El desarrollo y la integración de América Latina. Armando Di Filippo

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El desarrollo y la integración de América Latina - Armando Di Filippo

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del desarrollo económico son los trabajos de los economistas clásicos y, en particular del, así denominado “padre de la economía política”, Adam Smith, quien asoció el crecimiento del producto social con el progreso técnico, vinculado a la división técnica del trabajo en el seno de los talleres de manufacturas. Los principales economistas clásicos (Adam Smith, David Ricardo, Robert Malthus) develaron los rasgos estructurales del capitalismo, y los fundamentos económicos de la estructura de clases que le es inherente. También plantearon los principales problemas del valor económico, subyacente a los precios de mercado que ponderan el producto social.

      El trabajo humano concreto produce mercancías concretas, y la relación entre la cantidad de producto generado (Q) y la cantidad de trabajo requerida para generarlo (T), se denomina productividad (o poder productivo) del trabajo (Q/T) indicador básico de ese fenómeno que hemos denominado desarrollo económico. Cuando la productividad media del trabajo se plantea a nivel macroeconómico ponderada por los precios relativos de mercado, la contrapartida de ese aumento del poder productivo de las sociedades es el incremento en el poder adquisitivo medio de la población. Si denominamos (N) a la población total, podemos llegar a otro indicador (Q/N) que sería la cantidad de bienes y servicios que pueden en promedio ser adquiridos por persona. Si Q se expresa en unidades físicas, estamos en presencia de medidas técnicas y no económicas del desarrollo puesto que las mediciones del producto social pasan a través de las valoraciones del mercado siendo ponderadas por precios relativos. La profundización de la comprensión de esas medidas económicas nos remite nuevamente a la teoría que estudia los rasgos del capitalismo.

      Aparte de la visión economicista que implican las consideraciones anteriores, otra enorme carencia de estas mediciones radica en que son promedios. Por lo tanto, queda afuera la noción de distribución (o reparto) del producto social. Si introducimos la noción de distribución del producto social no todo crecimiento del producto implica desarrollo económico, puesto que junto con el estudio de la distribución se “infiltra” (implícita o explícitamente) el estudio de la justicia distributiva, abriendo la puerta a consideraciones de naturaleza ética y social mucho más amplias.

      El significado del reparto del producto social nos remite a una teoría de la justicia. La primera de esas teorías que ha perdurado largamente en la historia del pensamiento económico y político de Occidente es la distinción aristotélica entre la justicia distributiva y la justicia conmutativa. Este y otros enfoques posteriores sobre el tema de la justicia distributiva (el más importante en la segunda mitad del siglo XX fue planteado por John Rawls en su Teoría de la Justicia) han surgido con mucha fuerza en el siglo XXI, superando los límites del planteamiento de Rawls y planteando los problemas multidimensionales de la igualdad de derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.

      En suma, las nociones de crecimiento del poder productivo del trabajo y de crecimiento del poder adquisitivo de la población total nos remiten a una versión puramente cuantitativa y economicista de crecimiento, pero son absolutamente insuficientes si queremos penetrar en una comprensión del impacto de la noción de desarrollo económico sobre las sociedades humanas en su conjunto. Para esa comprensión más profunda hace falta examinar las condiciones históricas y estructurales que dieron lugar a la emergencia del capitalismo como sistema dominante en la era contemporánea de Occidente.

      En efecto el enfoque puramente empirista-economicista del desarrollo capitalista es claramente reduccionista y no nos permite penetrar en las visiones más multidimensionales de la temática del desarrollo. No da cuenta de las profundas transformaciones sociales que acom­pañaron el advenimiento del capitalismo: cambios en la estructuración de las clases sociales y formación de un proletariado industrial, procesos de urbanización y metropolización, transformación de la organización familiar, separación entre el lugar de trabajo y el lugar de residencia personal, transición demográfica, incremento del proceso de alfabetización, etc. El estudio de los impactos sociales del capitalismo forma hoy parte importante de los estudios sociales en general y de los sociológicos en particular.

      Como se sabe, junto con el advenimiento de la era contemporánea a fines del Siglo XVIII tuvo lugar no solo la Revolución Industrial Británica (base tecnológica del capitalismo a partir de esa fecha) sino también las Revoluciones Políticas Francesa (1789) y americana (1776) que instalaron los valores y principios republicanos de la democracia y de los derechos humanos, los que todavía predominan en la cultura occidental. Tomados en su conjunto el sistema económico capitalista y el sistema político democrático son, respectivamente, expresiones del liberalismo económico (Adam Smith) y del liberalismo político (Locke, Rousseau, etc.) que tuvieron un nacimiento simultáneo en la historia de Occidente.

      Adam Smith considerado no solo el padre del liberalismo económico, sino también el fundador de la corriente teórica clásica en la ciencia económica, fue el primero en establecer las conexiones entre la división técnica y social del trabajo, el crecimiento de la productividad laboral y la expansión de los mercados nacionales e internacionales.

      También cuando Marx habló del desarrollo de las fuerzas productivas bajo el comando del capital (Precisamente El capital se llama su obra principal), otorgó un papel central (como punto de partida) a la Revolución Industrial, y de modo más amplio o general al desarrollo de las fuerzas productivas dentro del modo de producción capitalista. Lo mismo hicieron autores no marxistas como Werner Sombart, Max Weber, y Joseph Schumpeter, todos vinculados al historicismo alemán. El capitalismo es el marco histórico estructural en donde ha tenido lugar el desarrollo económico entendido en sentido restringido como la expansión sistemática y secular del poder productivo del trabajo humano. Además de la escuela historicista europea, existe otra corriente de pensamiento económico que ha profundizado en la noción de desarrollo en el marco del estudio del sistema capitalista: el institucionalismo estadounidense (por ejemplo, ThorsteinVeblen y John Commons).

      La noción de desarrollo económico adquirió especial relevancia política y académica al final de la Segunda Guerra Mundial del Siglo XX, con el proceso de descolonización acompañado y promovido por la fundación de la Organización de las Naciones Unidas (1945). Surgió entonces el tema del subdesarrollo, es decir, el estudio de las situaciones de pobreza y privación de las naciones que abandonaban su condición de colonia y entraban en el proceso de independencia política. Este proceso histórico fue acompañado por el estudio del desarrollo y el subdesarrollo como disciplinas relativamente autónomas de la ciencia económica. Fue en ese momento cuando tuvieron lugar las contribuciones del estructuralismo latinoamericano (integrado por autores como Raúl Prebisch, Celso Furtado, Osvaldo Sunkel, Aníbal Pinto y Aldo Ferrer). Esta escuela de pensamiento establecida al alero de la Cepal-ONU para estudiar los rasgos específicos del desarrollo y el subdesarrollo bajo las condiciones del capitalismo periférico, formuló una importante perspectiva histórica de interpretación de las sociedades latinoamericanas desde el momento mismo de su conquista y colonización por parte de las potencias ibéricas.

      En el marco de los principios y valores de la ONU estuvo siempre subyacente a estos autores la defensa de la democracia y de los derechos humanos. Otros sociólogos latinoamericanos de la época como José Medina Echavarría y Gino Germani, también exaltaron el tema de la democracia en su interacción con el capitalismo, en las modalidades que estos sistemas asumieron en América Latina. En su último libro Raúl Prebisch el fundador del enfoque estructuralista originario de la Cepal, volvió a poner de relieve los vínculos históricos entre las formas periféricas del capitalismo y los obstáculos de allí derivados para un firme desarrollo de las instituciones democráticas en América Latina (véase la segunda parte de este libro).

      Ética y capitalismo

      El nacimiento de la economía como ciencia coincidió con la emergencia de una nueva visión del mundo, la del liberalismo económico en la que se intenta demostrar la existencia de una conexión significativa entre los móviles egoístas del comportamiento de las personas y los resultados favorables que este comportamiento genera sobre el bienestar general y conjunto de esas mismas personas.

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