Comprendiendo las parábolas de Jesús. Klyne Snodgrass
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Comprendiendo las parábolas de Jesús - Klyne Snodgrass страница 9
5. Parábolas indirectas simples. La mayoría de estas parábolas tradicionalmente se han llamado historias ejemplo. La explicación usual es que el propósito primordial de estas parábolas es presentar un personaje positivo o negativo (o ambos) que sirva como ejemplo para imitar o cuyas características y acciones se deban evitar. Ya sea explícitamente o de forma implícita, la historia dice: “Ve, y haz tú (o no hagas) lo mismo” (cf. Lc 10.37). Particularmente sólo cuatro parábolas, todas en el Evangelio de Lucas, se identifican como historias ejemplos: el buen samaritano, el rico insensato, el rico y Lázaro, y el fariseo y el publicano.63 Varios eruditos rechazan esta categoría y no les impresiona porque consideran que es una enseñanza moralista, porque otras parábolas también dan ejemplos que imitar o evitar, y especialmente porque suponen que todas las parábolas deben ser metafóricas. Ellos consideran que estos cuatro relatos fueron también metafóricos en un principio, o de lo contrario no son parábolas, y si fueron originalmente historias metafóricas, entonces los evangelistas las transformaron en relatos moralistas. D. Via excluye estas cuatro narrativas de la categoría de parábolas.64 J. D. Crossan piensa que las cuatro fueron originalmente parábolas de reposición enfatizando que evidentemente el Reino produce un cambio, pero la tradición las ha transformado en mandatos morales.65 Por ejemplo, Crossan opina que el Buen samaritano, a nivel literal, causa un desorden en el mundo de los oyentes, y que el tema metafórico es el Reino que irrumpe repentinamente en la conscienciay demanda que se revierta el orden común de las cosas.
Confieso que, por un tiempo, traté de mantener la categoría de historias ejemplo, pero al final este título es tan inadecuado como inapropiado. Otras parábolas claramente dan ejemplos de los comportamientos que se deben imitar o evitar. Inmediatamente pensamos en la parábola de los dos deudores, el prudente y el insensato, y el siervo fiel y el siervo malo, el tesoro escondido, los dos hijos, los labradores malvados. Ninguna característica de su forma o contenido distingue las así llamadas historias ejemplo de otras parábolas.66
Aun así, no es suficiente el intento por demostrar que ellas eran originalmente imágenes metafóricas del restablecimiento del Reino. Obviamente, esta explicación no es específica ni convincente. ¿Podrían acaso los oyentes percibir verdaderamente en el samaritano una reposición de valores y llegar a la conclusión implícita de que el Reino debe tener esa reversión, y especialmente cuando la parábola no menciona el Reino? La reversión de valores puede entrar en vigor fácilmente con una historia indirecta simple al igual que con una parábola de doble indirecta o metafórica.
Estas cuatro parábolas funcionan en forma diferente; yo agregaría una quinta parábola, la del mayordomo infiel. Estas historias tienen argumentos desarrollados, pero no son metafóricas en la misma forma que son otras parábolas. Otras parábolas son analogías que tratan con dos ámbitos diferentes y con dos niveles de significado: son historias de doble indirecta. A través de ellas percibimos un tema diferente del que está en la narrativa; o sea, en realidad no se trata de semillas, tesoros, señores y siervos, sino de Dios, el Reino, y el pueblo de Dios. La interpretación de otras parábolas incluye una transferencia del tema de la narrativa a algún otro tema. Estas cinco historias no asocian ámbitos diferentes; ellas tratan los temas que narran: la ayuda del samaritano, la riqueza de un rico insensato, y otros. No se requiere una transferencia a otro ámbito y, por lo tanto, nos justificamos al hablar de “peculiaridad relativa”.67 Ellas se dirigen al lector indirectamente al hablar de otra persona, pero también directamente, al tratar el tema en cuestión. La parábola del rico insensato se dirige indirectamente al lector a través del rico, pero refiere directamente el tema de la riqueza. Son ilustraciones de la realidad misma.68 Estas cinco parábolas necesitan un título diferente, y la mejor alternativa es llamarlas por lo que son: parábolas narrativas indirectas simples.69 Hay más detalles respecto del debate de las “historias ejemplo” en conexión con la discusión sobre la parábola del buen samaritano,70 pero el título“historia ejemplo” es tanto inadecuado como inapropiado.
6. Parábolas “cuánto más”.71 Esta categoría no se determina por la forma sino por la función, y las parábolas “cuánto más”, por carecer de un término mejor, pertenecen también a otras clasificaciones. Algunas son parábolas interrogativas sin desarrollo de trama, mientras que otras son narrativas con desarrollo de trama. La mayoría de ellas ya sea tácita o explícita contrastan la acción humana con la de Dios. La lógica, bien conocida en los escritos rabínicos,72 es la que se encuentra en Mt 7.11 / Lc 11.13: si un padre humano sabe dar buenas cosas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre que está en los cielos dará buenas cosas? El contraste entre dos personas o entidades es una característica de muchas parábolas,73 pero la función de la parábolas “cuánto más” es resaltar que la acción de Dios excede mucho más o que en nada se compara con la persona que ilustra la parábola.74 Quizá no haya señales explícitas que adviertan al lector que la parábola funciona para contrastar la conducta humana con la divina, pero el contexto, la conclusión, o la naturaleza de la parábola por lo general dejan poca duda. Un ejemplo obvio es la parábola de la viuda y el juez injusto, este magistrado no se parece en nada a Dios. También es posible que el contraste sea entre la acción humana y la que se espera del pueblo de Dios.
Referente a las alegorías
No he incluido la cuarta categoría de Jülicher, la alegoría, como un tipo de parábola distinto. Este es el término que ha causado tremendo debate. Típicamente, se define una alegoría como una serie de metáforas relacionadas,75 y la parábola del Sembrador sería un ejemplo obvio.Sin embargo, el asunto no es tan simple y Jülicher pensó, además, que las alegorías son obscuras y necesitan descodificación. Supuestamente ellas confunden más de lo que revelan. Consecuentemente, en los estudios bíblicos (pero también en los estudios literarios de los siglos dieciocho y diecinueve) frecuentemente se consideraba la alegoría con desdén y sospecha. La alegación era que la alegoría dice algo más de lo que significa el texto mediante el empleo de figuras frente a la realidad, pero la parábola hace lo mismo. Ambas tienen su marco en la realidad que representan. Es absurda la afirmación de que otras formas realzan el entendimiento mientras que la alegoría supone el entendimiento. Cuando la gente habla de alegoría, con frecuencia se refieren a ejemplos extremos como El progreso del Peregrino por Juan Bunyan, pero las alegorías pueden ser tan variadas como las parábolas. Pocos están conscientes que El Mago de Oz es una alegoría política sobre las condiciones en los Estados Unidos a principios del siglo veinte, donde “Oz” (abreviatura de “onza”) y el camino de ladrillo amarillo se refieren al modelo de oro (debatido en aquella época), el espantapájaros que representa los granjeros, el hombre de hojalata a los trabajadores industriales, y el león cobarde a los reformadores, en particular a William Jennings Bryan. Es una historia comprensible por sí misma, pero también placentera y poderosa cuando el objetivo de su intención está en lugar.