El mediterráneo medieval y Valencia. Paulino Iradiel Murugarren
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65 P. Malanima, «I prezzi delle cose», cit.
66 A. K. Sen, Development of freedom, Oxford, 1999; A. K. Sen y M. Nussbaum (eds.), The quality of life, Oxford, 1993. Para Giacomo Todeshini, véase nota 30 anterior.
67 L. Palermo, Sviluppo economico e società preindustriali, cit., pp. 139-143 y 228-230; J. M. Salrach, El hambre en el mundo: pasado y presente, Valencia, 2012; M. Bourin, J. Drendel y F. Menant (dirs.), Les disettes dans la conjoncture de 1300 en Méditerranée occidentale, Roma, 2011; M. Bourin, S. Carocci, F. Menant y Ll. To Figueras, «Les campagnes de la Méditerranée occidentale autour de 1300: tensions destructives, tensions novatrices», en Annales HSS, 66/3, 2011, pp. 663-704.
68 Véanse los diversos coloquios sobre carestías y crisis alimentarias en época preindustrial en H. R. Oliva Herrer y P. Benito i Monclús (eds.), Crisis de subsistencia y crisis agrarias en la Edad Media, Sevilla, 2007 (especialmente la intervención de F. Menant, «Crisis de subsistencia y crisis agrarias en la Edad Media: algunas reflexiones previas»); P. Benito i Monclús (ed.), Crisis alimentarias en la Edad Media. Modelos, explicaciones y representaciones, Lleida, 2013; P. Benito i Monclús y A. Riera i Melis (eds.), Guerra y carestía en la Europa medieval, Lleida, 2014.
69 A. K. Sen, Poverty and famines. An essay on entitlement and deprivation, Oxford, 1981.
70 Además de la referencia obligada a T. Piketty, Le capital au XXIe siècle, París, 2013, véase el monográfico Lire Le capital de Thomas Piketty en la revista Annales HSS, 70/1, 2015, especialmente el artículo de G. Todeschini, «Servitude et travail à la fin du Moyen Âge», cit., pp. 81-89, y el coloquio «Cittadinanza e disuguaglianze economiche: le origini storiche di un problema europeo (XIII-XVI secolo)» publicado en Mélanges de l’Êcole française de Rome. Moyen Âge, 125/2, 2013.
71 Además de los estudios ya citados de Paolo Malanima y C. Álvarez-Nogal y L. Prados de la Escosura, «The rise and fall of Spain (1270-1850)», cit., véase A. Carreras, «Problemi di stima del PIL nell’Europa moderna. Il caso spagnolo», en Studi storici, 50/3, 2009, pp. 653-694; B. Yun Casalilla, Marte contra Minerva. El precio del imperio español c. 1450-1600, Barcelona, 2004.
72 A. Guerreau, «L’étude de l’économie médiévale. Genèse et problèmes actuels», en J. le Goff y G. Lobrichon (eds.), Le Moyen Âge aujourd’hui. Actes de la recontre de Cerisy-la-Salle, en Cahiers du Léopard d’or, 7, 1997, pp. 31-82: 45-46.
73 Véase, por ejemplo, A. Grohmann, «Vecchie e nuove sensibilità nella storiografia economica italiana», en Dove va la storia economica?, cit., pp. 25-37, y las intervenciones de G. Nigro y A. Grohmann en el debate del congreso Le interazioni fra economia e ambiente biologico, cit., pp. 607-609, donde ambos, afirmando la utilidad de los bancos de datos para el trabajo histórico, insisten tanto en los mecanismos correctivos del planteamiento teórico del cuantitativismo como en las cuestiones que tienen que ver con la utilización de los datos de archivo y de las fuentes primarias.
74 Entre los muchos trabajos del autor sobre el tema, véase su escrito póstumo: S. R. Epstein, «Trasferimento di conoscenza tecnologica e innovazione in Europa (1200-1800)», en Studi storici, 50/3, 2009, pp. 717-746, que representa una síntesis global de sus ideas. Para un contexto más amplio véanse las Actas del reciente Congreso sobre Gremios y corporaciones laborales en la transición del feudalismo al capitalismo publicado en Áreas. Revista internacional de ciencias sociales, 34, 2015.
75 La trasmissione dei saperi nel medioevo (secoli XII-XV) (Diciannovesimo convegno internazionale di studi. Pistoia, 16-19 maggio 2003), Pistoia, 2005.
76 P. Malanima, «Crescita o declino?», cit., p. 25.
77 B. Yun Casalilla, «Misurazioni e decisioni», cit., 605.
2. LA TRANSICIÓN Y LOS ASPECTOS DEL DESARROLLO COMERCIAL Y MANUFACTURERO EN LA EUROPA BAJOMEDIEVAL Y MODERNA
Volver a plantear, y hacerlo en área peninsular, el clásico tema de la transición produce cierta seducción por las viejas batallas historiográficas nunca concluidas y cierto grado también de incomodidad. Volver al tema significa preguntarse si todavía mantiene, y en qué medida, su operatividad heurística, es decir, su capacidad de integrar unos hechos en y para la investigación histórica y un valor de estímulo a la concepción crítica de la historia. Pero replantear el debate teórico desarrollado en los años cincuenta y sesenta sobre la transición al capitalismo, incluso en la visión más actualizada de Robert Brenner y sus críticos, no deja de producir cierta frustración tanto por los «olvidos» o marginaciones teóricas y explicaciones unicausales como por el reduccionismo geográfico que privilegia la comparación entre el desarrollo de Francia e Inglaterra y margina el área mediterránea. Y es claro que en ambos procesos de selección ni se ha enriquecido el debate teórico ni ha ganado mucho la historia como tal.
Como ocurre a menudo en debates similares, se trata en primer lugar de definir los términos, proceso que no resulta fácil ni siquiera desde la perspectiva del marxismo. Se ponga el acento en la servidumbre y en la organización de la producción sobre la base de la propiedad señorial (Maurice Dobb), en el desarrollo del comercio y de la producción para el mercado, en la aparición de nuevas necesidades de consumo y en el reforzamiento de las economías urbanas (Paul Sweezy), o en la original articulación entre productores directos y propietarios agrarios que controlan a su vez los señoríos rurales (Takahashi y más recientemente, a propósito del caso de Normandía, Guy Bois), la particular evolución de la economía peninsular no entra, o entra solo en parte, en los límites del modelo.
Por regla general, lo que los historiadores proponen es dirigir la atención, más que a las causas externas, a las razones internas que provocaron la inversión de tendencia. Sería inútil, sin embargo, especular con las diversas interpretaciones, las cuales se muestran tanto más contradictorias cuanto más tratan de conciliar la diversidad y multiplicidad de los aspectos del real histórico con modelos y teorías generales de explicación. ¿Se trata, por tanto, de un problema verdadero o falso? Todos los análisis acaban, en definitiva, con la aceptación de una correspondencia (presupuesta más que verdaderamente establecida) entre el cambio del modo de producción y el paso de la sociedad rural a la sociedad industrial. La primera es descrita como destinada al estancamiento o al crecimiento sin futuro; la segunda, nacida bajo el signo de una doble revolución de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción. Sin embargo, las dificultades aumentan cuando se trata de encontrar a toda costa una lógica universal en el funcionamiento del sistema precedente (feudal o precapitalista) y de las condiciones que han precedido la transición, y por el deseo de integrar las diferencias en una explicación lineal centro y norteuropea.