La transición española. Eduardo Valencia Hernán
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу La transición española - Eduardo Valencia Hernán страница 55
320. SEMIR, Agustí de, «L’Esglesia i L’Assemblea», L’Avenç, n.º 43, 1981, p. 45.
321. DALMAU, Josep, op. cit., p. 15.
322. Jordi Tell, arquitecto, expulsado del Colegio de Arquitectos de Barcelona en 1942 y rehabilitado el 1-1-1975. Con residencia en Noruega, perteneció al Partido Nacional Catalá. Fue cónsul general de la República Española en Alemania, siendo detenido por el gobierno nazi y entregado en 1937 al gobierno nacionalista, en Diario de Barcelona, 8-7-1975.
Por el camino de la II Sesión de la Asamblea de Cataluña. Enero de 1973
A partir de la IV reunión de la CPAC, se fueron gestando los trabajos preparatorios de la II Sesión de la Asamblea de Cataluña. El resultado final fue publicado y distribuido el 23 de enero de 1973 por el SCPAC en un documento titulado «Pel camí de la II Sessió de l’Assemblea de Catalunya», teniendo especial atención en la estrategia, las condiciones de celebración del acto, el tiempo necesario, el número de asistentes no superior al medio millar y la representatividad de la reunión323.
A mediados de febrero, el Tribunal de Orden Público (TOP) dictó cinco condenas de treinta años cada una por el atentado perpetrado contra el consulado de Francia en Zaragoza, siendo los condenados Luis Javier Sagarra de Moor, Álvaro Noguera Calvet, José Antonio Mellado, Claudio Solsona Aznar y Fernando Burillo García324. Días después, el 23, comenzó el juicio contra cinco dirigentes de las Hermandades Obreras de Acción Católica (HOAC) de Santander por delito de propaganda ilegal, claro indicio de que la presión estudiantil y obrera mantenían en tensión constante a las fuerzas de orden, como así lo manifiesta un comunicado de la CCFPC fechado en febrero de 1973325. Por el contrario, no resultaba extraño que la prensa oficial y la televisión centrasen su atención en noticias más importantes y llamativas para un pueblo deseoso de información como el asunto relacionado con el famoso comentarista de televisión Federico Gallo, que fue nombrado ¡gobernador civil de Albacete!, acontecimiento que superó en creces otros hechos de «menor importancia» para la prensa nacional como los que hacían referencia a las negociaciones de alto el fuego entre el Vietcong y los EE.UU, ratificado el 21 de febrero en Laos; a la pérdida de dos figuras de la política norteamericana, los presidentes Harry Truman y Lyndon Baines Johnson, o al conflicto racial generado por las tribus indias en Wounded Knee326.
En Barcelona, a principios de abril de 1973, varias empresas entraron en conflictos colectivos, entre ellas, Control y Aplicaciones S.A., Sociedad Argentina de Electricidad y Constructora Pirenaica que trabajaban en la construcción de la Térmica del Besós. Como consecuencia de la intervención policial en los enfrentamientos, el 3 de abril falleció el obrero Manuel Fernández Márquez, de 27 años, mientras que otro trabajador de 25 años, Serafín Villegas Gómez, vecino de Barcelona, fue herido junto con cinco policías heridos también. Dos meses después de lo ocurrido, la Asamblea publicó un artículo titulado «El Crimen» narrando su versión de los hechos, afirmando que Manuel Fernández cayó asesinado por balas de la policía y que el gobernador civil, Tomás Pelayo Ros, mintió al describir las causas y el contexto del crimen, afirmando que no se habían presentado reivindicaciones sobre conflictos laborales (cuando estaban dentro de una plataforma de aproximadamente trescientas cincuenta empresas de la construcción de Barcelona y comarcas para obtener una revisión del convenio colectivo del ramo), y que fueron los obreros los que agredieron a la policía. Cuatro empresas constructoras tomaron la iniciativa con sanciones y amenazas decretando un lock-out de cinco días, encontrando los trabajadores las puertas cerradas como respuesta a que los trabajadores de la Térmica votaran huelga para el 3 de abril. El choque con la policía fue violento, negando la entrada de los trabajadores a la obra, efectuando tiros al aire y alguno, a matar.
Después del trágico suceso, muchos de los obreros de la Térmica se dispersaron por las obras y las fábricas de la barriada del Besós, mientras que otros fueron al Obispado de Barcelona, a los colegios profesionales y a la Universidad, para explicar lo ocurrido. La indignación tuvo una respuesta inmediata entre la clase trabajadora, convocando durante toda una semana huelgas, acciones de protesta, multitud de pintadas y el reparto de miles de octavillas, participando alrededor de ciento cincuenta mil personas. El mismo día 3, cerca de tres mil manifestantes recorrieron el barrio del Besós, y en la tarde del día 6, tuvo lugar una nueva concentración delante de la iglesia de Sant Paulí de Noia, cerrando muchos comercios y bares.
El entierro del trabajador Manuel Fernández se desarrolló de forma irregular, ya que la inhumación que se realizó el día 4 de abril se hizo a escondidas y antes de hora, concretamente a las ocho y media de la mañana en el cementerio de Badalona, no atreviéndose las autoridades gubernativas a aceptar el entierro del cuerpo en Santa Coloma de Gramanet, lugar donde residía la víctima, por los posibles altercados que podrían producirse.
Efectivamente, como era previsible, el día 8 se concentraron unas dos mil personas en el cementerio para rendir homenaje a la víctima, culminando así una serie de actos reivindicativos que habían tenido su punto álgido dos días antes con las manifestaciones realizadas en Cerdanyola y Ripollet, comenzando las movilizaciones en la empresa Aiscondel, formandose posteriormente piquetes de trabajadores en las empresas Aicar, Joresa, Aldai, Fusal Uralita, Indecasa, Tallers Ribot, Meler, Estampats Meridiana, y otras.
Los «grises» utilizaron helicópteros en vista de la generalización del conflicto ampliado con la llegada de mil quinientos estudiantes de la UAB. Todos juntos se concentraron de nuevo a las seis de la tarde en «la Fonteta», donde se calcula que llegaron a reunirse unas diez mil personas hasta las nueve de la noche.
La Iglesia condenó los hechos enviando un comunicado que decía así:
«Hay situaciones injustas que oprimen e impiden el libre ejercicio de los derechos más elementales. Hay una violencia institucionalizada que provoca la violencia tumultuosa de las masas, las cuales, en ciertas circunstancias, caen en las explosivas tentaciones de la desesperación (parte censurada), Pablo VI (…). Ciertos choques y violencias podrían ser evitados si las reformas necesarias llegasen a tiempo. La justicia es la condición ineludible de la paz (…)»327.
Desde la cárcel de Carabanchel, Marcelino Camacho, líder de CC.OO., junto con sus diez compañeros prisioneros y en espera de juicio por el Proceso 1001, enviaron mil pesetas de la colecta recogida en el penal a la viuda de Manuel Fernández, adjuntando un comunicado que decía:
«(…) La clase obrera de vuestro pueblo y sus Comisiones en la delantera, dan un ejemplo claro de combatividad y de claridad de ideas de aglutinar los diversos sectores de la sociedad catalana en este objetivo inmediato y común que es la imposición de la democracia (…). Nos solidarizamos activamente con vuestro dolor combativo y hoy, día 4, hemos realizado, junto con el resto de los compañeros