La palabra facticia. Albert Chillón

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La palabra facticia - Albert Chillón Aldea Global

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en su sin par aptitud para comprender, lingüísticamente, la calidad de la experiencia humana, y no solo para entender sus aspectos lógicos o cuantitativos. El concreto aunque inabarcable vivir posee una textura variable, compleja y ambigua; es radicalmente subjetivo, refrac-tario a toda objetividad; y no hay principio de razón suficiente que pueda dar cuenta integral de él,24 hasta tal punto que solo su calidad es cognoscible —por vía imaginativa, sensible y simbólica— mediante el ejercicio de ese esprit de finesse que tan bien distinguió Pascal.25

      A la hora de considerar qué sea la literatura no importan gran cosa los distingos acerca de géneros, estilos, escuelas o tendencias; ni tampoco que el autor —de auctor: el que aumenta— busque configurar su experiencia del mundo intersubjetivo —sea en forma de literatura facticia, sea como literatura ficticia de tenor realista—, o bien los más íntimos recodos y rescoldos de su mundo subjetivo —como ocurre en la literatura ficticia de carácter fabulador. A este efecto no importa gran cosa, tampoco, que su creación sea escrita u oral, ni que sea adscrita o no al canon vigente en cada lugar y época. Ni siquiera es demasiado relevante la intención con que la componga, dado que —hay ejemplos a espuertas— el propósito de un autor puede pesar poco o nada en la percepción de su valor.

      «La literatura es un modo de conocimiento de índole estética que busca aprehender y expresar lingüísticamente la calidad de la experiencia»: la definición que acabo de proponer y glosar descansa en la convicción de que hay aspectos cruciales del vivir —siempre entreverado de palabras— que no pueden ser comprendidos ni expresados sin el auxilio de la palabra artísticamente configurada. «¿Qué es la literatura?», parece ser que le preguntó José María Valverde a su hija, cuando esta era niña aún. Y, ni corta ni perezosa, ella le respondió: «Una canción de palabras».

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