsistemas sociales concretos), requiere, por lo tanto, de un examen multidisciplinario que involucra perspectivas económicas, políticas y culturales, (y hoy agregamos las biológico-ambientales) que determinan la vida humana.

      La noción de desarrollo económico como objetivo deseable deliberadamente asumido por las políticas públicas y sistemáticamente analizado en la esfera académica es solo un aspecto del tema del desarrollo que tomó forma a partir de la Segunda Guerra Mundial. En una perspectiva históricamente más amplia podemos hablar de procesos de desarrollo económico vinculados al surgimiento de la Revolución Industrial Británica que otorgó al capitalismo su dinámica tecnológica contemporánea.

      Si exploramos los orígenes del tema del desarrollo económico, lo que estamos haciendo es rastrear los orígenes del capitalismo. Solamente si abordamos el tema del capitalismo logramos conferir al tema del desarrollo económico su contexto histórico propio.

      En suma, el uso de la noción de desarrollo en la literatura occidental se concentró originalmente en la dimensión económica del concepto y se asoció con la noción de capitalismo, es decir con ese sistema económico que, tras varios siglos de gestación, a partir de la era moderna, se asentó sobre las bases tecnológicas de la Revolución Industrial

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