Comprendiendo las parábolas de Jesús. Klyne Snodgrass

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Comprendiendo las parábolas de Jesús - Klyne Snodgrass

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repiten con más frecuencia está la afirmación de Paul Ricoeur, que la alegoría es un procedimiento retórico que se puede eliminar después de haber logrado su propósito, mientras que la metáfora (y la parábola) no se pueden reducir a un lenguaje abstracto.76 Y Dan Via afirma que las características de las alegorías están directamente relacionadas con ideas externas y levemente la una con la otra, mientras que las características de las parábolas principalmente se relacionan internamente entre sí y no se determinan por eventos o ideas externas.77 Tales declaraciones parecen impresionantes hasta que uno reflexiona. Es discutible si se puede interpretar las parábolas,78 pero que se las pueda explicar es incuestionable, y la alegoría no está más expuesta a una eliminación después de cumplir su objetivo que la parábola. Tampoco se puede demostrar que la alegoría se relaciona más con lo externo mientras que la parábola con lo interno, o que la alegoría es necesariamente más oscura. Un vistazo a El Mago de Oz o cualquier otra “alegoría” prueba cuán poco creíbles son tales declaraciones. Lo mismo sucede con otros intentos de distinguir ambas formas.79 El método de Jülicher fue rechazado,80 pero su desdén por la alegoría permanece.81 Jesús no necesita protegerse de las alegorías. Las parábolas son alegóricas, algunas más que otras. Las parábolas refieren temas fuera de sí mismas, con excepción de las historias indirectas simples, o de lo contrario no son parábolas. Si se piensa que algo proviene de la iglesia primitiva, entonces se debe determinar bajo otro fundamento, y no solo bajo el pretexto de que cierta característica es alegórica.

      Algunos eruditos no dudan en describir como alegóricas las parábolas de Jesús,82 y es posible mantener la alegoría como una categoría de las parábolas, si uno así lo desea, incluso si la categoría es confusa. Por otro lado, los teóricos intelectuales arguyen que la alegoría no es un género literario, sino una forma de pensar.83 Como no se puede establecer una clara diferencia entre alegoría y parábola, y debido a que todas las parábolas menos las historias ejemplo son alegóricas en diversículos grados,84 no considero la alegoría como una categoría de las parábolas.

      Sin embargo, las características alegóricas de las parábolas no es una licencia para alegorizar. Debemos resistir la tendencia de la práctica de cambiarparábolas en alegorías, lo cual nunca fue el propósito de Jesús. Buscamos la intención del relator de la parábola y el propósito explícito de lo que comunica. Cómo hacer esto se discute a continuación.

      En resumen, las parábolas se pueden clasificar como similitudes, parábolas interrogativas, parábolas narrativas de doble directa, parábolas jurídicas (como un tipo específico de parábolas narrativas de doble directa), parábolas “cuanto más”, y parábolas indirectas simples (véase el Apéndice 5). Todas las parábolas, excepto las indirectas simples, son metafóricas/alegóricas pues reflejan la realidad externa a ellas mismas. Las similitudes y las parábolas interrogativas no tienen una trama desarrollada; las parábolas narrativas de doble directa, las parábolas jurídicas y las parábolas indirectas simples tienen una trama desarrollada. Las parábolas “cuánto más” pueden tener o no una trama desarrollada.

      Las parábolas de Jesús principalmente son breves, aun lacónicas. Las parábolas emplean solo palabras necesarias. Son sencillamente directas. B. Gerhardsson identifica cincuenta y cinco mashālim narrativas, de las cuales treinta y tres (el 60 por ciento) tienen solo cuatro versículos o menos y solo nueve de las cincuenta y cinco (el 16 por ciento) tienen diez versículos o más.85 Las parábolas tienen una extensión de uno a veintidós versículos. Por lo general, su brevedad excluye detalles innecesarios. Se omiten personajes y descripciones no necesarios, y pocas veces trata sobre los motivos. Se ignoran las interrogantes que consideramos importantes. Los detalles de las personas son “descripciones superficiales”, en el lenguaje de los expertos en relatos. O sea, se da pocas particularidades de los personajes como apariencia, historia o psicología, de modo que uno pueda efectivamente imaginar la persona. A excepción de Lázaro yAbraham en la parábola El rico y Lázaro (Lc 16.19-31), todos los personajes son anónimos. Debido a esta brevedad, no es válido preguntar dónde está la madre en la parábola del hijo pródigo. Esta brevedad también significa que se omiten o reducen las acciones, y deja que el lector complete lo obvio. Nótese en la parábola de la gran cena (Lc 14.16-24) cómo ésta se reduce en los versículos 21 y 22; el oyente o lector debe suponer que el siervo cumple el mandato dado en el v. 21b de invitar a los rechazados de la sociedad, y en el v. 22 éste afirma que está listo para el siguiente paso.

      Las parábolas se destacan por su simplicidad y simetría. Nunca hay juntas dos o más personas o grupos en una misma escena.86 No vemos una relación simultánea del padre con su hijo pródigo y el hermano mayor, sino con cada uno de ellos por separado. La simplicidad y la simetría de las parábolas es evidente, como en el folclore de otros lugares, porque centran en dos o tres personajes (o grupos), aun si se menciona un número mayor. Nótese de nuevo la parábola de la gran cena, que habla de un hombre que invitó a muchos a un banquete, pero se mencionan sólo tres personas y habla de ellas como si fueran la lista completa de los invitados. Las descripciones de los personajes y las acciones en las parábolas a menudo usan estructuras balanceadas, contrastes, repeticiones y paralelismos de tal forma que los patrones de simetría resultan obvios. Nótese, por ejemplo, la simetría en las parábolas de los dos deudores (Mt 18.23-35) y de los talentos (Mt 25.14-30). Prestar atención a la simetría es clave en la interpretación, pero no se debe forzar la simetría en las parábolas.

      Las parábolas de Jesús centran mayormente en los seres humanos. Con excepción de la versión de Marcos de la parábola de la semilla de mostaza (4.30-32), aun las parábolas que comparan el Reino con una semilla incluye un sembrador humano de la semilla. En apariencia, las parábolas de Jesús no son narrativas que describen a Dios o el mundo animal o la naturaleza. Son “narrativas de costumbre”87 y reflejan lo que tenían en común las personas de la Palestina del primer siglo, la vida de agricultores, pastores, señores y siervos, mujeres, padres e hijos y ocasionalmente la de reyes. Su humanidad las hace interesantes en sí mismas, pero mediante el reflejo, ellas tratan de cambiar el comportamiento y hacer discípulos. Su propósito principal es motivar una respuesta en las personas.

      Las parábolas son descripciones ficticias de la vida cotidiana, pero no necesariamente representan eventos cotidianos. Es todo lo contrario. Algunas son realistas y otras no.88 Algunas pueden referir eventos históricos, pero no describen historias verdaderas. Debido a las hipérboles y los elementos de sorpresa o casualidad, las parábolas con frecuencia son pseudorealistas y contienen elementos que impresionan.89 Por ejemplo, es poco probable que alguien de la Palestina del primer siglo tuviera una deuda de diez mil talentos (equivalente a millones de dólares), como sucede en la parábola de los dos deudores (Mt 18.23-35). Además, los eventos en la parábola de los obreros de la viña, donde el dueño de la viña sale cinco veces a contratar obreros, es imposible, a menos que el viñedo estuviera al lado de la plaza. Sin embargo, se ha enfatizado demás el elemento sorpresa en las parábolas de modo que se supone que todas las parábolas no son lo que se espera y que “trastorna el mundo”.90 Es cierto que algunas parábolas desordenan el mundo, pero muchas no. No se debe forzar a que todas las parábolas funcionen de la misma manera.

      Las parábolas son atractivas; se narran para crear interés, y con el empleo de varias tramas atrae oyentes y les obliga a tratar con los temas de la parábola. Ya se han mencionado los elementos de sorpresa y turbación. Las parábolas también usa el soliloquio (en particular en Lucas), el diálogo, la exageración y los detalles concretos. Las parábolas urgen a la introspección y requieren una decisión. A menudo demanda que el oyente o lector juzgue los eventos de la historia y entonces requiere que este dicte un juicio similar sobre temas religiosos. Veintidós parábolas empiezan con una interrogante como “¿Cuál de vosotros…?”, “¿Qué pensáis…?” o “¿Cómo…?”91 Otras parábolas usan interrogantes al final del relato. Aun cuando no haya preguntas explícitas, las parábolas tienen la intención de responderlas. Encontrar

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